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POV LISA.

—Hola, Polly.—dije al pasar junto a Molly, su gata, en dirección a la tienda de comestibles. Hablar con Rosé me había tranquilizado, y me había pasado la mayor parte del día anterior durmiendo. Hoy todo parecía más luminoso. El sol me daba la razón, y, cuando oí el motor del coche de Jennie alejándose, decidí ir a por helado y brócoli.

Polly se detuvo bruscamente y se dio la vuelta.

—¿Te has enterado de que tenemos una estrella de cine viviendo en Worthington?

Se me revolvió el estómago.

El secreto había salido a la luz.

—¿En serio? ¿Quién te ha dicho eso?

—Bob me ha dicho que su hija vio a alguien por allí… — Señaló en dirección a la tienda de comestibles.

Asentí, tratando de mantener en mi rostro una expresión neutral.

—Bueno, Worthington es un lugar precioso. Seguro que llama la atención.

—He oído que es muy guapa. Y que huele muy bien.

—¿Has estado oliendo a los turistas otra vez?.—me burlé.

Se encogió de hombros.

—Solo lo he oído. Además, es muy educada, por lo que dicen.

—¿Estaba dando una vuelta por el pueblo?

—Al parecer, comprando leche y patatas fritas. Firmó algunos autógrafos y se hizo fotos con la gente.

¿Cómo había sido tan tonta? Siempre era la última en enterarme todo lo que ocurría en ese lugar.

—Hablando de eso, yo también voy a comprar algunas cosas. —Me despedí con la mano y me metí en el pequeño
supermercado.

Cogí una cesta y recorrí los tres pasillos en un tiempo récord.

Mientras esperaba en la cola para que me cobraran, me llamó la atención la revista que había junto a la caja registradora.

Ahí estaba ella, sonriéndome desde la portada de un popular tabloide. ¿Cómo era posible que no me hubiera fijado antes en ella? Quizá no hubiera visto sus películas, pero debía de haber visto su cara cientos de veces.

Dejé la cesta en el mostrador y rápidamente metí también un ejemplar de la revista, esperando que pasara desapercibido.

—Está viviendo en el pueblo.—dijo Momo mientras pasaba el código de barras de la revista y la metía en la bolsa—. Ayer estuvo aquí comprando leche, patatas fritas y chicles. Yo misma la atendí.

—¿De verdad?.—pregunté, tratando de parecer poco interesada.

—Al parecer, compró también cerveza en la licorería. — Escaneó los demás artículos que tenía en mi cesta—. Es muy educada, y el doble de guapa al natural.—añadió, haciendo un gesto para señalar la revista.

No necesitaba decirme lo guapa que era, porque ya lo sabía.

Empujé el dinero hacia ella, desesperada por salir de allí y averiguar más cosas sobre la mujer con la que me había acostado. ¿Era en realidad el tipo de persona que se acostaba con alguien más cuando iba a casarse? Quise salir de allí para poder abrir esas páginas y ver lo que decían.

 ¿Era en realidad el tipo de persona que se acostaba con alguien más cuando iba a casarse? Quise salir de allí para poder abrir esas páginas y ver lo que decían

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