Scandal

11

POV LISA.

—Hola, señora Wells.—dije, empujando la puerta. Iba a empezar a cerrar las puertas con llave, y la señora Wells debía hacer lo mismo. Quizá estuviéramos en Worthington, pero había un montón de extraños (y estrellas de cine poco fiables) durante la temporada turística. Dejé la compra sobre la encimera—. Hola, Harold.—saludé al gato atigrado canela, que siseó y levantó su cola en el aire, ofreciéndome una vista ininterrumpida de su trasero mientras salía por la puerta. Qué apropiado; ese era exactamente el tipo de respeto que el mundo me mostraba en ese momento.

Terminé de sacar la compra de las bolsas y fui al salón a ver a la señora Wells.

—He oído hablar de tu nueva vecina.—dijo antes de que pudiera posar las nalgas en la silla—. Al parecer, es una estrella de cine.

No había visto a Jennie desde que le había echado la bronca el día anterior.

Si era sincera, había estado evitándola.

No quería encontrarme con mi rollo de una noche, que había acabado convirtiéndose en una pesadilla.

Ni siquiera quería pensar en ella.

—La verdad es que no estoy pendiente de esas cosas.— respondí, mirando la televisión apagada. Tras haber buscado a Jennie en Google, me sentía estúpida por no haberla reconocido.

—También he oído que es muy guapa. ¿Crees que tal vez es la que los espíritus me dijeron que iba a aparecer en tu vida?

Resoplé.

—Lo dudo. —No sabía qué pensar de que tuviera una novia contratada. No tenía sentido. Seguro que había mil chicas que habrían estado encantadas de ser su novia de verdad. ¿Por qué elegir deliberadamente a alguien que, según ella, tenía novio?

—¿No crees que es guapa?.—preguntó la señora Wells.

Por supuesto que sí.

No hacía falta decirlo.

Aunque, en serio, ¿cuántas estrellas de cine feas había?

—La apariencia no lo es todo.

—Es cierto, querida, pero es bueno que haya esa atracción inicial.

Puse los ojos en blanco.

Su intención era buena, pero yo no estaba de buen humor, y ya había pensado en Kim Jennie lo suficiente como para llenar toda una vida.

—Apenas la he visto. Supongo que trabaja muchas horas. —Era una mentirijilla.

—Bueno, hay que ser amables Podría agradecer una cálida bienvenida de los habitantes de Worthington. Llévale un poco de esa crema de cuajada de limón que haces.

¿Estaba tomándome el pelo?

—Le agradezco que intente tenderme una trampa y todo eso, señora Wells, pero estoy demasiado ocupada como para preocuparme de hacer dulces para una desconocida. —¿Acaso habíamos vuelto a los años 50?

—¡Oh, querida!, tienes que ordenar tus prioridades. Una no debería estar demasiado ocupada para el amor.

—Tiene razón.—dije para evitar una discusión, aunque prefería ir a casa y trabajar en mi colección—. Gracias, señora Wells. Le he guardado la compra. Llámeme si necesita algo. —Le di una palmadita en la mano y me levanté para irme.

—Eres una buena chica que se merece a una buena persona.

A pesar de que estaba a favor de Kim Jennie, era agradable pensar que la señora Wells me estaba apoyando a mí.