Scandal

25

POV JENNIE.

El calor de Los Ángeles era sofocante, pero la forma en que el aire acondicionado me helaba hasta el tuétano era peor.

Estaba sentada ante la piscina, en el balancín que había comprado para Lisa.

Había querido tener un trozo de Maine en Los Ángeles para cuando llegara, pero en ese momento me preguntaba si alguna vez iba a poder enseñárselo.

Tal vez podía enviárselo a Worthington.

Lo único en lo que había podido pensar en la semana que había transcurrido desde que ella se había ido era en todo lo que había perdido.

Lo que mi trabajo me había costado.

Ella se había marchado y no respondía a mis llamadas ni a mis mensajes.

El teléfono vibró en el bolsillo, así que lo saqué y lo puse al lado del guion de La batalla final, que había llegado hacía unos días.

El nombre de Minho parpadeó en la pantalla.

Sin duda, me estaba controlando, asegurándose de que me gustaba lo que estaba leyendo.

Ni mucho menos.

Era casi el peor guion que había leído nunca. Llevaba más o menos la mitad y, aunque el papel para el que me querían contratar era el principal, solo había unas pocas páginas de diálogo, la mayoría de las cuales eran cursis.

Nada de esa película anunciaba un éxito de taquilla.

—Hola, Minho.—respondí.

—¿Cómo está hoy mi clienta favorita?

No solía mostrarse tan alegre.

—¿Soy tu clienta favorita? ¿Por qué?

—Acabo de hablar por teléfono con el agente de Anthony Scott. Tengo una oferta para ti.

El corazón me dio un vuelco.

—Oh, genial. —Incluso yo misma supe que mi voz sonaba plana.

—¿Genial? Es mucho más que genial. Lo has conseguido. ¿Has leído el guion?

Las palabras de Lisa seguían resonando en mi cerebro.

¿Había permitido que Minho y Sinclair dirigieran mi vida? ¿Que tomaran decisiones por mí?

Desde que había llegado a Los Ángeles había tenido claro que quería llegar a la cima, y la cúspide del éxito en Hollywood era conseguir una saga cinematográfica.

Minho y Sinclair estaban en el mismo barco que yo, así que eso era lo que todos queríamos.

Era la razón por la que había aceptado salir con Hyunji.

Era la razón por la que había dicho que sí a las tres últimas películas y a aquel calendario infernal.

Cada decisión que había tomado me había llevado a ese momento.

Era lo que yo quería.

Minho y Sinclair solo estaban haciendo su trabajo.

Solo que nunca me había preguntado si valía la pena.

Nunca me había detenido a preguntarme si eso aún era lo que quería. Y, en ese momento, con el éxito a mi alcance, solo podía pensar en Lisa.

—Todavía no lo he terminado.—comenté, deslizando la mano por las páginas—. Lo que pasa es que sigo pensando que todavía estoy interesada en convertir Los hermanos en una película.