Amara tuvo que bañarse con agua fría, lo cual le vino bastante bien, pues su sueño le había hecho hervir por dentro, apretaba los muslos solo con recordarlo.
Sansa debía estar enfadada, así que se aseó lo más rápido que pudo, se cepilló el pelo y se puso un sencillo vestido rojo oscuro, el vestido se ajustaba a su cuerpo y aunque simple, era bonito, su tío acostumbraba a enviarle telas hermosas para que se confeccionara bellos vestidos, tenía que reconocer que se le daba bien la costura y que su tío tenía buen gusto.
Con el pelo suelto salió a toda prisa de su dormitorio, el castillo estaba en silencio, los hombres habían salido. Se encaminó rápidamente al encuentro de Sansa y al entrar vió a esta malhumorada.
- Llegas tarde, ¿dónde estabas?
La pelirroja estaba muy enfadada.
- Lo siento, me quedé dormida en la bañera.
Amará tomó el bordado y comenzó a dar puntadas, Sansa la miró entre enfada y divertida.
- ¿En serio? Eso te pasa por andar haciendo cosas de hombres, una dama no juega con espadas.
Amara sonrió para sí misma, algunas damas preferían otro tipo de espadas pero eso no lo comentaría con Sansa.
- Milady podría ser más comprensiva, podría haber muerto ahogada en la bañera. - dice Amara de forma cómica fingiendo un desmayo.
Sansa se echó a reír, puede que no aprobará algunos comportamientos de Amara, pero era su mejor amiga al fin de cuentas. Pasaron el resto de la tarde riendo y trabajando en el bordado del vestido de Sansa, para cuando los hombres llegaron ya estaba casi terminado.
- ¡Sansa! ¡Amy, venid! Padre ha vuelto y nos ha traído algo. - Arya entró corriendo en la habitación emocionada.
Las chicas se miraron extrañadas y decidieron seguir a Arya hasta el patio, allí Lord Stark junto a Robb, Theon, Bran y Jon cargaban seis hermosos cachorros, eran lobos huargos, uno para cada hijo Stark, incluso Jon, que sostenía sonriente un pequeño lobo albino. A Amara se le calentó el corazón al ver al bastardo tan feliz. El resto de niños Stark estaban entusiasmados con sus cachorros y se los mostraban a Amy.
- ¡Mira Amy! ¡El mío se llamará Peludo! - el pequeño Rickon de ocho años le mostraba su pequeño lobo negro de ojos verdes.
- Que nombre tan tonto para un huargo, mi loba se llamará Nimerya.
- No es tonto, ¡Tú eres tonta!
Arya y Rickon empezaron a pelear mientras Bran sostenía su lobo al lado de Amara.
- ¿Cómo llamarás a tu lobo, Bran? - le preguntó al niño.
- No lo sé aún.
. . .
Era una noche fría y sin luna. La hora del lobo estaba cerca, así que Amara se colocó su capa y se deslizó por detrás del tapiz de su habitación. Conocía muy bien el camino, al final del laberíntico corredor había una puerta, que conducía a unas escaleras que se introducían en la tierra y llevaban a una sala escondida. No sabían quién construyó esa sala, y estaban casi seguros de que Lord Stark no conocía de su existencia, por lo que se había convertido en su refugio favorito desde que lo encontraron.
Amará atravesó el umbral de la sala y cerró la puerta, lobos y arcianos estaban tallados en las paredes de roca que estaban templadas al tacto por las aguas termales que rodeaban invernalia y la calentaban desde abajo. La chica se quitó la capa sintiendo el agradable calor de la sala en su cuerpo, las mullidas alfombras acariciaban sus pies. Aquella sala era su refugio y se habían ocupado de mantenerlo limpio y acogedor desde que lo encontraron.
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El príncipe del invierno - Jon Nieve
Fanfiction¿Qué es el honor, comparado con el amor de una mujer? ¿Qué es el deber, comparado con el calor de un hijo recién nacido entre los brazos, o el recuerdo de la sonrisa de un hermano? Aire y palabras. Aire y palabras. Solo somos humanos, y los diose...