4. Fuego entre la nieve

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5 años después.

- ¡Vamos Robb, no te dejes dominar! - gritaba Theon desde el otro lado del patio, el joven Greyjoy había pasado a formar parte su vida tras el intento de rebelión de Lord Greyjoy.

Amara y Robb practicaban con la espada, y ella se lo estaba poniendo francamente difícil. Mientras sus hermanos reían. Desde la galería Sansa miraba a Amy con desaprobación junto a Lady Stark, Arya por su parte animaba a la joven.

Sus espadas de madera chocaban sin tregua, con un ágil giro, la chica golpeó la espalda de Robb, haciendo que cayera sobre la rodilla derecha.

- ¿Necesita una mano Milord? - bromeó Amara.

- Ya es suficiente, veamos qué haces con un espadachín de verdad - Jon Nieve ayudo a su hermano a levantarse y con una sonrisa se puso en guardia frente a ella.

La chica no lo dudó, atacó sin piedad. Sin embargo, no podía competir con Jon, decían de él que estaba destinado a ser la mejor espada del Norte, apenas le hicieron falta cinco minutos para posar su espada en el cuello de la joven, que se rindió a regañadientes.

- Has vengado mi honor hermano - Robb palmeó la espalda del bastardo, este río por lo bajo ante la mirada enfadada de la chica.

Theon se encaminó hacia la chica con su habitual actitud altiva y desagradable.

- Yo podría enseñarte un par de movimientos preciosa - le dijo peligrosamente cerca de sus labios.

Jon lo vió, y se disponía a abalanzarse sobre el Greyjoy cuando su hermano le detuvo poniendo una mano en su pecho.
Amy miró a los ojos de Theon mientras le propinaba una patada en la entrepierna que lo tiro al suelo con un grito de dolor. Se agachó junto a él para susurrarle algo y luego se incorporó.

- ¿Lo has entendido? - preguntó a Theon.

- Si, Milady - contestó el chico aún en el suelo.

Robb y Jon contemplaban la escena sonrientes, sobre todo Jon, ella no necesitaba a nadie que la salvara, la contempló adentrarse en el castillo hasta que Robb llamó su atención.

- Suficiente entrenamiento por hoy, ve a lavarte, padre quiere que lo acompañemos a una ejecución.

Jon asintió y entro por la misma puerta por la que minutos antes había desaparecido Amara, ella estaba hablando con una de las cocineras, una joven de pelo oscuro, parecían reír sobre algo. Jon decidió tomar otro pasillo para interceptarla en el camino, así que se escabulló sin ser visto.

- Que tengas buen día Fiona - se despidió Amy de la cocinera.

- Igualmente Milady - la joven se despidió con una ligera reverencia y volvió hacia las cocinas.

Amara retomó su camino hacia su habitación, había quedado con Sansa para ayudarle con un bordado y debía asearse primero. La joven se encontraba distraída en sus pensamientos cuando una mano la tomo por la cintura y la arrastró un rincón oscuro. Su espalda quedó contra el pecho del desconocido que le había tapado la boca para que no gritara.

- Casi me ganas esta vez - susurró Jon en su oído y retiró la mano que aprisionaba su boca, la chica se giró.

- Claro que no - ella se acercó a sus labios sin dejar de mirarle a los ojos, mientras jugaba con los rizos de la nuca del bastardo- quizás deberías darme clases particulares.

- ¿Cuando? - susurró Jon cerca de sus labios.

- Está noche, a la hora del lobo. - ella se acercó a sus labios dándole un corto beso y se alejó corriendo, dejándolo allí plantado.

El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora