La noche llegó con rapidez tras el improvisado torneo. Delilah recogió levente su pelo, dejando sus rizos sueltos. La ayudó a colocarse un hermoso vestido color vino, repleto de bordados en negro, con un escote pronunciado. Sin duda, lucía hermosa.
La noche trascurrió entre musica, baile y risas, tuvo que aceptar bailar con todos los jóvenes que se lo pidieron. Jon estaba viéndola a lo lejos, desde el otro lado del salón, deseando poder sacarla a bailar, aunque no supiera. Recibió regalos hermosos traídos por los lores y sus hijos, Robb le entregó la espada de Jon, guiñándole el ojo. Lord Eddard le regaló una hermosa montura, acompañada de riendas a juego, su tío le había contando de su regalo, sin duda.
Ya era tarde cuando la fiesta decayó, los hombres estaban borrachos, los niños se habían retirado hacía tiempo y las mujeres se disculpaban para ir a descansar. Amara vió su oportunidad, no había visto a Jon desde la tarde, ni en toda la noche. Salió del salón dejando a su tío charlando con Ned Stark, el resto de Lores o se habían retirados o estaban muy borrachos como para hablar de otra cosa que no fueran sus batallas pasadas. Lord Glover y Lord Stark salieron a dar un paseo hasta el bosque de los dioses, el aire fresco de la noche limpiaba sus pulmones.
- Amara es una muchacha maravillosa, temo el día que te la lleves de Invernalia.
Galbart asintió, amaba a su sobrina y pasaría la noche alabándola, pero había otro asunto que le reconcomía.
- Gracias, ella me llena de orgullo, al igual que tus hijos deben llenarte a ti de orgullo también.
Lord Eddard asintió.
- Pero dime Ned, ¿qué será de él?
- ¿De quién? - Lord Stark miró a su amigo extrañado.
- De Jon. Es joven, fuerte, valiente, la mejor espada que he visto. De haber nacido legítimo podría haber estado al servicio del mismo rey.
Eddard Stark bajó la mirada, no lo había pensado demasiado, en realidad. Toda su vida se había preocupado por la seguridad de Jon, por mantener la promesa de que el niño creciera sano y salvo. Pero ahora era un hombre, ¿qué sería de él?
- Podría quedarse aquí, con Robb, podría, no sé, entrenar a sus hijos, ayudarle a ser un buen señor.
Ned sabía que Jon valía más que eso, pero, ¿qué otra cosa podía hacer? El chico había nacido para ser un príncipe y por el contrario debía llevar la vida de un bastardo.
Lord Glover bebió de su vino y asintió.
- No voy a preguntarte quién es su madre, si no lo quieres decir, respeto eso. Pero, lo que no entiendo, es porque no lo has legitimado aún. Un muchacho como él, el rey es tu amigo, no dudaría en hacerlo.
- No puedo Galbart.
Y no podía, no solo por su esposa, ella jamás se lo perdonaría, también por su hermana. Ned no se creía con el derecho de reclamarlo como suyo, llevaba su sangre pero no era su hijo y no podía llevar su nombre.
- Los dioses sabrán tus motivos y no los discutiré. Pero no soy ciego Ned, he visto al chico, él no es como nosotros, es norteño, pero solo en parte. - Galbart no sabía cómo explicarlo pero el joven Nieve le era familiar de forma extraña. - Además, puedo ver lo que ocurre.
Ned se sorprendió, estaba intrigado y también aterrado.
- Lo he visto Ned, he visto como la mira, he visto como ella lo mira a él. Como le sonríe.
Ned negó.
- Se conocen desde niños, son amigos, se tienen cariño.
Él también lo había visto pero prefería ignorarlo, al ignóralo esas miradas se quedan en eso, miradas. No había hecho ningún esfuerzo por averiguar si era algo más, no deseaba hacerlo.
- No me malinterpretes Ned, me gusta el muchacho.
A esas alturas Lord Stark estaba confundido. Lord Glover sospechaba de un romance entre su sobrina y el bastardo, pero no estaba furioso.
- No lo comprendo Galbart.
El nombrado suspiró. De pronto escucharon risas, el gran arciano blanco los amparó en la oscuridad.
. . .
Entre risas, Jon levantaba a Amara y la hacía girar para luego bajarla y besarla. Le susurraba palabras al oído que le hacían reír y sonrojarse.
- ¡Para ya! - la chica lo besó en los labios y salió corriendo.
Jon la atrapó por detrás con facilidad, y beso su cuello.
- Debería follarte debajo del arciano para que todos los dioses lo vieran. - susurró en su oído.
Amará sonrió y sus piernas temblaron, sabía a lo que se refería. Las palabras de Jon escondían rabia y necesidad. Rabia por ser un bastardo y necesidad de gritar a todos que era suya pero no poder tenerla.
Escucharon un ruido.
- Vámonos de aquí. - le apresuró la chica.
- Seguramente solo sea Fantasma, persiguiendo un conejo.
Amará negó, no iba a arriesgarse, arrastró a Jon fuera del Bosque de los Dioses, hasta el Invernadero. La propuesta del bastardo la llevarían acabo en otra ocasión.
. . .
Galbart y Eddard no habían escuchado a los chicos, pero si habían visto sus risas y sus besos. Eso confirmaba sus sospechas.
- Eddard... - Lord Glover habló el primero. - Lo que quiero que comprendas es, que él no tiene nada que ofrecerle, ni título, ni tierras, ni siquiera un nombre... Solo su sangre y su valía. Ojalá fuera suficiente.
Ned Stark lo sabía, esa noche rezó a los dioses para que iluminaran su camino, para que le mostraran que hacer. Luego bajó a las criptas y lloró ante la tumba de su hermana.
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El príncipe del invierno - Jon Nieve
Fanfic¿Qué es el honor, comparado con el amor de una mujer? ¿Qué es el deber, comparado con el calor de un hijo recién nacido entre los brazos, o el recuerdo de la sonrisa de un hermano? Aire y palabras. Aire y palabras. Solo somos humanos, y los diose...