10. Regalo de cumpleaños

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Era de madrugada y Amara estaba en su dormitorios junto a Jon, el día de su dieciocho cumpleaños aún no había amanecido y el bastardo ya estaba ansioso por darle su regalo.

- Cierra los ojos.

- ¿Por qué? - preguntó coqueta.

Jon estaba desnudo de cintura para arriba y rió ante su pregunta, ella estaba recostada en su cama. Jon le tiró las pieles de la cama sobre la cabeza.

- ¡No mires!

Tras varios segundos Jon le retiró las pieles que la cubrían, ante ella sostenía una caja de madera. Amará tomó la caja y Jon se sentó junto a ella en la cama. Al abrirla descubrió una espada y sonrió mirando a Jon.

- ¿Para mi?

- Claro. - Jon rió.

Sacó la espada de la caja, estaba en una bonita vaina de madera cubierta de piel banca adornada con finos cordones de cuero rojo anudados formando un bonito dibujo. Amará pasó los dedos por la vaina y luego sacó la espada. Era más pequeña que una espada normal, perfecta para ella, también pesaba menos, podría agarrarla con una mano,
La hoja relucía a la luz de las velas. La guarda era plateada y sencilla. La empuñadura estaba forrada con cuero blanco y al igual que la vaina, estaba adornada con cordones rojos, una hermosa piedra roja pulida y redondeada hacia de pomo.

Era una espada muy hermosa, tenía el rojo de los Glover, le recordaba a un arciano, a Fantasma, le recordaba a Invernalia, a Jon...

- ¿Te gusta? - preguntó el bastardo al rato al ver que la chica no respondía.

Amara guardó la espada con cuidado y salto sobre Jon para abrazarlo, provocando que cayeran los dos sobre la cama.

- ¡Me encanta! - gritó y lo besó.

Jon rió y atrapó sus labios rodando en la cama hasta quedar encima de ella

- Debes decir que es un regalo de Robb, él está de acuerdo. Te la dará mañana, en el banquete, debes fingir sorpresa. - le dijo entre besos.- ¿De acuerdo?

Ella asintió y lo besó, la mano de la chica se coló en su pantalón, suerte que Delilah le había dejado preparado un té de la Luna.

. . .

El día amaneció claro y hermoso a diferencia que el día que nació, Jon se había quedado dormido y seguía allí para cuando Delilah llegó a despertarla.

- ¡¿Como se te ocurre?! - le regañaba en voz baja mientras le lanzaba su ropa a la cara mientras el chico intentaba vestirse.

- Tranquila, tranquila, ya me voy, ya me voy.

El joven salió como pudo cargando su ropa y la caja de madera mientras Amara reía. Delilah se apresuró a empezar a recoger el cuarto abriendo las ventanas para ventilarlo. Amy se escondió bajo las pieles que Didi retiró de golpe dejándola desnuda, se estremeció por el frió aire del Norte

- Pensaba llenarte de halagos por tu cumpleaños pero creo que los dioses ya te han bendecido bastante esta noche.

Le dijo la doncella entre enfadada y divertida.

- Debes tener cuidado, tienes suerte de tenerme.

Amara se desperezó y rió, tomó una bata y se la anudó. Al momento entraron varias criadas con cubos de agua humeante y una bañera. La llenaron y salieron rápidamente.

- Me hablas de discreción, pero tú vuelves de tus "lecciones de equitación" con el pelo revuelto y lleno de paja.

Didi levantó una ceja mirando a su señora mientras echaba aceites en el agua, a la doncella le encantaba usar todo tipo de aceites, esencias y cremas.

- No dejaré que pongas en duda mi honra y mis dotes para cabalgar. - Didi rió y salpicó a Amy que se quitó la bata y se sumergió en el agua.

- Los dioses me libren de poner en duda tus habilidades para cabalgar.

Delilah negó riendo y se afanó en recoger el cuarto, cambio las sábanas e hizo la cama mientras Amara se bañaba.

- Theon podría ser un buen esposo para ti, al fin y al cabo es el heredero de su casa. A los hijos del hierro no les importan los linajes, no te costaría convencerlo de que te hiciera su esposa.

Amara comentó despreocupadamente la idea, Didi permaneció en silencio mientras preparaba el vestido que se pondría su señora ese día, gris oscuro con flores rojas bordadas en el escote y mangas. Reservaría el vestido más llamativo para la noche.

- ¿Y vivir aburrida en las islas del hierro? - Delilah se giró. - ¿Que haría allí? ¿Contar cangrejos?

La rubia rió y ayudó a la castaña a salir de la bañera.

- Hablo enserio, es una buena oportunidad.

La rubia se quedó mirándola a los ojos y le sonrió.

- Yo también, no te dejaré Amy, tú me salvaste la vida. - la guió al tocador y comenzó a peinarla. - Además, no podría casarme con él, ya sabes cómo es, le tengo cariño pero terminaría matándolo.

Ambas chicas rieron mientras Delilah la ayudaba a arreglarse.

. . .

Los exploradores habían avisado en el desayuno que estandartes de la casa Glover se acercaban a Invernalia, esa noche se daría un banquete en honor al dieciocho cumpleaños de Lady Amara Glover de Bosquespeso. Algunos representantes de las casas nobles del Norte vendrían para la ocasión, los Karstark, los Umber, los Manderly, los Tully, los Frey... Los Bolton y los Mormont habían rechazado educadamente la invitación, Amara sospechaba que era porque, no tenían ningún joven que buscará esposa. Porque en parte para eso era la celebración, era joven y hermosa, debían mostrarla, estaba en edad de casarse.

Los Glover serían los primeros en llegar, y Amara estaba ansiosa, hacia meses que no veía ni a su tío ni a su abuela. Cuando los primeros caballeros entraron en el patio de Invernalia portando los estandartes rojos con el puño plateado de los Glover, Amara no pudo contener la emoción y corrió hacia su tío, este bajo rápidamente de su caballo y la abrazó.

- Mi princesa, cuanto tiempo sin verte. - le dijo abrazándola, luego se separó y la miró. - Cada día que pasa estás más hermosa.

- Gracias tío, le dijo feliz. - miró a su alrededor - ¿Y padre?

Galbart le sonrió triste.

- Decidió quedarse junto a Gawen para supervisar las tierras, pero te manda sus mejores deseos.

Amara sabía que no era cierto, pero no importaba, Galbart junto a Eddard eran sus verdaderos padres.

Pronto, el carruaje apareció en el patio, Lady Rowena Glover bajo de el con la elegancia que la caracterizaba. Abrazó a su nieta con cariño.

- Amara, tesoro, cuanto me alegro de verte.

- Y yo abuela.

Amy le devolvió el abrazo, la relación con su abuela había mejorado en la distancia, ambas habían aprendido a apreciarse a pesar de sus diferencias al extrañarse la una a la otra. Tras los correspondientes saludos, su tío le llamo la atención.

- Querida, no creas que hemos venido con las manos vacías. ¡Garrett! ¡El regalo!

El soldado llamado Garrett se apresuró a abandonar el patio, al momento apareció de nuevo, junto a él, la criatura más hermosa que Amara había visto jamás.

Garrett hizo al caballo trotar por el patio, su pelaje dorado resplandecía al sol y sus crines negras flotaban al viento, Amara estaba sin palabras. Su tío se acercó al caballo y Garret se lo cedió, tras esto, Lord Glover puso la cuerda que ataba al caballo en las manos de su sobrina.

Amara tocó la cara del animal que se restregó contra su mano, haciéndola sonreír. Por un instante creyó que estaba hecho de oro y sería frío al tacto, pero su pelaje estaba caliente y suave.

- ¿Te gusta? - su tío preguntó.

Amara lo miró sorprendida, ¿cómo no iba a gustarle?

- Tío... Es hermoso, demasiado hermoso.

- ¡Vaya! ¡Creo que nunca la había visto sin palabras! - rió Theon, Robb le dió un codazo pero también se rió por lo bajo.


El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora