43. Lores del Norte

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El salón estaba a rebosar. Los señores discutían entre ellos y con el pueblo libre, reinaba el caos en la estancia. Jon entró seguido de los Glover que tomaron asiento donde pudieron. El rostro de Amara se iluminó al ver a su tío. Ella se había quedado junto a Lyanna Mormont los niños, Alys y Sygorn. Sansa presidía la mesa, y junto a ella se sentó Jon y se hizo el silencio.

Lord Holt se levantó.

- ¡No podéis esperar que los caballeros del Norte luchen junto a intrusos salvajes! - espetó.

Tormund elevó la voz muy tranquilo desde el otro extremo de la sala.

- No somos intrusos, fuimos invitados. - contestó el gigantón pelirrojo.

- ¡No por mí! - contestó el Lord y volvió a sentarse.

Esta vez fue Jon el que levantó la voz.

- El pueblo libre y los norteños luchamos valientemente juntos y vencimos, Ned Stark decía que encontramos a los auténticos amigos en el campo de batalla.

Lord Dustin se levantó.

- ¡Los Bolton están derrotados, la guerra ha terminado, llegó el Invierno! Si los maestres aciertan será el más frío de los últimos mil años. Deberíamos irnos a casa antes de que lleguen las tormentas.

- La guerra no ha terminado. Y os lo prometo, amigos. El auténtico enemigo no se resguardará de la tormenta, traerá la tormenta. - Jon habló tranquilo y decidido.

Los murmullos corrieron por el salón. Todos se miraban entre ellos. Lord Tallhart se levantó y el salón quedó en silencio.

- Habláis de guerras venideras, de enemigos de los que solo hemos oído hablar en historias antiguas. - hizo una pausa - Pero yo estuve en la batalla aquel día. Decís que norteños y salvajes luchamos y ganamos, y por supuesto que lo hicimos pero hubo más.

Jon respiró hondo y miro a Lord Reed. Howland Reed también lo había visto ese día, pero no había dicho nada. Lord Tallhart continuó.

- Los que estuvimos allí vimos como columnas de fuego caían del cielo, como dos enormes bestias surgían de las nubes y luego volvían a desaparecer.

Los murmullos se intensificaron, se oían las palabras brujería, dragones, algunos sugerían que Lord Tallhart había perdido el juicio. Davos miró a Amara desde el otro lado de la habitación.

Galbart Glover se levantó.

- ¿Sugerís Lord Tallhart, que dos dragones resucitaron y vinieron al Norte a luchar por los Stark? - Lord Glover parecía divertido.

Los murmullos se empezaron a convertir en conversaciones alarmadas que agitaban el gran salón. Jon y Amara se miraron, era el momento, no tenían más salida si querían acabar con aquello de una vez. Jon miró a Sansa y esta asintió.

- Es cierto. - La voz de Jon se elevó sobre los murmullos y la sala quedó en silencio. - En la batalla, dos dragones nos socorrieron, sin ellos habríamos estado perdidos. Esos dragones se encuentran actualmente escondidos, en el bosque de los lobos.

El silencio en la sala era sepulcral. Nadie sabía que decir.

- Es ridículo negarlo, muchos los vieron pero callaron, puede que por miedo o confusión, pero es la verdad. - Sansa intervino.

- ¿Pretendeis que creamos que dominasteis dos bestias extintas para que lucharan por vos, un bastardo? - Lord Robett Glover atacó a Jon y su hermano le dió una mala mirada.

Amara miró a su padre decepcionada, una vez más. Jon bajó la mirada por un momento, con rabia y vergüenza. Las discusiones comenzaron de nuevo.

De pronto una pequeña voz se elevó en el salón. Cregan y Johanna se habían puesto de pie en sus sillas y Sigorn emitió un potente silbido para llamar la atención de la sala. Todos callaron.

El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora