33. El tablero

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Todos estaban sentados a la mesa comiendo. Sansa miraba extrañada el trozo de carne, intentando imaginar su procedencia. Los niños comían con ganas, el Muro los había hecho poco quisquillosos. Cregan estaba sentado al lado de la pelirroja y le llamó la atención.

- ¿No tienes hambre? Es jabalí, Fantasma y yo ayudamos a Ed a cazarlo.

- Lo siento por la comida, no somos famosos por ella, a pesar de la ayuda de Delilah. - se disculpó Ed.

- No importa, hay cosas más importantes.

Sansa le sonrió y comió un pedazo de carne. En el otro extremo de la mesa se escuchaban las risas de Didi, que estaba junto a Briar, ese hombre tosco, parecía hacerla feliz. La que no estaba contenta era Brienne, Tormund la miraba de forma extraña. Ed contemplaba el extraño cortejo del salvaje atónito, junto a Druna a la que parecía divertirle.

- Creo que a Tormund le gusta Brienne. - susurró Amara al oído de Jon, este rió por lo bajo.

- Pobre de ella entonces.

Ambos rieron. Un hermano juramentado entró en el salón, todos se volvieron.

- Una carta, Lord Comandante. - le tendió la carta a Jon.

- Ya no soy Lord Comandante.

Aún así tomó la carta, tenía el sello de los Bolton, Jon la abrió y leyó en alto.

- Al traidor y bastardo Jon Nieve. permitiste que miles de salvajes cruzarán el Muro. Habéis traicionado a los vuestros, habéis traicionado al Norte. Invernalia es mía bastado, venid a verme. Vuestro hermano Rickon está en mis mazmorras.

Amara y Sansa se miraron asustadas también Delilah las miró. Jon continuó.

- Tengo la piel de su lobo huargo en mi suelo, venid a verlo.

Los niños se tensaron y Cregan agarró la mano de Sansa, Johanna agarró la de su hermano.

- Quiero a mi esposa de vuelta, envíamela bastardo, y a la puta de Lady Karstark y sus hijos bastardos, y no os importunaré a vos, ni a vuestras amantes salvajes. No me los deis y entonces iré al Norte y mataré a todos los hombres, mujeres y niños salvajes que vivan bajo vuestra protección, veréis como los desuello vivos, veréis...

Amara miró a Tormund, a Briar y a Druna, la furia brillaba en sus ojos, también en los de Jon.

- Sigue. - le exigió Sansa

- Es más de lo mismo.

Sansa le arrancó el papel de las manos.

- Vereis a mis soldados turnarse para violar a vuestra hermana y a Lady Karstark, veréis a mis perros devorar a vuestro hermanito salvaje y a los pequeños bastardos. Luego os sacaré los ojos de las órbitas y dejaré que mis perros hagan el resto. Venid a verlo. Ramsey Bolton, Señor de Invernalia y Guardián del Norte.

- Señor de Invernalia y Guardián del Norte. - espetó Jon con rabia.

- Su padre ha muerto. - afirmó Amara

- Ramsey lo mató, y ahora tiene a Rickon. - añadió Sansa.

- Eso no lo sabemos. - Jon apoyó los codos en la mesa.

- Si lo sabemos. - replicó Sansa segura.

- ¿Cuantos hombres tiene su ejército? - le preguntó la jefa de clan.

- Le oí decir cinco mil cuando hablaba del ataque de Stannis. - respondió Sansa.

Jon se volvió hacia Druna y los demás.

- ¿Cuántos tenéis vosotros?

- Que puedan luchar y marchar, dos mil, el resto son niños y ancianos. - contestó Tormund.

El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora