A la mañana siguiente, despidieron a Sam y a Gilly. Amara podía notar la tensión de Jon. Sam era su mejor amigo y le dolía perderlo, pero sabía que estaría bien. Didi se acercó a ella, los niños jugaban con Fantasma.
- Tienes buena cara, ¿donde estuviste anoche?
Amara sonrió y miró a Jon que estaba con Tormund al otro lado del patio, este le sonrió de vuelta.
- Estuve con Jon, Sam y Gilly. Hablamos sobre su viaje y el traslado de los clanes.
- ¿Hasta la madrugada? - Didi levantó una ceja.
- Puede ser.
- Anoche preguntaron por Zaethor y Taelos.
Amy miró al cielo preocupada. No sabían nada de ellos, era la primera vez que se alejaban del Bastión de Kar.
- ¿No se lo has dicho, verdad? - le preguntó Delilah.
- ¿El que? ¿Que sus hijos hicieron eclosionar un huevo de dragón y que ahora hay dos enormes bestias rondando el Muro? Me tomaría por loca.
Delilah hizo una mueca y ladeó la cabeza.
- Dicho así tienes razón, pero a los dragones los he visto, a los caminantes aún no.
- Buen punto.
- El fuego mata a los caminantes. Tú has estudiado la historia de los Targaryen. ¿Cuál ha sido el jinete más joven?
- Rhaenyra Targaryen, con siete años, aún es pronto y no permitiré que mis hijos vayan a la guerra. Además, sus dragones no tienen experiencia en combate.
- Pero son grandes, podrían luchar sin jinetes, ellos... Ya sabes... Pueden hablar con ellos...
Amara lo pensó, era cierto.
- ¡Mamá! - Cregan fue hasta a ella corriendo y llamó la atención de Jon, este se acercó. - Anoche soñé con Zaethor, está triste, quiere verme.
Johanna llegó tras él junto a Fantasma.
- Taelos está enfado, dice que vendrá aquí a por mí, no le gusta este lugar.
Jon estaba muy confundido y miró a Amara en busca de respuestas. Ella acarició la cabeza de los niños.
- Ensilla tu caballo, saldremos a dar un paseo.
...
Amara iba con Johanna en Duncan, Cregan había querido ir con Jon y parloteaba sin parar sobre mamuts, osos, caballeros, y le acribillaba a preguntas. El joven bastardo estaba un poco abrumado.
- Allí.
Johanna señaló una gran arboleda, que parecía tocar el cielo. Al llegar al centro desmontaron y ataron sus caballos.
- ¡Māzigon rȳbagon, Zaethor! (Ven aquí, Zaethor) - Gritó el pequeño Cregan.
- ¿Skoriot issi ao Taelos? (¿Dónde estás, Taelos? - gritó también Johanna.
De pronto las copas de los árboles comenzaron a agitarse y el caballo de Jon se asustó y empezó a relinchar y a tirar para soltarse. Jon miró hacia arriba asustado cuando los dos grandes dragones empezaron a bajar y sacó su espada.
Amara le tocó la mano de la espada para que se calmara y la guardase.
- Está bien.
Jon contempló anonadado como los dragones se acercaban a los niños. Amara cogió su mano y se acercó a ellos.
Zaethor lo olió y se dejó acariciar por él.
- El es Zaethor, ¿es bonito verdad? - le dijo Cregan entusiasmado.
Jon sonrió mientras acariciaba al dragón aguamarina.
- Sí, sí que lo es.
Taelos se acercó un poco, le gruñó al principio pero dejó que le tocara el hocico. Johanna estaba confundida.
- No deja que nadie lo toque, ni siquiera mamá o Didi. - dijo la pequeña mientras rascaba el cuello de su dragón.
Jon no tenía respuesta para aquello, y de hecho no encontraba explicación para lo que tenía ante sus ojos.
- Al final Bran si encontró los huevos, me mandó una carta... - a Amara se le saltaron las lagrimas al recordar a Bran y a Rickon - Decía que habia soñado con ellos mientras estaba en cama y sabía dónde estaban y me los envío. Yo ponía uno de los huevos junto a mi tripa y cuando nacieron lo puse en su cuna. Al poco tiempo el huevo se abrió y nacieron dos dragones. No sé cómo, pero sucedió.
- Los Targaryen...
- Lo sé, Ned nunca dijo nada... En más me una ocasion he estado a punto de escribir a Howland Reed, él acompaño a tu padre en la Rebelión.
- Reed... Bran está con sus hijos.
- Bran... Creí que estaba muerto.
- Yo también, pero Sam lo vió en el Torreón de Craster, al parecer está bien.
- Bien, ¿y Rickon?
Jon negó. Amara se acercó a él y lo abrazó. Él besó su frente.
- Estaremos bien. - le dijo la chica aún abrazada contra su pecho.
- Eso espero.
Se quedaron allí un tiempo, Jon y Amara se acomodaron bajo un árbol mientras observaban a los niños. Johanna se había montado sobre el lomo de Taelos y le susurraba palabras en valyrio.
- ¿Cómo han aprendido valyrio?
Amy sonrió.
- Dicen hablan con los dragones y ellos les enseñan, una vieja bruja los llamó cambiapieles.
- Los salvajes me llaman Warg, dicen que estoy unido a Fantasma.
- ¿Y es cierto?
- No estoy seguro, por las noches, a veces sueño que soy Fantasma.
- ¡Soves! - Johanna gritó y Taelos comenzó a batir sus alas.
- ¿¡Johanna!? - Amara se levantó asustada.
El dragón empezó a elevarse antes de lanzarse hacia el aire junto con la niña que se aferraba a su lomo.
- ¡Johanna! - gritó Jon.
Cregan vió como su hermana volaba con su dragón y se quedó maravillado. Jon vió su expresión, era la misma expresión que ponía Robb cuando estaba a punto de hacer algo realmente estúpido.
- ¡Cregan no se te ocurra! - le gritó Jon.
- ¡Soves Zaethor, soves! ¡Iré a por ella!
El dragón se elevó también sin dificultad y emprendió el vuelo tras su hermano ante la vista de Jon y Amara, que corrieron fuera de la arboleda. En el cielo podían ver a los dos dragones, sus escamas relucían a la luz del Sol.
- ¿Qué hacemos? - Amara estaba aterrada.
Solo pudieron esperar, unos instantes después los dragones volvían, se posaron suavemente y los niños bajaron. Jon y Amara corrieron hacia ellos. Se apresuraron a comprobar que ninguno estaba herido y respiraron tranquilos.
- ¿Mamá nos has visto, estábamos volando?
- Cregan, debiste obedecer, nos habéis dado un susto de muerte. Johanna, aún sois muy jóvenes para montar.
Jon reprendía a los niños pero en su voz se notaba el miedo. Cregan agachó la cabeza y Johanna lo miró desafiante, manteniéndole la mirada. Jon no pudo resistirse más y los abrazó a ambos.
- Maldita sea. Sois muy valientes.
Amara podía ver como los niños lo abrazaban de vuelta y como sonreían, incluso Johanna lo hacía.
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El príncipe del invierno - Jon Nieve
Fanfic¿Qué es el honor, comparado con el amor de una mujer? ¿Qué es el deber, comparado con el calor de un hijo recién nacido entre los brazos, o el recuerdo de la sonrisa de un hermano? Aire y palabras. Aire y palabras. Solo somos humanos, y los diose...