36. Dormid bien esta noche

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El semental rampante ondeaba en los estandartes de los Bracken mientras se internaban en el campamento. Lothar Bracken iba a la cabeza. Se aproximó hasta Amara y desmontó.

— Lady Amara, quinientos hombres Bracken. Listos para luchar por usted.

Jon miró a Amara. Lothar rió.

— No os preocupéis Nieve. No me interesa, deseché la idea de casarme con ella hace años. Pero iré a la guerra por ella. Así se lo dije a mi padre.

— ¿Y le pareció bien?

— La casa Bracken es leal y orgullosa, al igual que la casa Stark. No dejaremos a los traidores campar a sus anchas.

Jon le ofreció su mano y este la tomó.

— Gracias amigo.

***

El campamento ebullía de actividad y anticipación a la batalla. Algunos hombres bebían, otros entrenaban, algunos rezaban a sus dioses...

Mientras, los lideres del ejército barajaban sus posibilidades. Amara se encontraba junto a Jon y Sansa delante del tablero, Tormund y Davos los flanqueaban. Didi  permanecía junto a los niños alejada de la mesa, pero cerca, con Fantasma siempre con ellos. Puede que aquel fuera su campamento, pero no se arriesgarían a perderlos de vista.

— Apenas sumamos 3000 hombres. - espetó Lord Tallhart.

— Insuficientes para enfrentarnos al ejército Bolton. - Le secundó Lord Hornwood.

Los hombres discutían y Amara observaba a Jon, este recorría el tablero una y otra vez en busca de una solución. Jon había defendido el Castillo Negro con peores números, pero aquello era diferente, defender una fortaleza no era lo mismo que batirse en campo abierto.

— Cada uno de nuestros hombres lucharan como diez de los traidores. - Lothar levantó la voz orgullo.

— Posees la imprudencia de la juventud, Bracken. - acusó Lord Tallhart.

— Y vos la cobardía de la vejez, Maderly.

— ¡Atreveos a repetir eso! - Lord Tallhart sacó su espada y Lothar hizo lo mismo.

Didi rodó los ojos ante la escena, Cregan parecía divertido y Johanna observaba impasible. Jon golpeó la mesa con ambas manos llamando la atención de todos.

— ¡Guardad los malditos aceros para el enemigo! - rugió - ¿Queréis luchar? Luchad ¿Queréis marcharos? Estáis en vuestro derecho, estos son los números, lucharemos con lo que tenemos, no tenemos otra opción. - sentenció Jon.

Druna miraba a Amara, tenían otra opción, ella lo sabía, era la misma que había sugerido Didi en el Muro. Los hombres volvieron a discutir. Amara dudaba, conocía a Jon, sabía que se negaría, que la odiaría por proponer aquello ante el consejo, pero debía hacerlo. Nada le aseguraba que los caballeros del Valle llegarían a tiempo, ni que serían suficientes. Estaba por hablar cuando el campamento se agitó de nuevo. Todos salieron a ver que ocurría. Al campamento llegaban cientos de guerreros, hombres y mujeres menudos, todos arqueros y lanceros. Tras ellos ondeaba el lagarto-león. Howland Reed había acudido a la llamada.

***

El señor del Cuello, era un hombre poco impresionante, pero de ojos astutos y compasivos. Al acercarse a Jon lo observó de arriba a abajo y le dió la mano con simpatía.

— Quinientos guerreros lacustres procendentes del Cuello para luchar por la casa Stark. - Anunció Reed.

— Lord Reed, agradecemos que se haya unido a la lucha por el Norte. - Sansa habló.

El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora