37. La víspera de la batalla.

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- Si fuese listo se quedaría intramuros de Invernalia y nos aguardaría. - comenzó Jon, los lores le observaban, así como los líderes salvajes. Amara y Sansa también estaban ahí.

- No es su estilo, sabe que el norte observa, si la ostras casas detectan debilidad de su parte, dejaran de temerle. No puede permitirlo, el miedo es su poder. - intervino Davos.

- También es su debilidad. Sus hombres no quieren luchar por él, se ven obligados a hacerlo, si ven que la marea cambia... - Jon parecía confiado.

Howland Reed lo observaba, sus palabras le preocuparon. Jon era un líder querido, los hombres luchaban por él. Howland Reed ya había visto caer a alguien así hacía más de 20 años.

- No son su hombres los que me preocupan, son sus caballos. Sé lo que pueden hacernos sus caballeros. Vosy Stannis nos atravesaisteis como una meada en la nieve. - el Matagigantes de acercó preocupado.

Jon reflexionó su comentario y señaló el mapa.

- Excavaremos trincheras a lo largo de los flancos, no podrán atacarnos como stanis os atacó en una doble envolvente.

Tormund lo miró confundido y Amara sonrió. Jon parecía no entender que ocurría.

- Una pinza. - insistía Jon.

Tormund seguía confundido.

- No podrán atacarnos por los flacos. - resumió Jon.

- Bien. - el pelirrojo asintió.

- Es crucial que dejes que sean ellos los que carguen. Tienen superioridad, necesitamos paciencia. - Howland Reed de dirigió a Jon.

Jon sabía que Reed habia luchado junto a su padre en la Rebelión, lo respetaba por ello, y apreciaba sus consejos

- Si dejamos que atraviesen por el centro, se adentrarán, los tendremos rodeados por 3 flancos. - continuó Lord Reed.

Jon asintió. Lothar se puso a su lado y apoyó las manos sobre la mesa de madera pulida.

- ¿De verdad creías que ese cabrón lucharía de hombre a hombre?

- No, pero quería enfurecerlo. Quiero que nos ataque con ahínco. - los ojos de Jon se concentraron en la llama de una vela cercana, sus ojos parecían desprender mas calor que el propio fuego.

Amara se levantó y tomó la mano de Jon para sacarlo de su trance, Sansa también se acercó con cara de pocos amigos. Davos lo notó.

- Deberíamos dormir. - El caballero de la cebolla incitó a todos a partir.

- Descansad, Jon Nieve. Os necesitamos listo mañana. - el pelirrojo dió una palmada en la espalda d eJon antes de irse.

Una vez todos se habían ido Jon se sentó cansado en una silla junto a la chimenea. Amara se posicionó detrás poniendo una mano en su hombro.

- Ya has conocido al enemigo y trazado tu plan de batalla. - Sansa habló.

- Sí, de algo servirá. - Jon forzó una sonrisa .

- Decís conocerlo por haber tenido una sola conversación. Tú y tus consejeros de confianza os sentáis para hace planes para derrotar a un hombre que no conocéis. He vivido con él, sé cómo funciona su mente, sé como le gusta hacer daño a las personas. No se te ha ocurrido pensar por tan solo un momento que yo tendría algo que decir. - el tono de Sansa era acusatorio.

- Tienes razón. - le contestó Jon calmado pero más tenso.

- Crees que caerá en tu trampa, no lo hará. Él es quien tiende trampas. - Sansa volvía a la carga

El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora