2. El patio de Invernalia

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Las celebraciones duraron varios días, en esos días, Amara se hizo muy amiga de los niños Stark, Robb era encantador, Arya los seguía a todas partes, y Sansa, aunque reticente se terminaba uniendo a sus travesuras. El niño de pelo negro se llamaba Jon, decían de él que era bastardo, pero Amara no entendía que significaba eso. Jon vivía en el castillo, jugaba con ellos, entrenaba con Robb y eran hermanos. Ella no entendía porque algunos lo insultaban y rechazaban.

Jugaban y corrían sin parar, Amara se encontraba feliz con sus nuevos amigos y Lord Stark invitó a su familia a quedarse unos días más en Invernalia. Su tío contemplaba feliz a los niños desde la galería junto con Lord Stark, oír la risa de su sobrina lo hacía feliz, sin embargo, su abuela no estaba conforme, veía inútiles sus esfuerzos con aquella niña salvaje y rebelde. Por otro lado, estaba su padre, este la ignoraba y se enfocaba en su primogénito, pues su hija era cada vez más parecida físicamente a su esposa y eso lo hería sobremanera.

- Los niños han congeniado bien, - le decía Lord Stark a su tío. - ¿no cree?

- Eso parece Lord Stark. - sonrió su tío sin apartar la vista de los niños.

En ese momento Amara cogió una bola hecha de barro y se la lanzó a Robb y este se la devolvió.

- ¡Amara! ¡Por los dioses antiguos y nuevos! - Lady Glover salía en ese momento al patio y presenció la escena - ¿Qué voy a hacer contigo? ¡Ve a cambiarte ahora mismo!

No pudo decir mucho más pues la niña salió corriendo enseguida perdiéndose junto a los chicos por las criptas de Invernalia. La señora gritaba a su nieta mientras los hombres reían en la galería.

- Podría quedarse aquí. - Lord Stark pensó en voz alta.

- ¿Milord?

- Amara, podría quedarse aquí, podría jugar con los niños, aprender a ser una dama junto a Sansa, y con el tiempo quien sabe, algún día Robb necesitará una esposa.

- Lo consultaré con mi hermano Lord Stark.

. . .

- ¿Dama de compañía? - pregunto Robett Glover a su hermano.

Galbart Glover había reunido a su madre y a su hermano para hablar sobre la propuesto de Lord Stark, este se había ofrecido a acoger a su sobrina en su casa, como dama de compañía de su hija, para criarla y formarla como una dama, y quizás en un futuro unirla en matrimonio con su primogénito.

- Es una propuesta muy generosa, pero deberíamos pensarl... - Lady Glover comenzó pero fue interrumpida de inmediato por su hijo menor.

- Sí, acepto la propuesta de Lord Stark, Bosquespeso ya tiene un heredero, una hija es solo un lastre, solo nos será útil cuando tenga edad de casarse y engendrar hijos para la casa de su marido.

Ante estas palabras poco podía hacer el señor de Bosquespeso, su amada sobrina se quedaría en Invernalia.

- Háganla pasar.

La niña entró de forma solemne en el salón, todos estaban en silencio, eso la asustaba, miró a su tío que la miró triste, luego a su padre. La mirada de su progenitor era fría, decidió volver la vista hacía su abuela, esta le ofreció su mano y cuando la niña se acercó se colocó detrás de ella colocando las manos en sus hombros. La pequeña se agarraba las manos nerviosa.

-Amara querida, debemos contarte algo. - Comenzó Galbart.

- ¿He hecho algo malo, tío? - Los ojos de la niña desprendían temor ante la mirada fría de su padre, pero se tranquilizaron al mirar a su tío.

- No, mi pequeña princesa del invierno, eso solo que... - Galbart se rompió en este punto, amaba demasiado a la niña como para dejarla, era como su hija.

-Te quedarás en Invernalia, serás la dama de compañía de Lady Sansa y aprenderás a ser una mujer como los dioses mandan. Despídete, partiremos en la mañana.

Robett Glover habló rápido y sin culpa, tras dar su breve explicación salió de la habitación sin siquiera mirar a que niña la cual sintió que el suelo se abría bajo sus pies.

--¡Padre, espera! - La pequeña sollozó, se volvió hacia su abuela - Abuela, ¿me dejáis aquí, no me queréis?

Lady Glover tomó la mejilla de la niña con cariño, puede que a veces le sacara de quicio su rebeldía, pero era su única nieta.

- Es por tu bien, mi niña, aquí serás feliz, podrás jugar con los hijos de Lord Stark y te convertirás en una gran dama, sé que me harás sentir orgullosa. - Lady Glover hablaba con el corazón en un puño, aguantando sus propias lágrimas.

La niña se abrazaba a su abuela llorando, pero tras estas palabras se volvió hacia el único que no la dejaría atrás, su tío. Lord Galbart Glover se encontraba cabizbajo, incapaz de mirar a su sobrina.

- Tío... por favor...

- No puedo hacer nada mi niña...

- No puedo hacer nada mi niña

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El príncipe del invierno - Jon NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora