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Regrese a casa después de la universidad. Pensé que Alex ya no encontraría en casa, pero para mi sorpresa todavía se encontraba ahí: Sentado en el sofá con el celular.

-¡Hola!, llegaste -dijo y sonrió.

-Hola -respondí cerrando por último la puerta de casa -Pensé que ya te habías ido.

-No -negó. Y yo me acerque para sentarme junto a él -Te hice de comer.

-¿En serio? ¿Qué hiciste? -inquirí y lo mire a los ojos.

-Cereal.

Tal respuesta hizo que le diera un golpe con el codo.

-Hot cakes.

-¿De verdad?

-Sí -y paso un brazo por detrás de mi nuca. Después se levantó y me observo desde arriba -Es mentira; yo no sé cocinar. Vamos a comer algo.

-¿Afuera?

-¿Dónde más, tonta? -estiro su brazo para que respondiera a su agarre y así lo hice -Vamonos.

Hubo una pausa.

-Pero mi tarea...

-Luego te ayudo con eso.

-¿Y la tuya?

-También tendrás que ayudarme con eso.

Caminamos y salimos ya estando en el borde de la acera.

-¿Te quedaras de nuevo a dormir acá?

Me senté en el asiento del auto. Él respondió.

-¿Quieres que ya me vaya de tu casa? -dijo en un tono de tristeza falsa tapándose el rostro con sus dos manos.

-No, no, no-negé apresurada -quiero que te quedes conmigo. «Siempre si es que se puede» pensé por ultimo

-Entonces me quedó contigo una noche más -dijo por fin prendiendo el motor del auto para echarlo a andar. -¿Donde quieres ir? Cerca de aquí hay un negocio "Rosie" así se llama. Venden de todo.

-Entonces vamos allá.

Y allí fuimos. Bajamos del auto y lo primero que se podía observar era un letrero color rojo con el nombre del negoció. Entramos juntos.

-¿Arriba o abajo?

-Arriba. Vamos al balcón. Hoy el día está muy lindo; quiero ver el cielo.

Alex me tomo de la mano y subimos las escaleras forradas de madera. Arriba había más mesas y a los costados se abria paso a los balcones. Todo muy lindo.

-No hay casi nada de gente.

-No.

-Eso es bueno.-volteé mirando el cielo azul y sintiendo como los rayos del sol tocaban mi piel desnuda. Pero no llegaban a quemar. Una pequeña brisa movió mi cabello y sonreí.

-¡Buenas tardes! -interrumpió el mesero.

-¡Buenas tardes! -le contesté aún mirando el cielo y después volteé -¡Justin! -quede boca abierta, gire mi rostro y miré a Alex.

- ¡Que sorpresa verte por aquí! -hablo sorprendido y me dio un pequeño golpe en el brazo. Bajé mi rostro intentando ocultar mi incomodidad -Me estabas ignorando en la escuela, pero sabía que no te ibas a librar de mí. El destino nos junto. Bueno...

«¡Ejem, ejem» carraspeo Alexis.

-¿Va a seguir platicando o ya nos va a mostrar los menús?

-¡Disculpe, señor! -respondío Justin por fin poniendo los menús en la mesa

-Soy joven-y Alex torció la boca con los brazos cruzados.

Tomé el menú y lo deslicé por la mesa para atraerlo hacia mí.

-¡Oye, Tn! ¿Para cuando una salida juntos?

-Emm...

-Se podría retirar, por favor.

-Lo siento, señor. En unos momentos me retiro, es que quiero hablar con mi amiga.

-No soy tu amiga, Justin.

-Si lo eres.

Alex tomo el menú y comenzó a leerlo. Lo primero que podía observar era miles de variedades de hamburguesas. Había también:papas fritas, pollo y algunos postres. A la vuelta de este estaban las bebidas: Maltedas, jugos, aguas y refrescos.

-Joven, le vuelvo a repetir que si se podría retirar. Necesito un tiempo a solas con mi esposa.

Me quede atónita al escuchar a Alex llamarme "esposa" y mi rostro se puso caliente.

-¿Tn? ¿No tu novio era Matteo? ¿Te casastes?

-No estoy casada.

-Entonces porque este señor loco dice que están casad...

-Pero pronto nos casaremos -interrumpió Alex -¿Podría dejar de ser tan chismoso? Y ya le dije que no soy "señor" soy "joven" mejor vaya y traigame una orden de papas fritas.

-Sí, Justin.

-¿Tú que quieres, amor?

«Ahora me a llamado amor»

-Emm... -moví rápidamente el menú y mencione lo primero que vi -Yo quiero una malteada de fresa

-Pide algo más -sonrió

-Y supongo que una hamburguesa.

Justin se estiro y tomó los menús.

-Me quejare con tu jefe sobre su comportamiento -advirtió Alex a Justin y el chico por fin se fue.

-No te enojes.

-No estoy enojado.

-Si lo estás -tomé la mano de Alex y comencé a jugar con ella -Para la próxima ya sabemos que no debemos venir aquí.

-Muy chismoso tu "amiguito"

-No es mi amigo.

Ahora nuestras manos estaban entrelazadas.

-¿Apoco si nos vamos a casar jovenazo? -mofé

La expresión de Alex se relajó. Y comenzó a reír nervioso.

-Es que ya me tenía harto ese tal Justin.

Volteó a otro lado.

-Pero igual y si se hace realidad ¿No crees? ¿Te gustaría?

-Ja,ja,ja. Tal vez.


















Mystery Girl | Quackity Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora