-Prologo-

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Muchos de nosotros conocemos el final de la franquicia Harry Potter. Siendo el de Warner Bros el que tenemos más en cuenta y, por supuesto, el que escribió J. K. Rowling hace bastante tiempo. 

Un final en el que muchos se sacrificaron protegiendo a sus seres queridos. Uno en el que el trío de oro se casó con las personas que más amaron en su juventud. Uno en el que sus hijos regresarían a Hogwarts para seguir los pasos de sus padres, enfrentándose a varias pruebas para ser magos y brujas impresionantes.

Ron y Hermione, por ejemplo, se conocieron en el expreso que iba hacia el colegio de magia y no se toleraban, así estén en calma; hasta que confesaron sus sentimientos y se aceptaron el uno al otro. Frente a sus hijos siempre sonreían, haciendo bromas y habían risas sin cesar. Pero en cuanto se quedaban solos, la casa se volvía silenciosa para ellos dos. Desde que Rose y Hugo ingresaron a Hogwarts, ellos encontraron maneras de entretenerse en la ausencia de sus hijos, además de una noche en la que los dos estaban juntos.

Por otro lado está el ya no tan niño que vivió y su esposa la, anteriormente, menor de Weasley. Harry Potter, a la edad de cuarenta y tres años, es jefe del Departamento de Seguridad Mágica como Auror. De vez en cuando iba a Hogwarts para dar clases, al igual que su mejor amiga, Hermione.

Esa era una mañana habitual, al menos desde hace un par de años, dónde los chicos estudiaban en el colegio de magia y Harry junto a Ginny se quedaban en casa. Pero la pelirroja casi siempre se encontraba ausente al igual que el moreno, ambos salían a trabajar. Ginny volvió a ser jugadora del famosísimo Quidditch y Harry como jefe auror en el Ministerio de Magia, que a su vez trabajaba para Hermione como actual ministra de Magia.

Una cosa que tiene infeliz a Harry, era el hecho de que tuvo pesadillas constantes de todos lo que han muerto protegiéndolo a él. Harry fue abriendo los ojos al sentir el ruido de unos bolsos ser tirados a los pies de la cama. Ve a su esposa guardando ropa del juego, toallas y demás. Supo en ese instante que algo estaba pasando.

-¿Ginny? -preguntó somnoliento-. ¿Qué paso? ¿Adónde vas?

-Hola, amor -responde la pelirroja dándole un beso en los labios-. Cambiaron la fecha del partido.

Ginny regresó a participar de los partidos de Quidditch, junto con las Arpías de Holyhead. Ella estuvo trabajando como corresponsal de Quidditch para El Profeta, pero en cuanto la buscaron ella aceptó de inmediato, además de que extrañaba jugarlo.

-Oh, oh -murmuró Harry-. ¿Cuándo será? -preguntó.

-Pasado mañana y me pidieron que vaya hoy para practicar -responde Ginny. Ella y Harry llevan casados veinte años y tienen tres hijos-. ¿Les escribirías una carta a los chicos? De seguro les gustara ir a ver a verme.

-Seguro... -bosteza y continúa-. El más feliz será James, conociendo esa admiración por el deporte. No dejó de enviarme cartas a la oficina pidiéndome que le dijera cuando volvieras a jugar... 

-Eso es por qué es hijo tuyo, amor -le dijo Ginny terminando de cerrar uno de los bolsos. Luego giró y se paró frente al espejo que tiene en el cuarto, Harry no le apartó la vista y comenzó a mirarla de pies a cabeza, aunque se detenía en algunas parte-. ¿Ve algo que le guste, señor Potter?

-De hecho, sí... -se puso de pie y caminó hasta ella. La abrazó desde atrás y fue dejando un camino de besos por su nuca hasta llegar a su mejilla izquierda-. Te ves sexy con tu uniforme de juego.

-Harry -murmuró Ginny colorándose por las mejillas. Ella giró sobre sus talones y abrazó a su esposo con todo el amor y cariño que tiene. Mismo que se profesan desde que comenzaron a ser una pareja hace ya mucho tiempo.

Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora