-Primera Prueba-

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A la mañana del martes, el día en el que se llevará a cabo la primera prueba del Torneo de los Tres Magos, la profesora McGonagall fue a buscar a Harry para llevarlo al campo en donde será la prueba. Ella no se veía como siempre; estaba casi tan nerviosa, tal vez mucho menos, que Hermione. Al bajar la escalinata de piedra y salir a la fría tarde de noviembre, le puso una mano en el hombro.

-No te dejes dominar por el pánico -aconsejó la bruja-. Conserva la cabeza serena. Lo importante en que regreses a salvo, Potter. ¿Te encuentras bien?

-Sí -responde Harry con una sonrisa-. Sí, me encuentro de maravilla.

Siguieron caminando hasta llegar a la tienda en la que se concentran los campeones. La profesora McGonagall toma aire y lo suelta con pesadez.

-Solo los campeones pueden entrar -explicó-. Tendrás que esperar a que venga el profesor Dumbledor con Madame Maxime y el director Karkaroff, junto al señor Bartemius Crouch... Buena suerte, Potter.

-Gracias -dijo Harry.

Harry se mostraba bastante tranquilo a diferencia de los demás participantes. Cedric no ha dejado de acomodarse su uniforme con el que participará; Fleur iba caminando de un lado a otro murmurando en francés, algo que Harry entendía por sus años como Auror. Y Krum está sentado en una esquina de la tienda de los campeones, moviendo se manera nerviosa sus piernas y fijando su mirada al suelo.

En las gradas, Fred y George se la pasaban caminando entre las filas apostando por quién saldría ileso de las pruebas. Claro que ambos, al igual que todos los de Gryffindor, apostaban a que Harry sería campeón y los demás perderían. Hufflepuff apuesta por Cedric, Slytherin igual y Ravenclaw está dividido entre leones y tejones.

Fue el rugido de uno de los dragones que alertó a todos los participantes. Cedric se acerca a él y le pregunta:

-¿Por qué no estás nervioso? Son dragones, ¿sabes? No una bludger que se dirige a ti con las intensiones de romperte los huesos o noquearte por tiempo indefinido.

-Un amigo cercano de mis padres, al cual conozco desde que soy un bebé, siempre dice "¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?" -dijo Harry al recordar a Sirius-. No habré puesto mi nombre en el cáliz, no tenía la opción de salir, así que no me queda de otra que aceptar el riesgo y ser valiente.

-Como todo Gryffindor, supongo -concluyó Cedric mostrando una sonrisa ladina en sus labios.

Cedric se va a seguir dando vueltas por la tienda para calmarse. Harry, por su parte, camina hasta el fondo de esta y espera a Hermione, quién iría para desearle suerte a su manera.

-¡Pst! ¡Pst! Harry, ¿eres tú? -preguntó la castaña con un tono de preocupación en su voz. Harry se acerca y le habla.

-Sí, soy yo.

-¿Cómo te sientes? ¿Bien? -volvió a preguntar.

-Remus me dijo que sería un tonto si no tuviera miedo, pero en realidad estoy más nervioso que asustado, ¿sabes? En el peor de los casos, ya no tendré que aguantar a mi tío Vernom -bromeó esperando tranquilizar a su amiga.

-No digas eso, yo no quiero que te pase nada -Harry logra captar un sollozo proveniente de ella-. Tienes que concentrarte, piensa en el ahora..., y después tienes que...

-Enfrentarme al dragón.

Tal y como paso aquella vez, Hermione irrumpió de repente en la tienda y abrazo a Harry con mucha fuerza. Harry logra sentir el miedo que tiene ella, así como logra ver las lágrimas que no captó la primera vez y sus labios temblantes. Él la abrazó más fuerte y le da besos en la coronilla de la cabeza para que, al menos, lograra sacarle una sonrisa. Pero el momento entre los amigos se ve interrumpido por Rita Skeeter y su fotógrafo. Harry se separó de Hermione y se pone frente a ella para que no le hagan preguntas.

Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora