-Recapitulando lo acontecido-

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Cuando utilizaron el traslador y llegaron a la colina de la que partieron el día anterior, a la mañana, Amos y Cedric Diggory se despidieron y se fueron juntos a su hogar, mientras que el señor Weasley dirigió a sus hijos, Harry y Hermione incluidos en los hijos, de regreso a La Madriguera. Allí los esperaban la señora Weasley, con los ojos hinchados y llenos de lágrimas, y Percy, con el ceño fruncido, ayuda a Charlie con Ginny, quien se estaba quedando dormida durante el camino.

Al entrar a la casa, Harry no se pudo sentir más cómodo al sentirse como en casa, lo mismo fue para Hermione que se detuvo al lado del pelinegro. El señor y la señora Weasley subieron con Ginny para poder llevarla a su cama, mientras que Bill y Charlie se servían cerveza de mantequilla para obtener algo de calma después de todo el ajetreo. Fred y George se sirvieron la poca comida que pudieron traer del campamento.

Percy subió deprisa las escaleras y se encerró en su cuarto para seguir con el trabajo, a pesar de que las vacaciones también están para él. Harry siempre ha tenido esa imagen de Percy, un tipo dedicado para y por el trabajo. Él volvió a estar con su familia, enviaba cartas y fotografías, preguntaba por todos, para compensar su ausencia en esos años.

Por un momento se le ocurrió en que podría ayudarlo con eso. Una rápida conversación tal vez, tratar de convencerlo de algún modo, pero recordó que Percy era bastante terco cuando alguien le decía, o sugería, que trate de calmarse con el trabajo.

Harry iba subiendo las escaleras junto a Ron y Hermione, el pelirrojo y la castaña ponen atención a la actitud y comportamiento del pelinegro desde que regresaron; no hacía más que poner su mirada en algo y no quitarla de encima hasta que le hablaran. Harry estaba comenzando a pensar de que manera ayudaría a la gran mayoría que pierde la vida en su cuarto año escolar. No serán muchos, pero mientras pueda evitarlo, eso podría abrir muchos caminos para el futuro, los cuales ruega que sean buenos.

Entonces recordó verlo ahí, no parecía el sujeto asustado al que se enfrentaron en la casa de los gritos; se veía diferente. Trataba de memorizar al grupo de mortífagos que iban lanzando hechizos hacia cualquier parte del campamento, ninguno de ellos era Pettigrew, tampoco estaba Barty entre ellos. Las dudas seguían llegando a su cabeza y eso le estaba generando jaqueca, una similar a cuando trabaja como jefe auror.

Al llegar al cuarto de su amigo, ve a Errol, el búho viejo de los Weasley, dormido al lado de su lechuza Hedwig que a su vez tiene a un costado a un cansado Pigwidgeon. En la cama del ojiverde está Crookshanks hecho bolita sobre su almohada. Hermione camina hasta ahí y estira sus manos a él, pero Harry la detiene.

-No te preocupes, Hermione -le dijo con una cansada sonrisa-. No me molesta.

-Eso lo sé -responde la castaña-. Solo quería acariciarlo -concluyó con una sonrisa en su rostro y Harry no pudo evitar sonreír también.

-Oye, Harry -lo llamó Ron-, ¿no crees que deberías decirle a Sirius sobre lo que nos paso allá? Para que esté al tanto.

Harry no respondió al instante ya que no recordaba si Sirius le mencionó donde se encontraba por aquel entonces. Supuso que estaría en Grimmauld Place porqué más adelante se comunicaría con él a través de la red flu para saber sobre el torneo. Hermione, que dejó de acariciar las orejas del dormido Crookshanks

-Am, Harry, ¿por qué no quieres decirle? -preguntó Hermione con la ceja levantada.

-Se enterara por El Profeta o escuchará a alguna persona... Le gusta pasear como perro de noche -Hermione quedó con los ojos bien abiertos y Ron solo levantó las cejas a modo de sorpresa-. Es su vida, yo no puedo hacer nada -se defendió-. Lo que si haré mañana por la mañana, antes de cualquier otra cosa, será enviarle una carta a él y a Remus.

Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora