Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.

-De camino al campeonato-

-LUMUS-

Tendrías que haber salvado a Fred, compañero...

Debiste dejar que Bellatrix me cortara la garganta, Harry...

¿Por qué no me salvaste, cachorro?...

Tenías que detener a Snape...

Teddy no conocerá a sus padres nunca...

No podré envejecer junto a mí hermano...

Harry, nos dejaste. ¿Cómo pudiste?

Papá, mamá no ha dejado de llorar desde que te fuiste...

(...)

Harry abrió los ojos de golpe tras escuchar las voces de todos sus amigos y seres queridos sufriendo por alguna perdida. Después del dolor insufrible que tuvo en la cena y casi morirse ahogado por escuchar el nombre de Colagusano, decidió irse a dormir temprano. No le gusto ver como el ambiente feliz de los Weasley cambió abruptamente por su repentino dolor.

El señor y la señora Weasley lo atendieron cuando cayó de rodillas al suelo. Charlie intento pasarle un cubo de hielo en la cicatriz en un intento de que le dejara de doler, pero este de inmediato se evaporó, como si lo hubiera tirado en una olla roja por estar tanto tiempo en el fuego. Y luego los recuerdos de Pettigrew cuando mató a unos inocentes y a Cedric. No le iba a perdonar está vez. Ahora tiene muchos hechizos, encantamientos y conjuros que puede utilizar a su voluntad.

Lo peor que le pudo pasar fue que su cicatriz le volviera a doler del modo que lo hizo en ese momento, ni siquiera esperaba que esta quemara lo suficiente como para evaporar un cubo de hielo; el único que logró hacerlo sufrir de ese modo fue Voldemort. Realmente que es la parte que más odia de haber vuelto en el tiempo, ya se había olvidado de eso dolores. Sin sueño a causa de la pesadilla, se puso de pie de la cama y bajó hasta la sala de estar, ahí escuchó la voz de Charlie, Bill, el señor y la señora Weasley. También oye el sonido de papel siendo arrastrado y supuso que están jugando a las cartas.

-Se supone que eso no es una escalera. ¡Esto! es una escalera William -exclamó Charlie.

Asomó su cabeza y ve que los hermanos mayores hacían el intento de entender el juego. En el mundo mágico no hay juegos de cartas como en el mundo muggle. Este lo consiguió Bill cuando iba de camino a su hogar. El señor Weasley parecía fuera de sí, tal vez concentrado en las jugadas, pero de seguro pensaba en la reacción de Harry. Mientras que la señora Weasley terminaba de cortar carne y verduras para ponerlas a cocinar.

-Deberían dejar de jugar y alistar sus cosas para el partido de mañana, muchachos -sugirió la mujer limpiándose las manos-. ¿Arthur, cielo?

-¿Sí, querida? -hasta la voz del señor Weasley suena diferente. Distante y dispersa, en otros términos.

-Has estado muy pensativo desde la cena. 

-No es para menos, Molly. Realmente me preocupa Harry. No me gustaría que, en un arranque de mantener a salvos a todos, terminara desapareciendo del mapa y Quién-Todos-Sabemos lo encuentre y haga quién sabe qué... ¡GANÉ!

Seguido de su grito de triunfo, se escuchó un golpe fuerte en la mesa. Charlie y Bill dejaron caer sus cartas del susto, mientras que Molly solo observó a su esposo, esperando a que continuara.