Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.

-Seguir con el sufrimiento/plan: 2/4-

Hermione estaba sentada en el suelo frente a la chimenea con su pijama puesto, a la espera de que Harry regresara. Afortunadamente, luego de esa breve pelea entre él y Seamus, las cosas lograron calmarse y el recorrido de los chicos del primer año continuó sin ningún otro tipo de interrupción; exceptuando a los menores que preguntaban todo el tiempo si Harry volvería para finalizar el recorrido.

Ron está en el sofá mirando los cuadros, más bien a las personas que están en ellos durmiendo o conversando en voz baja. Sir Cadogan trataba de coquetear con una chica que estaba en la otra punta de la sala.

-Ya debe estar regresando -comentó Padma bajando por las escaleras y con su pijama ya puesto.

Podían cambiarse al cuarto de prefectos cuando ellos quisieran, por lo tanto, podían moverse cuando quisieran. Esto fue algo que les comentó McGonagall cuando se quedaron los tres solos, algo que Dumbledore implementó a último momento.

Escucharon el cuadro de la Dama Gorda moverse con un rechino y luego unos pasos avanzar por el área. Hermione cerró su libro y se acercó para encontrar a Harry con una leve sonrisa en el rostro, una que le llamó la atención.

-¿Qué tal el recorrido? -preguntó el pelinegro palmeando delicadamente el brazo desnudo de la castaña.

-Estuvo bien, solo que tuviste una gran primera impresión de tus nuevos admiradores -dijo Ron sentándose bien en el sofá-. ¿Qué quería Dumbledore? 

-Nada importante -dijo Harry, dándoles una mirada significativa a sus amigos para que entendieran que no podían hablar de eso con Padma ahí-. Es sobre la Orden. Nos felicita a los cuatro por convertirnos en prefectos.

-Deberíamos irnos a dormir -dijo Hermione para evitar llamar la atención de Padma, al menos, menos de lo que ya lo estaban haciendo.

-Que bue-bue-bueno -dijo Ron soltando un gran bostezo-. No pude tener mi siesta en el tren por estar patrullando.

-Eso es mentira -dijo Harry-. Las chicas salieron dos veces cuando nos dormimos.

-¿Ah, sí?

-Sí -afirmó Hermione-. Fue cuando dijiste que te cansaste de dar diez vueltas.

Ron no dijo nada, solo asintió distraído.

-Si me disculpan, yo si me voy a dormir. Que descansen -dijo la morena y se retiró al cuarto de las chicas.

Hermione caminó hasta la entrada de las escaleras para escuchar la puerta cerrarse, el click del picaporte cuando es soltado ya era una señal. Se volvió hacia donde están Harry y Ron y pusieron atención a lo que Dumbledore le dijo a Harry cuando lo llamó a su oficina. Inició diciendo que tuvo que discutir con Fudge en persona para que llegaran a un acuerdo y así evitar que envíe a alguien del ministerio para que supervisara todo lo que ocurría en Hogwarts.

Harry les contó que su nueva profesora de DCAO es una aliada de Fudge y una mujer que no está a favor de la idea de que hijos de muggles, como Hermione, estudien en Hogwarts, a pesar de que hayan demostrado tener magia como los magos de sangre pura, como Ron, o los hijos de mestizos, como Harry, y que pueden ser capaces en otras áreas sin necesidad de tener sangre mágica.

-Creo que es la primera persona del ministerio que conozco que no le gusta que los hijos de muggles estudien en Hogwarts -comentó Ron frunciendo el entrecejo y haciendo una mueca-. Podría intentar enviarle una carta a papá para que me comente sobre eso, pero no recuerdo que él nos haya comentado sobre gente en el ministerio con esos pensamientos.

-Hay gente que se adapta a los cambios, Ron -le dijo Harry-. Así como tu familia, Canuto, Lupin, Ojoloco, la mamá de Dora, mi familia por el lado Potter. Así como están los que no aceptan que los magos nacidos de muggles deban formar parte de esta sociedad.