Harry Potter: Una Nueva Oportunidad.

-Campeonato de Quidditch-

Después de verificar que nadie se haya lastimado tras la caída, que los gemelos se quitaran la tierra de los calzones y Ron finalmente dejara de masticar los granitos de la tierra, el grupo se dispuso a seguir avanzando por una colina, púes, a través de esta se encuentra el lugar en el que se llevara a cabo el partido de Quidditch.

Pasando la colina ya se lograba escuchar el barullo de muchas personas, así también, como el ruido de instrumentos y coros que hacían erizar la piel. Charlie comenzó a adelantarse cantando una canción que Harry no pudo identificar, pero supuso que era de alguno de los equipos. Los gemelos también parecían estar llegando a un punto en el que perderían la cabeza de tanta emoción. Ron estaba casi, si no es que igual, a sus hermanos. La única que se mostraba tranquila era Ginny, aunque Harry sabe que se muere de ganas por gritar a todo pulmón como la primera vez; veinticinco años (casi veintiséis) tienen su ventaja, a decir verdad.

Cedric también muestra su entusiasmo por querer llegar rápido a la cima para poder ver el lugar, los gritos estaban empezando a emocionarlo mucho. Hermione, como mejor manera de calmar su nivel de ansiedad, apretó los brazos de Harry y Ron y soltó un chillido eufórico seguido de unos saltitos. El señor Weasley y el señor Diggory, igualmente, trataban de contener sus emociones para la noche; hasta daba la impresión de que cantarían y gritarían con todas las personas.

De pronto, cuando todos vieron pasar a dos personas volando sobre unas escobas verdaderamente rápidas, el señor Weasley se dirigió hacia Harry y le pide a Charlie que dirija a todos hasta la cima de la colina. Ron y Hermione voltearon sus cabezas al ver el repentino cambio de humor del señor Weasley. La castaña se encargó de decirle a su amigo pelirrojo que Harry tuvo una pesadilla después de la cena y que sus padres hablaron con él en la madrugada.

-¿Cómo te sientes, hijo? -preguntó el hombre a Harry, poniendo una mano sobre su hombro para transmitirle confianza.

-¡Bien, señor Weasley! -responde enérgico Harry-. Nunca había ido a un partido de Quidditch de verdad y eso me emociona -tuvo que mentir, otra vez.

-Me alegró mucho de que te emocione, Harry -el señor Weasley deja de sonreír y pone cara seria-. Lo que hablamos anoche y ayer por la tarde, cuando llegamos, quiero que lo pienses bien, Harry. No se si te guste lo que te diré a continuación, pero, realmente, no nos molestaría si quieres venir a vivir con nosotros a la madriguera. ¡En serio! Después de todo, ya eres un hijo más. A Ron le va a doler la cara de tanto sonreír.

Es cierto que Ron siempre fue, es y será su mejor amigo. Lo apoyó en todo, bueno o malo, positivo o negativo, era su primer y único mejor amigo. Una vez tuvo una discusión fea con Hermione y acudió a Harry para poder obtener ayuda, algo que logró y el matrimonio pudo perdonarse y siguieron juntos.

La idea de que en este pasado pueda estar más tiempo con los Weasley lo hizo sonreír con mucha felicidad. Y, sin contenerla, saltó al señor Wealey y lo abrazo fuertemente, agradeciéndole por todo.

-¡Gracias, gracias, gracias! -exclamo feliz el pelinegro. Sintió como querían salir lágrimas de sus ojos-. Prometo que se los voy a agradecer.

-¡Oh no, Harry! A mí y a Molly nos vasta con que nos pagues con tu felicidad -dijo el señor Weasley dando unas palmadas a Harry-. Para nosotros dos, después de siete hijos, no hay nada mejor que velar por su felicidad. Además... -se acerca y le susurra en la oreja-, creo que te adoptamos, sin querer, desde hace más de un año.

El señor Weasley se alejó de Harry, por su cara satisfecho de lo que dijo, mientras que el pelinegro sintió una oleada de felicidad volver a recorrerle el cuerpo. Corrió a sus amigos para contarles, pero se detuvo al ver el impresionante paisaje que se mostraba ahí adelante: cientos de tiendas de campaña, miles de personas, algunas divididas entre el verde y el rojo; otras tantas iban con ropa casual.