17:59
— Maldita sea— Suspiré—. Maldito reloj. Solo un minuto y seré libre.
18:00
— Siiii... ¡Por fin!...— Grité, como nunca lo había hecho, mientras daba el gran salto de victoria y me unía al abrazo de mi buena amiga.
— Libertad absoluta— Gritó Nuvia—. Nos vamos ahora, Rivers—. E inmediatamente salimos corriendo hacia el aparcamiento de la universidad.
Joder... nuestro último día de clases. Aah.. sí, como me gustaba decir esas palabras. Por fin descansaría dos grandiosos meses de todo el ajetreo que traía consigo, los talleres, los trabajos. ¡Uffff! Eso definitivamente iba a estar fuera de mis planes por este tiempo, solo me dedicaré a disfrutar. Además, ya era justo y necesario para una mortal como yo.
Conduje de la Universidad hasta mi casa en quince minutos aproximadamente. No sin antes de haberme despedido de Nuvia en el aparcamiento, habiendo hecho planes para nuestras vacaciones. Ya saben... clubes, bares, paseos y a lo que dicte en el momento.
Voy a contar un poco sobre mí. Vivo solo con mi padre y mi pequeño gato Chip. Mi madre dejó este mundo hace ocho años, cuando yo tenía catorce. Todavía puedo recordarla perfectamente. Era una mujer bellísima, de buen corazón, cuidaba mucho de Papá y de mí, pero un día la atacó una gran enfermedad y la arrebató de nuestro mundo. Para mi padre y para mí fue bastante difícil asimilar la muerte de mi madre. Él estuvo deprimido por muchos años, pero a la vez se mantenía fuerte para mí.
Desde aquel día mi padre y yo éramos inseparables. Nos contábamos y confiábamos casi todo. Bueno... había algunas cosas que no podía soltarle a mi padre así como así, ya que lo traumaría. Pero en general nuestra relación era un diez de diez.
Cuando tenía 16 años le confesé que me gustaban las chicas. Él no pareció nada sorprendido y su reacción fue un gran abrazó y un beso en mi cabeza; diciéndome que no me preocupara por eso y que él me apoyaría en todo.
Dejando a un lado los recuerdos ...
Entraba a mi casa y ahí estaba una de las personas que amo en mi vida y la pequeña bola de pelos que se acercó a mí, apenas abría la puerta.
— Cariño, por fin llegas. ¿Cómo te fue?— Me preguntó mi padre, de inmediato me vio cerrando la puerta.
— Hola papá, que puedo decirte, muy bien, por fin... ¡libertad!— Dije la última frase casi gritando.
Mi padre se echó a reír mientras se acercaba con las manos abiertas para darme un abrazo.
— Estoy muy feliz por ti, cariño. Vamos a pasar mucho más tiempo juntos. Esa universidad parece que te consumía. Deja tus cosas en el sofá, te preparé una deliciosa cena— Sonrió.
— No me lo perdería— Le dije con una gran sonrisa en mi cara. Caminé hacia la sala para dejar mi maletín y las llaves de mi auto en el sofá. Cuando lo hice, inmediatamente me dirigí al comedor con papá.
Mi padre era uno de los mejores cocineros que había conocido. Desde que mamá murió, papá se encargó de todo en la casa. Aunque era el dueño de una empresa de diseño, mantenía más tiempo en casa que en el trabajo y se encargaba de tener todo en regla, parecía más bien una 'ama de casa' que el dueño y jefe de una empresa. Pero no tengo nada de que quejarme, el tiempo que él empleaba en casa, le sentó muy bien y yo era la afortunada de recibir todos sus mimos, atenciones y probar sus deliciosas comidas.
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Sᴇrás ᴍɪ ɴᴏᴠɪa | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵ
Fanfiction¿Qué pasa cuando la novia de tu padre se muda a tu casa, y con ella, su linda y sexy hija? Samantha Rivera es una universitaria, buena onda, amigable y abiertamente lesbiana, que ha vivido sola con su padre durante ocho años. Pero él, de repente, l...