Nos acostamos en el sofá aun besándonos. Abril quedando encima de mí, mientras sonreía entre cada beso, cuando nuestros labios se separaban y reanudaban.
Sus manos hicieron un camino de caricias a través de mi cuello, hasta pasarlas por debajo de él. Ahora, mi cabeza estaba apoyada entre sus brazos mientras nuestras lenguas seguían acariciándose y de vez en cuando dando pequeñas mordiditas a nuestros labios. No lo puedo negar, estaba disfrutando mucho del beso y el alcohol no me ayudaba de ninguna manera a controlarme. Además, si le sumamos el hecho de que Abril besa demasiado bien. Yo a estas alturas ya estaba lejos de poder detener lo que estaba sucediendo.
Decididamente llevé mis manos hacia su espalda, acariciándola lentamente a través de su ropa hasta llegar al inicio de sus nalgas, donde me quedé por un momento. Abrí los ojos para ver a Abril y estaba con los ojos cerrados, al parecer bastante sumida en el beso. De inmediato recuerdos de lo que había ocurrido esta mañana vinieron a mi mente —Abril con los ojos cerrados, acariciándose el abdomen, amasándose ambos senos, su boca ligeramente abierta, casi desnuda y el cuerpo brillante. Fue demasiado...—
Perdí el control y mis manos fueron a dar a sus nalgas, las cuales rodeé con las palmas bien abiertas y apreté fuertemente. Abril soltó un gran gemido en mi boca y jadeó, al parecer excitada. Casi de inmediato, apretó más sus brazos alrededor de mi cuello y empezó a apretar mucho más su cuerpo contra el mío.
Seguí acariciando y pellizcando sus nalgas por unos cuantos minutos más, hasta que una de mis manos caminó debajo de su blusa, sintiendo su piel suave. Subí mi mano por su columna vertebral lentamente hasta sentir la tela de su sujetador. Empecé a tratar de desabrocharlo y casi de repente, Abril se alejó de mis labios, sacó sus brazos de mi cuello y se apoyó con sus manos sobre el sofá, mirándome fijamente sin ninguna expresión en su rostro. Sus ojos tenían un fuerte brillo y su mirada era casi inexplicable.
Unos segundos después, en su cara se hizo una gran sonrisa. Se inclinó hacia atrás de manera que quedó sentada sobre mis caderas con sus muslos apretándome a cada lado.
—¿Qué pasa? —Pregunté. Se inclinó de nuevo y puso su rostro sobre el hueco de mi cuello donde sentí su aliento caliente. Después mordió suavemente, lamió y picoteó. —¿Qué pasa? —Pregunté nuevamente —¿Acaso, no es lo que quieres?
—Sí —Respondió —Sí, es lo que quiero —Se inclinó nuevamente y apoyo su barbilla en la mía —Pero no ahora —Sonrió —No así.
—No así. ¿A qué te refieres? —Ni siquiera sabía porque le preguntaba eso. Lo ideal sería que la empujara, la noqueara y corriera. Pero no lo hice. ¿Tal vez porque... estaba excitada hasta el infierno?
—Me refiero a que, ese paso lo daremos cuando yo sea tu novia y no estés ebria —Sonrió y trazó la forma de mis labios con su dedo índice.
—¿Por qué estás tan segura de que serás mi novia? —Pregunté sonriendo. Sí, definitivamente era el alcohol.
—Porque lo que quiero, lo consigo —Soltó una risita —Y tú eres lo que quiero.
—Tú sabes que tengo novia, ¿no? Y la amo —De eso no tengo duda.
—Eso no será por mucho tiempo —Picoteó mis labios —Te lo aseguro —Me guiñó un ojo. ¿Acaso podía responder a eso? Esta chica sí que era decidida.
Sonrió, me besó de nuevo y susurró cerca de mis labios.
—Ahora, deja de balbucear tonterías porque voy a jugar un poco. Espérame aquí —Se levantó de mí y salió corriendo a no sé dónde.
Traté de levantarme del sofá para escaparme a mi habitación, pero la cabeza me dio un vuelco y me mareé. Empecé a ver negro y tuve que sostenerme contra el brazo del sofá unos segundos, hasta que se me pasara el efecto.
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Sᴇrás ᴍɪ ɴᴏᴠɪa | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵ
Fanfiction¿Qué pasa cuando la novia de tu padre se muda a tu casa, y con ella, su linda y sexy hija? Samantha Rivera es una universitaria, buena onda, amigable y abiertamente lesbiana, que ha vivido sola con su padre durante ocho años. Pero él, de repente, l...