XI. ¿Podemos empezar de nuevo?

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—Bien, Ari. Vas a tener que seguir ciertos pasos, si de verdad deseas que Rivera te corresponda. Pero eso lo vamos a hablar en un lugar privado. Vamos a tu habitación.

En la habitación de Abril...

—Ari, lo primero que vas a hacer es tratar de no acorralar a Rivera, no más besos robados, no más abrazos robados, no te vas a desnudar así como así. Todo sin la fuerza Abril, hazlo con inteligencia, ¿entendido?

—Pero Ama, no me puedo controlar. Cuando veo a Samy es imposible —Abril gimió angustiada.

"Esta chica por Dios" —Pensó Amairani —Abril, cállate, ¡deja de tontear! O de lo contrario, Rivera no te tomará en serio y seguirá huyendo de ti. Lo único que estará pensando es que tienes un gran deseo sexual por ella.

—Pero, sí siento deseo por ella Ama. Es algo que nunca me había pasado. Cuando tuve a Samy por primera vez de frente el día que llegué aquí, ni siquiera pude hablarle y al segundo ya sentía mi intimidad palpitando.

—¡Abril! —Amairani gritó a la chica de cabello castaño que ahora estaba tendida en su cama mirando hacía al techo. Amairani se acostó a su lado—. Ari, ya vas a calmarte, compórtate como una persona normal.

Abril suspiró —Trataré.

—Bien. Ahora, empecemos. Lo primero que harás es:

>>Ser tierna. Cariñosa.

>>Mantén buen contacto visual cuando hables con ella. Haz que no pueda lidiar con tu mirada. Mientras hables con ella, lámete los labios y juega con ellos. Hazlo suave y sensualmente.

>>Dile lo que te gusta de ella, algo físico, no sé.

—Eso no será problema —Abril sonrió.

—Sí bueno, moléstala, ¡pero sin pasarte como lo haces actualmente!

>>Utiliza ropa más sexy cuando estés a solas con ella. Me refiero a: cosas que revelen tus atributos sin que parezcas una fácil o algo parecido.

>>Cuando estés a solas con ella, inventa algo para que compartan: una película romántica, o, y escucha muy bien, puedes buscar algo erótico, sería perfecto, también un juego, pero no cualquier juego, uno que impliqué tocarse.

—Hay algo muy esencial que podría provocar todo en Rivera... los celos —Amairani le guiñó un ojo.

—¿Y con quién le voy a dar celos? —Abril pensó en voz alta.

—No lo sé, Abril. Tú tienes muchos admiradores. ¿Qué tal el chico que te coquetea este... Juan, puedes utilizarlo a él?

—Mmm... puede ser. Me parece muy bien todo lo que me has dicho, pero no podré hacer eso si su papá y mi mamá están aquí. Además, todavía no puedo caminar bien

—Pues sí. Pero alguna oportunidad vas a tener. Si vas a poner el plan en marcha debes recuperarte. Aunque... tu estado puede ser una gran ventaja.

—¿Cómo?

—Ari, Rivera te podría ayudar, no sé, a caminar, a sentarte. Ahí implicaría un acercamiento.

—Tienes toda la razón. Voy a poner en marcha todo lo que me has dicho. Aunque se me va a ser difícil no poder tocar a Samy como yo quisiera, teniéndola cerca.

—No te estoy diciendo que no la toques. Lo vas a hacer, pero vas a cambiar el método. Eso sí, nunca dejes tu picardía, eso te va a funcionar

 Eso sí, nunca dejes tu picardía, eso te va a funcionar

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Sᴇrás ᴍɪ ɴᴏᴠɪa | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora