XXXII. Final

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Diez años después...

—Esto ha sido demasiado difícil, pero... ¡Lo logramos una vez más! Un aplauso para ustedes por favor— Oscar alentaba emocionada a todo el personal administrativo de la empresa que se encontraba reunido en la sala de juntas.                Exactamente como Filis lo pidió, los aplausos, las sonrisas y la alegría de los empleados no se hizo esperar e inundaron completamente el lugar. La buena vibra se apoderó del ambiente y la euforia quedó al tope. Creo que yo era la única en la mesa de trabajo que mostraba un poco calma y cordura, aunque... no puedo negar que también quería gritar, celebrar, pararme de esta silla, ir al frente y saltar junto a Oscar y Nuvia. Mis amigos, como todos, no escondían lo emocionados que estaban.               

Y es que, como no estarlo si acabamos de escalar un nuevo logro, cerrar con éxito otro importante negocio para el futuro de (RVS). Ahora, no solo seríamos la compañía número uno de publicidad en Miami. Con este nuevo proyecto que empezaría a surgir en unos meses nos tomaríamos todo Estados Unidos. El fruto de nuestro esfuerzo, de las largas horas de trabajo, de las trasnochadas, de los meses sin descanso... todo, totalmente todo se veía compensado en un momento como este. Esto era algo épico. Y no solo para mí como cabeza principal de esta compañía, también para Nuvia, para Oscar, para el personal ya que esto traía mucho más beneficios económicos, reconocimiento y nuevas oportunidades de trabajo.               

Seguramente papá se desmayaría de la felicidad cuando le contara esto. Se sentirá mucho más orgulloso de mí que nunca.                                                                    

—Bien chicos, chicas, pido calma... Tomen asiento de nuevo— Esta vez habló Nuv. Mi amiga no dejaba esa sonrisa de su rostro

—Han hecho un excelente trabajo. Muchas gracias y ya pueden retirarse a sus casas. ¡Que tengan un feliz fin de semana!— Los despidió, apagó las pantallas donde habíamos hecho la proyección, y luego vino a sentarse junto a mí mientras poco a poco el personal comenzaba a abandonar la sala de juntas.                                                                                                  

—¡Esto fue un gran logro y tenemos que celebrarlo colegas!— Oscar, llegó frente a nosotras. Su entusiasmo tampoco bajaba.

—Les voy a proponer algo señores... ¿Vamos a divertirnos a un bar con chicas lindas? ¿O vamos a celebrar con una copa de champagne a la aburrida oficina de Sam?—

—Yo elijo la aburrida oficina de Sam— Nuvia le respondió —No necesito ir a divertirme con 'chicas lindas'... para eso tengo a mi esposa. ¡Deberías respetar a tu noviecita!—

—¡Tú no me dices qué hacer! ¡Y me importa una mierda tu opinión, Nuvia!— Oscar levantó el dedo corazón... y diablos... no pude aguantarlo y solté una carcajada mientras le pegaba puños a la mesa.                                                                                                  

Este era el pan de cada día en las oficinas... ¡El par de idiotas nunca iban a cambiar!

Ambas me quedaron mirando serias por un rato, pero era inevitable soportarlo y comenzaron a reír como estúpidas. No había duda que este era un gran momento. La preocupación, la tensión y el ligero dolor de cabeza que traía desde hace unos minutos por la reunión se habían esfumado de mi cuerpo por completo.                                                                                                  

—Ay chicos... ustedes son tan divertidas— Les dije acariciándome el estómago. Tratando de calmarme —Claro que sí Filis, iremos por chicas lindas, pero... no hoy. ¡Mejor vamos por esa copa a mi aburrida oficina!— Terminé de decir y abandonamos la sala.                                                                                                  

Sᴇrás ᴍɪ ɴᴏᴠɪa | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora