V. Diversión

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¡Oh, por el amor de Dios!. Mi novia estaba aquí. Ahora que demonios iba a hacer?

Inmediatamente corrí de nuevo a la cocina para hablar con Nuvia

—Nuvia, es Vicky —Dije Jadeando y sudando completamente de los nervios.

—¿Y qué quieres que haga? Pues ábrele la puerta a tu novia —Me regañó.

—¡Maldita mierda! Tú no entiendes nada. Ella no me puede ver así —señalé mi labio con mi dedo

—¿Cómo es eso? ¿No fue ella? Dime que te pasó en el labio —Levantó una ceja y se paró del asiento.

El timbre volvió a sonar.

—Maldita sea, no preguntes y haz algo —Dije casi rogando.

—¿Y qué rayos quieres que haga? —Levantó las manos.

—Pégame —Nuvia abrió los ojos como platos ante mis palabras

—¿Qué? No voy a hacer eso. ¿Qué te pasa?

—Nuvia, por favor, solo hazlo —dije totalmente desesperada. Casi arrodillada.

—Oh Dios, ¿estás segura? —Se rascó la cabeza.

—Si, por favor hazlo.

—Está bien, Sam... de verdad lo siento —Nuvia preparó su puño, mientras yo solo cerraba los ojos —A la una, a las dos y a las tres.

Cerré los ojos fuertemente... sentí el impacto... y ahí estaba yo, tirada en el suelo con el labio totalmente roto y sangre recorriendo mí barbilla.

—Sam... por Dios. ¿Estás bien? —Preguntó Nuvia muy asustada y se agachó a mi lado.

No le conteste. De inmediato me levanté y corrí hacia la puerta preparándome para mentirle a Vicky. Desde que empezamos nuestra relación nunca le mentí a Vicky, y ahora por culpa de esa niña tonta iba ser la primera vez en mucho tiempo.

Abrí la puerta y ahí estaba mi novia, que apenas me vio de esa manera, casi se muere.

—¿Samantha?... ¿Qué te pasó? —Cogió mi rostro entre sus manos, examinando mi labio.

En ese instante, Nuvia salió corriendo de la cocina y se detuvo a ver la escena.

—Nada Vicky, estoy bien. Solo jugaba con Nuvia y calculamos mal

—¿Qué? Qué jugaban? Mírate la cara —Me cogió la mano, cerró la puerta y me arrastró hacia a la sala. Me acostó en el sofá principal y se sentó a mi lado.

Nuvia se acercó a nosotras y Vicky inmediatamente se lanzó y le palmeó el hombro con bastante fuerza —¿Por qué no eres más cuidosa? —Otro golpe —Mira como la dejaste.

Nuvia le cogió las manos —¡Hey! Estábamos jugando —luego la soltó —No tienes por qué pegarme.

Vicky resopló levemente angustiada
—Bien, entonces no te quedes ahí parada. Trae algo para limpiar el labio —Gritó bastante enojada y la pobre Nuvia salió corriendo.

—Vic, amor, cálmate —Podía ver la preocupación en su cara. Maldita Abril, ¡todo es su culpa!

—¿Cómo quieres que me calme, Samantha? Te dejó el labio casi destrozado —Ella tenía los ojos llorosos y unas lagrimitas amenazaban con extenderse.

—Hey —sonreí y tomé su rostro entre mis manos —Estoy bien, ¿sí? Todo fue sin querer. No es su culpa.

Soltó unas lagrimitas, que corrieron por sus mejillas las cuales limpié suavemente con mi mano. Realmente me sentí demasiado culpable. Le estaba mintiendo a mi novia, metiendo en problemas a Nuvia y todo por culpa de esa niña. Definitivamente iba a tener que poner las cartas sobre el asunto.

Sᴇrás ᴍɪ ɴᴏᴠɪa | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora