Capítulo 22: Nos vamos

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¡¡¡AHHHHHH!!!.- Andrew salió disparado de la cama tras haber recibido un impacto de… ¿Agua? ¿Pero que…?.

-¡Buenos días Laird!, ¿Habéis descansado?, ¡Lo dudo mucho! ¡Porque con lo ebrio que estabais anoche, estoy segura de que no recordáis absolutamente nada!.- Se miró a sí mismo, sentado, en el suelo, con una sábana enredada por su cuerpo, le dolía la cabeza, sentía que le estallaría en cualquier momento, busco la procedencia de esa voz con los ojos entrecerrados, la luz solar que entraba por la ventana lo estaba matando. Y allí, de pie, a unos pocos pasos de él, estaba Kristal, con un cubo en las manos, mirándolo como si hubiese cometido el mayor de los pecados, con las mejillas completamente rojas y el ceño fruncido a más no poder, y en esa situación tan… extraña, no pudo hacer más que estallar en carcajadas.

-¡¿Pero de qué te ríes?!.- Y por supuesto, esto solo incrementó el inexplicable enfado de Kristal.

-¿Se puede saber qué clase de pacto con el diablo has hecho para ser tan pesadamente inaguantable?.- Negó con la cabeza, definitivamente, iba a ordenar que pintaran un gran cuadro de ella estando enfadada, era digno de admirar por horas sin cansarse, quizá se estaba volviendo masoquista, pero le gustaba incluso más así de enfadada por lo que fuese que había hecho ahora… Espera, no le gustaba, le parecía… gracioso, eso es, gracioso, a él no le gustaba esa loca.

-¡¡¿Pesadamente inaguantable?!!, ¡¡Tú sí que eres pesadamente inaguantable!!.- La miró confuso mientras se levantaba del suelo sujetando la sábana en sus zonas íntimas.

-¿Yo?.- Se señaló a sí mismo como si fuese una completa tontería, se ató como pudo la sábana en las caderas, ya que no quería quedarse desnudo delante de la señorita que se había metido en su habitación para despertarlo tan alegremente.- Y… ¿Por qué soy inaguantable? Si se puede saber.- Se sentó en la cama otra vez y bostezo sonoramente.

-¿Enserio?.- Lo miró como si fuese tonto, estaba tan tranquilido después de haber armado semejante lío anoche por una tontería.- Por si no lo recuerdas ¡Laird!, anoche te emborrachaste y pegaste a uno de tus hombres.-  Dejó el cubo en el sueldo y colocó sus manos en las caderas mirándolo reprochadoramente.

¡Oh, si!, cierto, ese estúpido gusano, tendría que hablar hoy con él antes de la partida, ¿Por eso estaba tan enfadada?. Bueno, podría divertirse un poco haciéndose el loco…

-¡¿Yo?!.- Dijo con dramatismo llevando su mano al corazón como si no diera crédito de lo que le decía.

-¡¡¡Si!!!.- Definitivamente este hombre sacaba lo peor de ella.- ¡Golpeaste al pobre Jake frente a todos!, ¡Todos pensarán que su Laird está completamente loco!.- Comenzó a andar de un lado a otro con las manos en la frente, de veras que era exasperante.

-¡Ahhh!, ¡Ya lo recuerdo!, pegue al imbécil que estaba intentando propasarse contigo, ¡¿Y merezco que me lances un cubo de agua?!.- No la entendía, lo único que había hecho era defenderla, no iba a dejar que ese imbécil tocará a su… a Kristal.

-¡No tenías por qué meterte! ¡¿Qué crees que pensaran todos después de ver a su Laird golpear a uno de sus hombres?! ¡Sabes perfectamente que yo me podría haber defendido sola!.- Se detuvo frente a él con las manos en jarras.- ¡Y para colmo, después me gritaste, como si hubiera cometido el peor de los males!.-  Bien merecido haberle lanzado el cubo de agua, le tendría que haber tirado otro, bueno, para la próxima.

-¡Yo no te grite!, solo te dije amablemente que no había sido conveniente que bailaras con un completo desconocido, nada más.Y deja de gritar tanto, que me duele la cabeza.- Se recostó en el colchón tapándose el rostro con las manos, necesitaba beber agua, se moría de sed, y está vez, de ser posible, que no se la lanzaran.

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