-¡¡¡Estás preciosa!!!.- Grito Lesly al ver a Kristal.
Se había puesto el vestido que habían comprado el día anterior en el mercado, y la idea era llevarlo para la boda de dos personas a las cuales ni siquiera conocía, solo de vista.
Se sentía una muñeca, era muy raro usar un vestido cuando prácticamente siempre llevaba pantalones y camisas, y aunque prefería mil veces su atuendo habitual, debía admitir que le encantaba como se veía, el rojo llamativo del vestido la hacía destacar, demasiado para su gusto.
Contempló cada centímetro de su cuerpo en el espejo, la parte del pecho era toda de encajes al igual que en la espalda, llevaba un cinto rojo de la misma tela de la falda atado en su cintura, formando un lazo en su espalda, había dejado su melena suelta aunque las gemelas querían recogerle el cabello y hacerle algún peinado.
Tanto Lilit como Lesly la miraban atónitas, ellas llevaban dos vestidos celestes, estaban hermosas, tenían su melena rubia recogida a un lado, eran muy parecidas, aunque las podía diferenciar.
Se volvió a mirar a sí misma en el espejo, y la cara de Andrew apareció en su cabeza, ¿le gustaría como le quedaba el vestido?. Se sorprendió al tener ese pensamiento, que más le daba lo que pensara él, si no le gustaba, que no mirase.
Se sentía rara usando un vestido, pero este le gustaba mucho, y no era nada incómodo, miró su cuello, el collar que le había regalado Andrew en su cumpleaños, desde que este se lo puso, no se lo había quitado, le gustaba mucho, era… especial, y le quedaba muy bien con el vestido.
¿Qué llevaría Andrew? Seguramente estará tan apuesto como siempre. ¡¿Pero qué?! Tengo que dejar de pensar en ese hombre, no quiero ni oír su nombre.
-Estas guapísima… Seguramente Andrew opinará lo mismo.- Dijo Lilit casualmente mirando de reojo a su gemela, ambas se quedaron confundidas por la cara de pocos amigos que les dedicó Kristal, luego volvió a mirarse en el espejo de arriba a abajo y sonrió.
-Nunca imaginé que diría algo así, pero me gusta.- Sonrió contemplando su reflejo y sin saber muy bien porque, la imagen de su madre llegó a sus pensamientos, no la recordaba, pero su hermano Andy, le había dicho que era idéntica a ella, y que cuando quisiera recordarla, solo tendría que contemplarse, se preguntó si sería cierto.
-Estás magnífica.- Dijo Lilit mirándola.
Tocaron a la puerta y tras unos segundos, Mirna, el ama de llaves, entró para comunicarles que Andrew las llevaba esperando un rato en la entrada.
-Enseguida bajaremos, gracias Mirna.- Dijo Lilit sonriéndole, en el tiempo que llevaba Kristal conviviendo con el clan MacCarson, se había dado cuenta, de lo mucho que se querían y se respetaban unos a otros, eran como una gran familia, cosa a la cual no estaba demasiado acostumbrada.
Cuando Mirna volvió a abrir la puerta para marcharse, Andrew tropezó hacia delante haciendo que las mujeres soltaran un grito del susto.
-¡¿Se puede saber que haces espiandonos?!.- La mirada que le dedicó Kristal al pobre Andrew habría helado el infierno.- ¡¿Que quieres vernos desnudas o qué?!.- Se acercó a él a grandes zancadas con las manos en las caderas.
Este se incorporó de un salto y la contempló con el ceño fruncido.
-¿Que? ¡No!.- Andrew la miró como si le hubiese salido otra cabeza.- ¡He venido a deciros que os deis prisa porque se nos va a hacer tarde, paranoica! ¡Iba a llamar a la puerta cuando Mirna a abierto!.- Se excusó él entre confundido y enfadado porque creyera que las estaba espiando. Mientras tanto, Mirna, Lesly y Lilit los contemplaban atónitas.
-¡Yo no soy ninguna paranoica!, ¡La próxima vez llama a la puerta como hace todo el mundo antes de entrar en la habitación de una dama!.- Entrecerró los ojos contemplandolo, no sabía muy bien porque estaba tan enfadada, solo sabía que tenía ganas de desquitarse con alguien, y ese alguien había resultado siendo él. Bueno, quizá también estuviera pagando un poco con Andrew lo cabreada que estaba por no parar de pensar en él cada dos por tres, cosa que no pensaba admitir jamás.
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ME VENDIÓ
DiversosKristal MacKam, hija de un horrible laird al que no le importa nada su bienestar. Una luchadora, rebelde e inconformista con las normas de su época, intentará por todos los medios luchar para poder vivir la vida que merece. Él, un guerrero con fuert...