Capitulo 11: Sus familias

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Más tarde dispusieron una habitación para ella, le arreglaron y prestaron ropa, pantalones por supuesto, le mostraron todo el castillo, y le presentaron al servicio, Marta la curandera, la cual la había atendido, estuvo encantada de agradecerle por haberla ayudado, luego Mirna el ama de llaves a la cual ya conocía, la cocinera Dalia, y también al segundo al mando, y gran amigo de Andrew, Nathan, un hombre muy agradable y apuesto, le dijo que se alegraba de verla repuesta, y también conoció al padre de Nathan, un hombre que tenía unos cincuenta y tantos años, Broderik, agradable y divertido
Las chicas le dijeron que lo querían como a un padre, le contaron que Broderik había sido  el segundo al mando del padre de ellas, los cuidó después de la muerte de sus padres, y con tan solo dieciséis años Andrew se tuvo que hacer cargo del clan, siendo él ahora el Laird y Nathan su segundo al mando, igual que años antes lo  había sido Broderik de Duncan, el padre de ellos, Broderik supo guiarlos, para que no entrarán en guerras o conflictos con otros clanes.

Después las tres se dirigieron a las caballerizas, al entrar saludaron a Peter, el mozo de cuadras, y le preguntaron dónde estaba Gitana, Peter las guío hasta la cuadra en la que se encontraba la yegua, y Kristal corrió a abrazarla.

-Hola preciosa, ¿Cómo has estado? ¿Te han cuidado bien? .- Kristal río al ver como la yegua cabeceaba alegre por verla.

-No lo dude señorita.- Dijo Peter asintiendo repetidas veces.- Es una yegua muy fogosa.- Sonrió.

-Lo se.- Kristal acarició su lomo.
Después del paseo, y de haber vivido tantas emociones en el mismo día, decidió ir a la habitación y recostarse un rato hasta la hora de la cena.

Se había dormido profundamente y no había escuchado los golpes que daba Mirna en la puerta, despertó al escuchar que la estaba llamando y se levantó rápidamente de la cama para abrir.

-Señorita Kristal, vengo a avisarle de que en veinte minutos se servirá la cena.- Sonrió.- La puedo a ayudar a prepararse.-

-Gracias Mirna, pero no hace falta, en veinte minutos estaré lista.- Vió cómo la mujer asentía y desaparecía por el pasillo.

Tras cerrar la puerta, se dirigió al armario para ver que se iba a poner, tenía varios vestidos, camisas, y pantalones. Decidió ponerse algo cómodo, así que eligió una camisa holgada de un tono cremoso  y un pantalón de piel marrón.

Se puso sus botas y cepilló su cabello sentada en el tocador que se encontraba en la habitación, pero su mente estaba en cualquier sitio menos ahí, quería saber como estaba Shena, si Chiamon o su padre ya sabían que se había escapado, ¿La estarían buscando?, y su hermano ¿Como estaría?, se moría de ganas de verlo, de darle un abrazo y contarle todo lo que le ocurría dia a dia, como hacía cuando era pequeña.

Dejó el cepillo sobre la mesa y se quedó allí, embelesada, mirándose en el espejo sin saber muy bien que iba a hacer, vale, ahora estaba a salvo, había tenido suerte de encontrar a unas personas tan amables y generosas como los MacCarson, pero ¿después?, no se podía quedar allí eternamente, tenía que ir a por su hermano, estaba segura de que tendría su ayuda completamente, y luego, mataría a cada uno de esos asquerosos que le habían hecho daño a ella, y a las personas que quería.

Se levanto y se dirigió a la puerta abriéndola y saliendo cerrando tras ella, camino por el pasillo llegando a las escaleras las bajo de dos en dos, y se encaminó hacia el salón, entró y no encontró a nadie allí, así que se dedicó a investigar un poquito, la mesa aún no estaba dispuesta, la chimenea tenia una pequeña fogata, había varios cuadros, pero el que mas llamó su atención fué el de la pared de la derecha, era gigante, y bastante hermoso, se notaba que lo había hecho un buen pintor, era un gran retrato de una mujer rubia de ojos claros, a su lado estaba un hombre barbudo y bastante apuesto y de ojos negros, era muy parecido a Andrew, así que supuso que eran sus padres, y delante de ellos había un niño con los cabellos rizados y los ojos verdes, con una sonrisa muy bonita y sincera, y a ambos lados de el niño, dos niñas rubias como el sol, y con los ojos claros, estas eran idénticas, parecían dos replicas exactas, imaginó que era Andrew con sus dos hermanas, volvió a fijarse en los padres y se sorprendió en el gran parecido de Andrew con su padre Duncan, eran idénticos, el único cambio era que tenia los ojos de su madre, y las dos muchachas eran igualitas a su madre, sonrió con nostalgia, a ella le hubiera gustado saber como era su madre, cerro los ojos intentando imaginarla, pero no había nada.

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