Capítulo 1: Descubierta

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Los rayos de sol comenzaban a adentrarse en sus aposentos, su larga melena castaña se extendía en la almohada. Entreabrió los ojos, apenas estaba amaneciendo, se incorporó levemente quedando sentada sobre su lecho.                     

Deslizó sus piernas hasta que tocaron el frío suelo. Se puso en pie viendo el hermoso paisaje de las Highlands tras su ventana, caminó por el suelo de fría piedra con sus pies descalzos hasta pararse ante su espejo.

Observó sus grandes ojos verdes, su piel clara, su larga melena que llegaba hasta su estrecha cintura. Se quedó pensativa, mirándose a sí misma y siempre haciéndose esa misma pregunta, ¿Se parecía a ella? ¿Se parecía aunque solo fuera en algo?.

Dejo sus preguntas sin respuesta de lado y se dirigió al armario, abrió una de las puertas y agarro un pantalón de cuero negro, una camisa blanca y un corpiño negro, un atuendo cómodo para salir a cabalgar, aunque no fuera lo apropiado para una dama, y mucho menos fuera aprobado por su padre, aunque eso era algo, que realmente le importaba muy poco.

Se quitó la camisola y se vistió rápidamente, se hizo una trenza para que no le molestara demasiado el pelo y salió de su habitación como cada mañana, pasando lo más silenciosamente posible por el pasillo, para no ser descubierta por su padre y bajó las escaleras de dos en dos, se cruzó con una de las sirvientas, que como cada mañana le dio los buenos días y le pidió que le hiciera el favor de que su baño estuviera listo para cuando regresara.

Salió del castillo y como una niña se dirigió entusiasmada hacia los establos, donde su yegua, Gitana, la esperaba ansiosa por cabalgar. Había sido un regalo de su hermano, se la había traído a escondidas hacía varios años, y la conexión entre ambas había sido inmediata, según Andy la había elegido expresamente para ella, ya que ambas tenían un espíritu indomable.

No le puso las riendas, ya que era algo que a ninguna de las dos le gustaba, simplemente subió sobre su fiel compañera, y salió a todo galope de la prisión de ambas.

Agarrándose cuidadosamente de sus crines procurando no hacerle daño, cabalgaron por los grandes prados de sus tierras, pasando por la aldea, saludando a su pueblo y correspondiendo a sus sonrisas, y como cada mañana, cabalgó a lo alto de la colina hasta llegar al gran árbol, desmontó sin preocuparse de amarrar a Gitana ya que sabía que nunca se iría, como tantas veces había hecho desde que era una niña, trepó con agilidad sus grandes ramas, se acomodo como siempre hacía, con la espalda apoyada en el grueso tronco y observó sus tierras, su castillo, la aldea, desde aquel paraíso, podía observar todo con los últimos rayos de sol que quedaban por salir.

Más tarde regresó al castillo, dejó a Gitana en su cuadra y se adentro en su casa, subió los escalones  y fue directa a su habitación encontrando allí ya la bañera preparada. Con ganas de tomar un buen baño empezó a deshacerse la trenza frente a su espejo.

Entonces escuchó el fuerte portazo y se giró sorprendida.

Y ahí estaba, su padre, Rodik, en su rostro se reflejaba un gran enfado, ¿porque sería esta vez?

-¡¡Kristal!! ¡¡¡¿Cómo te has atrevido a tener contacto con el clan Granham!!? ¡¡¡¿Es que te has vuelto loca?!!! ¡¡¡¡¡Has tenido contacto con nuestro mayor enemigo!!!  ¡¡Con Shena Granham, la estúpida hija de Dour!!. - Gritaba agitando las manos mientras caminaba hacia ella muy cabreado.

Debió haberlo imaginado, seguramente el perro faldero de Rodik la había seguido como solía hacer siempre por orden de su padre, ese perro sarnoso de Kern, siempre lograba deshacerse de él para poder encontrarse con Shena, su mejor amiga, pero tarde o temprano, iban a descubrirlo, no puedes ocultar un secreto para siempre.

-¡¡¡¿Dime desde cuando?!!! ¡¡¡¿Desde cuando eres una sucia traidora?!!!. - La miró con una rabia inmensa, y ella no agachó la cabeza, al contrario, la alzó con orgullo, mirándole con rabia, con todo el asco que contenía hacia ese ser.

ME VENDIÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora