Apenas estaba amaneciendo y Kristal parecía un búho en su lecho, dando miles de vueltas para un lado y para otro sin conseguir volver a dormirse, así que optó por levantarse ya, no aguantaba mas ahi tirada en la cama, se asomó al ventanal de su cuarto y observo como poco a poco el sol iba saliendo dando un precioso amanecer, el cielo estaba de tonos rojizos y azules, era hermoso, entonces escucho unos pasos en el pasillo y cuando se giró hacia la puerta escuchó dos pequeños golpes en esta, se acercó para abrir y cuando lo iba a hacer la puerta se abrió y las dos gemelas se asustaron al verla ahí de pie, Kristal dio un respingo hacia atrás.
-Calla.- Dijo Lesly en voz baja mandándola callar y entraron ambas hermanas cerrando la puerta y se quedaron mirando a Kristal.
-¿Qué ocurre?.- Pregunto Kristal extrañada de verlas a estas horas de la madrugada despiertas.
-Esque hemos tenido una idea, nosotras algunas mañanas cuando esta amaneciendo vamos a un lago que está al este de las tierras, es gigante y hermosísimo, y nos bañamos allí un rato, y hemos pensado si te apetecería acompañarnos.- Dijo Lilit sonriendo entusiasmada al igual que su hermana.
-Bueno, yo no me niego a nada.-Todas rieron y Kristal se dispuso a vestirse y coger algo de recambio.
Las tres silenciosamente cruzaron el castillo y salieron por la puerta trasera sin hacer ruido para no despertar a nadie, se dirigieron a las caballerizas y ensillando a sus yeguas salieron cabalgando hacia el lugar.
Kristal observaba aquel magnífico sitio, el prado verde, sus árboles, colinas, casas, eran unas tierras muy hermosas, Lesly anunció que ya casi estaban, y a lo lejos pudieron contemplar el lago del que las hermanas habían estado hablando a Kristal, era magnífico, tenía una gran cascada, y estaba mayormente tapado por árboles, mejor, asi tendrían mas privacidad, aceleraron el trote de los caballos y cuando al fin llegaron, desmontaron, y Kristal enseguida se enamoró de ese sitio, era espectacular, empezaron a quitarse sus ropas dejándose sus finas camisolas puestas entraron al agua muy felices de compartir ese momento.
Estuvieron lanzándose agua unas a otras riendo y jugando como niñas.
Cuando la guerra de agua cesó, se relajaron flotando sobre el agua y empezaron a charlar de sus cosas.
Mientras tanto, Andrew seguía en su cama, dando vueltas, y sin poder sacarse a esa alocada mujer de su cabeza, no pudo dormir en toda la maldita noche, pensando en ella, no la sacaba de su mente, y eso empezaba a cabrearle.
No podía permitirse nada con ella, era la hija de un Laird y lo más importante, hermana de un buen amigo suyo, por mucho que le gustara y la deseara, no podía, eso, no podía ver a la hermana pequeña de un buen amigo suyo como algo más, ¿No? su prioridad era su clan y sus hermanas, era su deber, ser el Laird que todos esperaban, no era el momento de tener una familia, él no esperaba casarse por amor ni mucho menos, sabía que algún día tendría que formar una familia y dar herederos a su clan, pero no contemplaba la idea de nada aún, simplemente no po... Espera, ¿Que estaban haciendo sus hermanas y Kristal a estas horas de la madrugada atravesando el jardín dirigiéndose a los establos?
Las observó desde su gran ventanal y se lanzó como un rayo corriendo a su armario a ponerse las primeras prendas que cogió y salió disparado del castillo hacia el lugar donde las había visto ir.
Antes de llegar al lugar las vio salir de los establos galopando hacia el este de las tierras.
En segundos, ya estaba sobre su caballo a todo Intentando no ser visto las estuvo siguiendo durante un rato, hasta que vió que se dirigían al lago y ahi fue cuando se dio cuenta de que era tonto, era obvio, sus hermanas siempre iban a ese lago a bañarse aunque él las regañara amenudo advirtiéndoles de que podía ser peligroso, ni caso le hacían, y encima, esta vez, Kristal iba con ellas.
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ME VENDIÓ
RandomKristal MacKam, hija de un horrible laird al que no le importa nada su bienestar. Una luchadora, rebelde e inconformista con las normas de su época, intentará por todos los medios luchar para poder vivir la vida que merece. Él, un guerrero con fuert...