Capítulo 24: Lady moscarda

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Después de unos segundos en completo silencio les sirvieron sus platos, todos habían estado hablando a la suya mientras ellos tenían esa pequeña conversación, parecía que nadie les había estado escuchando.

Comenzaron a comer en silencio, Kristal miró varias veces de reojo a Andrew pero él parecía estar escuchando la conversación que mantenían los guerreros, así que siguió comiendo sumida en sus pensamientos.

En cambio Andrew, muy lejos de estar prestando atención a lo que hablaban sus hombres, no podía dejar de pensar en ella, odiaba no parar de imaginar todo lo que ella había padecido en manos de su padre, una y otra vez le venían imágenes de ella siendo maltratada por Rodik, o de ella encadenada en una de las mazmorras de Chiamon siendo azotada brutalmente.

Recordó el día en que la encontró, tan agotada y pérdida, con su espalda llena de sangre… Y todo por luchar por su libertad. La admiraba, y mucho, cualquiera en su lugar se habría rendido, pero ella no, ahí estaba, lista para vengarse de todos aquellos que le hicieron daño y para reclamar lo que era suyo.

La miró de reojo, era tan bella, no podía evitar quedarse embelesado observándola, su cabello ondulado aún estaba húmedo, tenía el ceño fruncido mientras removía su comida pensativa, Kristal era muy expresiva, en su rostro se podía notar cualquier cosa que le ocurriese, y eso a veces le resultaba hasta divertido, ya que cuando la mente de ella divagaba a saber de qué cosas, hacía expresiones extrañas, muecas, se mordía el interior de su mejilla, o fruncía el ceño, y a Andrew le encantaba intentar adivinar en qué estaría pensando.

Por otro lado, ese vestido color esmeralda que llevaba puesto, era tan sencillo como bonito, y obviamente, a ella le quedaba demasiado bien, le hacía juego con sus ojos… ¿Porque le tenía que atraer tanto esa mujer?. Se fijó en su delicado cuello, lucía el colgante que él le había regalado por su cumpleaños, hasta ahora siempre que se fijaba lo llevaba puesto, y aunque no lo admitiría, le hacía ponerse muy contento.

Su mirada viajó unos centímetros más abajo y se tensó por completo, girando el rostro abruptamente y tragando saliva, su escote… ¿No podía ponerse un cuello alto por el amor de Dios?, ¡Pues no!, ¡Ella tenía que estar torturandolo como de costumbre!. Trago saliva y siguió comiendo evitando mirarla, esa loca iba a ser su perdición.

Ambos se giraron en seco hacia uno de los guerreros al escuchar el nombre de "Jake". Habían mencionado como le había quedado el ojo al pobre idiota, y obviamente todos se habían reído, pero las risas se apagaron al ver la mirada de Andrew clavada en ellos.

-Eh… Disculpe mi Laird.- Dijo Archie, uno de los guerreros que tenían sentados en frente, entre intimidado y avergonzado.

-No te preocupes Archie, es lógico que todos comenten lo ocurrido.- Andrew asintió sin preocuparse mucho por el tema. Kristal solo los contemplaba sin saber si debía decir algo o no.- Si golpee a… Jake, fue un impulso al ver que se estaba propasando con la señorita MacKam.- La miro por unos segundos al igual que ella a él. Volvió a mirar a los guerreros que le escuchaban en silencio.- Y ese es un comportamiento que no consentiré en ninguno de mis hombres. Así que aprovecho para deciros que si volviese a ocurrir un hecho semejante, el culpable sería expulsado de inmediato de mis tierras.- Finalizó serio, absolutamente todos le escuchaban en silencio, algunos asintieron estando de acuerdo.

-Desde luego Laird.- Volvió a hablar Archie, Andrew lo miró, era un buen muchacho, y un muy buen guerrero, a sus 19 años había tenido que relevar a su padre en su puesto ya que este había fallecido.- Todos pensamos que Jake no se comportó para nada bien, además que siempre intenta aprovecharse de las jóvenes solteras y no es el primer golpe que se lleva por ello.- Los demás guerreros le dieron la razón.

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