Llevaban horas cabalgando, Kristal estaba lo más alejada posible de Chiamon, estaba tensa, era demasiado evidente de que los guerreros estaban atentos a cualquier movimiento de ella, aparte de los 6 que la iban custodiando, obviamente para que no pudiera huir, según había gritado Chiamon hacía unos minutos, quedaba poco para llegar, y así era, ya que se podían vislumbrar las tierras Nathrach a lo lejos. Cabalgaba lentamente, como si no hubiera prisa por llegar, y en cierto modo así era, y mucho menos saber lo que le esperaba ahí. Cuando ya se encontraban en las tierras Nathrach tuvo que hacer acopio de todo su valor para no derramar ni una sola lágrima, no le daría el gusto a ese viejo asqueroso de verla sufrir.
-¡¡¡Llegamos!!!.- Escuchó a Chiamon gritar mientras avanzaban por el camino que habían formado los aldeanos del pueblo, que salían de sus casas para observar el regreso de su Laird, hasta llegar al castillo. Cuando llegaron al portón, Kristal se fijó en los rostros de aquellos aldeanos, parecían tristes. Junto a las escaleras principales todos desmontaron, así que ella bajó de Gitana en un salto.
Chiamon enseguida se adentró en el círculo de guerreros por el cual estaba rodeada.
Kristal alzó su barbilla para mirarlo fijamente a los ojos, ese gusano tenía que dar gracias de que ella aún estaba maniatada, porque si no, ya le habría retorcido el cuello con sus propias manos.
-¡Tú, ven conmigo! .- Al mismo tiempo que Chiamon habló, la agarró de las muñecas y la arrastró prácticamente hasta el salón principal.
-¡¡No me grites, gusano!!.- Kristal le contestó, muy enfadada, a lo que él se carcajeó haciendo que ella se cabreara aún más.
-Ya se te bajarán los humos.- La hizo subir las escaleras llegando a un largo pasillo, caminaron en silencio, una mujer salió de una de las habitaciones parándose ante Chiamon.
-Laird.- Hizo una reverencia casi imperceptible, era una mujer bajita, mayor, con el pelo negro y corto.
-Tea, ordena que lleven las pertenencias de Kristal a sus aposentos.- Chiamon habló frío, seguramente esa mujer fuera el ama de llaves.
-Sí mi Laird.- Y sin decir más, la mujer se marchó, ellos siguieron caminando hasta llegar al final del pasillo, donde habían dos guerreros apostados en una puerta.
-¡Abrir! .- Chiamon dió la orden y obedecieron enseguida. Entraron dentro y cerraron a sus espaldas.
-¡Ah!.- Kristal gritó cuando fué empujada por Chiamon y cayó encima de la cama.
-Luego nos vemos, preciosa.- La miró con lascivia guiñandole un ojo descaradamente, y sin decir más Chiamon salió dando un portazo, pero ella logró escuchar como ordenaba que la desataran, inmediatamente vió como la puerta se habría, un guerrero entró rápida y silenciosamente, la desató y salió sin decir nada, volviendo a cerrar.
Agarró un cojín con fuerza enterrando su cara en el y gritando para desahogarse un poco sin ser escuchada. Se sentó en medio de la cama, con las rodillas pegadas en su pecho, y rodeando con los brazos sus piernas, apoyó la cabeza en sus rodillas y fué entonces, cuando nadie la veía, que por fín se permitió soltar todas las lágrimas que había retenido en su interior, y así, en la oscuridad y la soledad de ese lugar, se quedó dormida.
TIERRAS GRANHAM
-¡Papá, voy a pasear un rato! .- Shena se acercó a su padre dándole un beso en la mejilla.
-De acuerdo, vuelve pronto.-
Salió por la puerta y se dirigió hacia las caballerizas, entrando a la cuadra de su yegua, y colocando su silla de montar para salir lo antes posible, montó sobre ella y salió de allí a todo galope, quería llegar lo antes posible a la linde de sus tierras, para encontrarse con Kristal, estaba muy nerviosa por lo que le hubiera podido pasar, no había podido dormir ni siquiera un poco durante la noche.
Cuando ya casi había llegado a la linde, escuchó unos gritos, se detuvo y se escondió tras los árboles para poder escuchar a escondidas.
-¡Seguid buscando, llegará pronto!.- Era Rodik, el padre de Kristal, tenía el brazo izquierdo vendado, ¿que habría pasado? y lo más importante ¿dónde estaba Kristal?.
Shena se quedó allí unos minutos, pensando si salir de su escondite, sabía que si la veían podrían alcanzarla, pero para eso tendrían que cruzar la linde y no creía que quisieran empezar una guerra, no hoy.Por otro lado, necesitaba saber donde estaba Kristal, ¿Qué estaba pasando? lo pensó unos segundos y decidió salir, no se quedaría con la duda de dónde estaba su amiga.
Cabalgó decidida hacia ellos, estaba a unos pasos de cruzar la linde, pero no la cruzó, no "podrían" hacerle nada, o eso creía, se animó y gritó.
-¡Laird MacCam, que agradable sorpresa!. - Habló lo más irónicamente que pudo.- ¡¿Se puede saber que hace merodeando por aquí?! ¡No irá a cruzar la linde, ¿verdad?!.- Se estaba aguantando las ganas de cruzar ella y darle tantos golpes como fuera posible, lo odiaba, pero también quería provocarlo, sonsacarle dónde estaba su amiga.
-¡Señorita Granham.!- Rodik habló con asco, cosa que la molestó.- ¡¿Y qué hacéis vos por aquí?!.- La miró fijamente.
-¡¡Creo que eso ambos lo sabemos!! ¡¡¿dónde está?!!. - La estaba mosqueando, necesitaba saber cómo estaba su amiga.
-¡¡No sé de qué me habláis!!. -
-¡¡¡Pues yo creo que sí!!! ¡¡¡¡Rodik, no me provoques, sé quien eres y todo lo que Kristal ha tenido que aguantarte!!!! ¡¡¡¡Dime dónde está!!!! ¡¡¡¡Porque si le has hecho algo juro que te mataré!!!!!. - Lo había conseguido, ese gusano de Rodik buscaba cabrearla, y ya lo había hecho.
-¡¡Anda, si hasta me tuteais, pues si que debéis de conocerme!!. - Rodik sonrió con malicia.
Tenía ganas de cruzar y atravesarle con su espada pero no la ayudaría en nada para obtener las respuestas que quería.
-¡¡¡¡¡¡¿¿Dónde está Kristal??!!!!!!. - Gritó ya tan cabreada que algunos guerreros dieron un paso atrás.
-¡¡Dónde merece estar!! ¡¡¡¡Ahora!!!!.- Y en ese instante las flechas volaron hacia ella, haciendo que su yegua se asustara y se desbocara saliendo disparada hacia la linde y cruzándola.
Rápidamente agarró las riendas con todas sus fuerzas para detenerla, había cruzado, ahora sí que la podían capturar. Hizo girar a su yegua y salió a galope intentando esquivar las flechas que volaban por todas partes, una casi la alcanza y sin saber cómo consiguió llegar de nuevo a la linde de sus tierras sin que la alcanzaran.
Galopó unos cuantos metros, dónde ya no llegaban las flechas, pero esto no iba a quedar así.
En un rápido movimiento sacó su arco y una flecha, como tantas veces había hecho practicando con su padre, pero esta vez, todo dependía de esta flecha, apuntó a su objetivo y cuando lo tuvo a tiro, disparó.
Esta sobrevoló rasgando el aire a su paso velozmente y se incrustó en el brazo derecho de Rodik, el cual soltó un grito de dolor mientras caía del caballo del fuerte impacto. Mientras Shena, con una gran sonrisa, se giró y se marchó, dejando allí a ese estúpido llorando y gritando por una simple flecha.
Cuando estaba cruzando el bosque, se paró en una poza atando las riendas a un árbol, se sentó en una roca, y se quedó mirando el reflejo del agua.
- Kristal, ¿Dónde estás?.- Preguntó allí, sola, sin respuesta a su pregunta, solo sus propios pensamientos, y el miedo a la respuesta.
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ME VENDIÓ
DiversosKristal MacKam, hija de un horrible laird al que no le importa nada su bienestar. Una luchadora, rebelde e inconformista con las normas de su época, intentará por todos los medios luchar para poder vivir la vida que merece. Él, un guerrero con fuert...