Amigos.

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*Nanami*

Nunca me habia detenido a pensar en como terminaría mi vida, después de que Sumiko había fallecido en manos de una maldición de categoría especial mi vida cambio demasiado.
Me llenaba de recuerdos que no entendía, me decían que todo iba a estar bien, pero pensándolo bien me las arreglaba para seguir adelante todos los días. Al ver que no estaba solo y que siempre había una personita de tras mi siguiendo mis pasos era lo más reconfortante para mi alma si es que tenía una.
- !Papi! - Arthur entro corriendo por la puerta y llegó hacia a mi, me puse en cunclillas para poder abrazarlo.
- Corre muy rápido - dijo Gojo - mientras respiraba rápidamente. Dejo la mochila en el sofá y miro su celular. - Tengo llamada de Yaga. Supongo que hoy no llegaré a cenar con ustedes.
- ¿No iremos al parque tío? - pregunto el pequeño.
- No, en esta ocasión no. Tengo trabajo, pero ya casi es tu cumpleaños y te tengo una sorpresa enorme - solo mire a Gojo.
- Lo estas malcriando mucho - dije mientras lo cargaba.
- Para nada Nanami. Que tú seas amargado no quiere decir que yo lo este malcriado. Cuando crezca ni siquiera nos va a querer cerca. Hay que aprovechar cada segundo de su niñez está creciendo a pasos agigantados, lo que menos tenemos es tiempo con él - me miró y sonrió se acercó para despedirse de mi hijo y salió de la casa.
- Vamos a comer, ve a cambiarte y lavarte las manos mientras preparo la mesa - los baje y el asintió corrió a su habitación y mientras servía la comida salió a toda prisa de su recamara.
- Papi - dijo tomándome de la pierna, temblaba de miedo.
- ¿ Que sucede?
- No tengo a Long conmigo, creo que lo perdí en la escuela o se ha de ver caído cuando está jugando con mi tío y va a llorar si no me ve - se tocó su pecho desesperado - los ojos de mi hijo eran para este punto Verdes. Los tome de la mano y salimos de la casa para buscar su collar.
- Tranquilo lo vamos a encontrar - dije mientras le colocaba el cinturón de seguridad. Saque mi teléfono y le informe a Shōko lo que ocurría.
Llegamos al colegio y afortunadamente aún habia personal que pudiera ayudarnos.
Buscamos por todas partes del colegio el collar, pero no tuvimos éxito.
Nos dirigimos al parque a dónde había estado con Gojo. - ¿Puedo ir allá? - señaló a un lugar en el cual había árboles y asentí no te alejes mucho por favor - le pedí y el solo asintió.
Para este punto Shōko me había llamado para avisarme que estaba en el colegio para poder seguir buscando ahí mientras nosotros estábamos en el parque buscando.
Arthur ya había tardado en dónde me dijo que estaría, camine hacia donde estaba y lo acompañaba un pequeño aproximadamente de su edad.
- Ese collar que traes puesto es mio - lo miro Arthur señalando el collar.
- No es mío, yo siempre lo he tenido - respondió el pequeño pelirrojo. Observe con atención dicho colla y el pequeño no mentía, era diferente los detalles de ese collar eran verdes como un jade.
- Había otro caballero como solía decir Gojo - observe detenidamente todo al rededor. - Es que yo tengo igual, pero se me perdió.
- ¿Quieres que te ayude a buscarlo? - pregunto el niño. - Mi abuelito me ha dicho muchas veces que no debo alejarme de mi collar. Quizás tú collar está escondido para que nadie más lo encuentre. Gema puede ayudarnos. - Mi hijo lo miro y no le respondió nada el niño cerro sus ojos y salió una energía que Expedia del collar se convirtió en un pequeño Dragón se posó aún lado del niño y Artur se quede asombrado al mirar lo que el niño había hecho.
- Long es muy grande a comparación del tuyo - el otro pequeño lo miro. En efecto, parecía ser un niño, era en tonos verdes y grises. Unos hermosos ojos verdes. Eres diferente al de mi hijo.
- Mi abuelito dice que yo le puedo decir que hacer. Entonces tiene que ser pequeño como yo, para que no asusté a nadie. - entendía que su abuelito sabía muchísimo y tenía la idea de que él nos podría ayudar a saber cómo Arthur podría sincronizarse con el dragón.
Mi teléfono sonó se trataba de Shōko habia encontrado el collar, le comenté lo había ocurrido y me dijo que la esperar ahí.
- Shōko lo encontró - le dije y el pequeño pelirrojo le sonrió.
- ¿Cuando te lo traigan me enseñas como es? - pregunto. Arthur nunca daba respuestas, solo asentía con la cabeza.
Era muy difícil que se comunicará con las personas, pero este niño le emitía cierta confianza.
- No sé cómo hacerlo - solo cuando tengo mucho miedo sale solo.
En cuestión de minutos llegó Shōko con el collar. Se puso en cuclillas y miro a mi hijo con una sonrisa.
- Lo encontré, no dejo que nadie lo tocará más que yo. No debes volverlo a perder. Se asusta cuando no estás con él ¿Entendido? - mi hijo asintió y Shōko se lo coloco y después la abrazo.
- ¿Eres doctora ? - pregunto el niño mirando a Shōko ya que llevaba puesta su bata. Ella lo miro y miro al pequeño dragoncillo que estaba a un lado del niño.
- Así es . ¿Te sientes mal? - le pregunto.
- ¿Tu abuelito está enfermo verdad? - Shōko miro a Arthur puesto que nunca hablaba con nadie, pero parecía que este niño le agradaba.
- ¿Cómo sabes? - lo miro.
- Tu dragón no se calla - respondió.
- ¿Puedes escucharlo ?
- Si, ya me dijo lo que pasa. ¿Y tu papá?
- Yo no tengo papá. Solo mi abuelito, pero está enfermo. Iba a buscar al doctor.
- Haz que regrese antes de que alguien más lo vea - le pidió Ireiri para después mirarlo. Le tendió la mano y lo miro. - vamos a ver a tu abuelito. ¿Que le sucede? - pregunto.
- Lleva 3 días en su cama y no se que hacer ya tengo mucha hambre y hoy me escape para buscar a un doctor. - Se tallo sus ojos
- Vas a estar bien. ¿Cuál es tu nombre? - pregunto.
- Suzuki Hayato - ella le sonrió. Y le tendió la mano.
- Es un gusto Suzuki . Yo me llamo Ireiri Shōko, el es mi amigo Nanami y este pequeño es Arthur.
- Vamos a ver a tu abuelito - dije mientras Shōko lo tomaba de la mano. Nos dirigimos al auto Arthur solo iba serio. Sin decir nada.
- ¿Sucede algo? - lo mire.
- Papi, su abuelito no respira - susurro.
Lo mire sin decir nada, lo tome de la mano, el pequeño nos indico hacia donde teníamos que ir. Llegamos al pequeño pueblo de Nagoro, que estaba cituada a mitad de una monta deje el carro estacionado en un lugar en dónde no se hiciera tan pesado el camino mientras caminaba decidí llamar a Satoru para que nos alcanzará, yo sabía perfectamente que la noche iba a ser larga y necesitaba de alguien que estuviera con los niños.
Al acercarnos a la casa del pequeño soltó la mano de Ireiri y corrió muy efusivo.
- ¡Abuelito! - grito el niño. - ¡Abuelito! - el niño no tenía respuesta alguna.
- ¿Él va estar bien Papi? - pregunto Arthur.
- Escúchame bien, - me puse en cluclillas frente a él - Ningún niño tiene por qué sufrir. - Pero su abuelito Papi - mi hijo comprendía exactamente lo que estaba sucediendo, me abrazo con tanta fuerza y no pudo contener sus lágrimas. Su dragón nuevamente se hizo presente, pero está vez lucía más pequeño. Se acercó a nosotros y mi hijo lo abrazo para que lo consolara.
Ireiri salió con el pequeño en brazos y Dragón los acompañaba, ambos dragones se hicieron reverencia y se miraron.
- Están hablando - dijo Arthur. Mientras se limpiaba las lágrimas.
- No podemos dejarlo desprotegido. - mire a los niños y le pedí no dijera nada - Saturó no debe tardar le pedí que viniera por ellos - ella asintió.
Minutos después llegaron unas personas que le ayudaban en la morgue para sus investigaciones. Treinta minutos más tarde llego Saturó.
- Llévalos a comer algo ya es tarde y no han comido nada - le pedí mientras miraba a su alrededor.
-No murió de causas naturales - dijo mientras observaba. - Vinieron por el pequeño y no lo encontraron - sonrió al verlos. - Hay espacio suficiente en mi casa, para dos dragones. No podemos estar de un lugar a otro - dijo mirándome.
- ¿No hay opciones?- Shōko nego.
- Sus padres murieron en un accidente al mes que el niño nació.
- No te sientas mal por esto - dijo Saturó. - Es el destino de estos niños y nos tienen a nosotros.
- ¿Y si nosotros llegamos a faltar? - sentí un profundo dolor en el pecho. Mire a mi hijo que con mano le cubría los ojos a Hayato para que nadie viera en la condición en la que se encontraba. Cosa que hacía jugando Saturó con él para que nadie lo notará. - Es por eso que tenemos que enseñarles todo lo que nosotros sabemos, para que lleguen a ser los más fuertes. - Shōko lo miro con una sonrisa - Me los llevaré a mi casa ahí estarán seguros, Megumi me acompañará. Espero tu llamada - me dijo mientras se dirigía con los niños.
Los tomo de la mano y mi hijo solo volteo a verme y sacudió su mano para despedirse inmediatamente hice lo mismo.
- ¿Que sucede? - mi miro Ireiri
- ¿Su casa es lo bastante grande para dos dragones? - Ella rio bajito.
- Es obvio que ya lo tenía planeado para que estén más cerca de él. Y con esto tiene razón Saturó, sabe ocultarse muy bien y ahora son dos niños que van a depender de ustedes. Será buena ayuda para ambos.
- Creo que los niños van a correr más peligro a su cuidado - la mire.
- Posiblemente - respondió la chica.

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