Promesas.

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Cuando Shōko llegó me miró y se acercó a Hayato. Lo reviso y con su energía intento reanimarlo. Sabia que ya era tarde, ya no había nada por hacer. Fisiguro me abrazo y me sostuvo entre sus brazos por varios minutos. Suponía que esperaba a que me rompiera en sus brazos pero no fue así. El señor Ijichi llego y me entrego su teléfono.
- ¿Arthur? - preguntaron del otro lado de la bocina.
- Sí - afirme.
- Iré por ti en tres días al aeropuerto de Dinamarca - sin decir más colgaron. Le regrese el teléfono a Ijichi y me dirigí a la habitación de mi papá para buscar mis documentos y lo que me hacía falta. Los destrozos que había en la casa era superiores. Estaba seguro que algo buscaban, pero no sabía que era y ellos sabían que estábamos solos porque Aki todo el tiempo estuvo dándoles información y yo había Sido muy ingenuo al confiar en él.
Llegué a mi habitación y Shōko entro detrás de mi.
- Siento mucho que esto haya pasando - me senté sobre mi cama.
- ¿Ya no voy a regresar verdad? - la mire.
- No te culpes y tú puedes regresar cuando quieras. Sólo es para protegerte.
- ¿Y quién lo protegió a él? - la mire molesto - ¿En dónde estaban todos? - unas lágrimas cayeron. - Él no venía solo y yo estúpidamente no lo detuve en el centro comercial.
- Tienes que irte por un tiempo.
- Me iba a ir con Hayato - llore - me quitaron a mi papá y a mi hermano - me tomo de la mano y coloco el collar de Hayato en mi mano.
- Él siempre te va a cuidar. Tienes que hacerte muy fuerte para que algo así no vuelva a suceder. - me abrazo
- Por su supuesto que no va a suceder de nuevo - la voz de mi tío me estremeció.
- Gojo - lo miro Ireiri.
- Voy hacer lo que Nanami siempre quiso para él. Y voy a mantenerlo lejos de esto - ella lo miro incrédula.
- Gojo - su voz se quebró.
- Ellos esperaban a qué yo me fuera para lastimarlos. ¿Ino en dónde estaba? - pregunto.
- También lo atacaron - respondí. - eran muchos tío.
- Nos vamos a ir de aquí, vamos a despedir a Hayato como lo merece y después nos vamos - Ireiri lo miro - Si tú quieres puedes acompañarnos.
- ¿Qué vas hacer? - le pregunto.
- Simplemente voy a renunciar y me llevaré a mi sobrino conmigo. Va tener la vida que Nanami siempre quiso para él.
- No le hagas esto - él le sonrió.
- Siempre voy a estar de su lado. Y estoy seguro que después de esto voy a tener que lidiar yo solo con sus estados de ánimo.
- Piénsalo bien - le suplico.
- No hay nada que pensar. No pienso volverlo a dejarlo solo, mira como terminaron - apretó sus labios y se dió la media vuelta para mirar a Hayato.
- Ayudame con trámites funerarios de Hayato por favor - dijo saliendo de la habitación.
- ¿Vas a estar bien? - asentí - ¿Me lo prometes? - tomo mi rostro entre sus manos y me miro fijamente. - Siempre que me necesites no dudes en llamarme - volví asentir. Me volvió abrazar para después retirarse de la habitación.
Me senté sobre la cama y mire a mi alrededor todo estaba en mal estado, nuestra casa ya no era casa. Mire el aquel sillón en el solía recostarme cuándo las cosas estaban mal. Estaba partido por la mitad y en un pequeño borde se veía una cajita mire detenidamente y me asegure de que nadie me viera. Tome la caja y la abrí y era un reloj.
- ¡Lo encontraste! - me dijo mi tío Gojo llegando - Es un regalo de tu papá. Te lo iba a dar en tu cumpleaños, pero bueno ocupalo.- sonrió.
- Es como el que él solía usar - me tendió la mano y se lo di. Lo saco de la caja y me miró. .- ¿Recuerdas cuando te regale los lentes? - asentí - El también tenía este regalo para ti, pero tú abuelo llegó y no pudo dártelo y lo guardo ahí. Tardaste mucho en encontrarlo - tomo mi mano izquierda y coloco el reloj.
- Nunca pierdas el tiempo en algo que no te haga feliz, la vida es muy corta para desperdiciarla en cosas sin sentido - Lo mire y mis lágrimas salieron involuntariamente.
- Esto me está doliendo mucho - agaché la cabeza.
- No te culpes - solo sentía como mis mejillas se mojaban a consecuencia de mis lágrimas.
- ¿Por qué me hizo esto? ¿Que le hizo Hayato para que lo matará? Tío me dejó sin mi hermano - llore.
- Está bien llorar, pero no siempre muestres lo que duele. Tienes que ser firme.
- Quiero que me regresen a Hayato. Lo quiero aquí conmigo - lo mire. - Tío dime qué todo es un mal sueño para despertarme. Dime qué mi papá se fue de viaje y que va a regresar. Prométeme que nunca me vas a volver a dejar tío - Mi tío me abrazo con fuerza y me presiono con contra su pecho.
- No me hagas prometer cosas quizás no pueda cumplir - sollozo. - Ahora yo me haré cargo de todo. Nos vamos a ir lejos de todo esto. Vas ser un niño "normal" como tú papá quería. Irás a un colegio prestigiado y tendrás una carrera. - estuvo sosteniendome un par de minutos, el director Yaga hizo acto de presencia y mi tío se dirigió a él.
- ¡Te pedi que los escoltaran! - reclamo.
- Hice lo que pude - Yaga respondió.
- Pues no hicieron lo suficiente - me separó de él - ¡Mi sobrino está muerto! ¿Que le voy a decir a Nanami cuando regrese? - lo miro furioso.
- La verdad - nego con la cabeza - No es suficiente. Dijiste que no los dejarían solos. Hayato ya no va a regresar.
- Vete de mi casa Director - le pedí - No quiero saber nada de su escuela ni de su personal. - lo mire.
- Arthur se que es muy fuerte esto para ti, pero debes seguir con tus entrenamientos, con tus misiones - lo mire solo sonreí incrédulo.
- ¿Cuántas vidas se tienen que sacrificar? - cuestione. - Hoy fue mi hermano ¿y Mañana? ¿Quién? - mi tío me miró.
- Váyase por favor - le pedí nuevamente.
- Gojo no dejes que se pierda en el camino.
- Hazle caso. Está muy lastimado tanto física como mentalmente - El directo asintió y salió.
- ¿Tengo que guardar equipaje? - pregunté. .
- No lleves mucha ropa, solo indispensable, y dos mudas de ropa. Lo demás lo compramos con el tiempo.
Me recosté en la cama y solo miraba por el techo, no podía dormir, no podía pensar, no sabía cómo desahogarme. No tenía ganas, las fuerzas se me habían terminado y solo los recuerdos pasaban por mi cabeza.
Al día siguiente tenía que despedirme de mi hermano. Sabía que era algo muy difícil pero no había vuelta atrás.
Entre a la morgue y estaba él ahí en la plancha, tantas veces había entrado a ese lugar desde que era un niño y ahora entraba para despedirme de mi único hermano. Antes de acercarme sentí un presión en el pecho a mis 16 años jamás pensé que pasaría por esto.
- Escuché que te vas - dijo a mi espalda Karther.
- Si, me voy con mi tío Gojo.
- Si te pido que te quedes ¿Lo harías? - pregunto Nara.
- ¿Por qué debería? - cuestione.
- Sin ti no vamos a avanzar. Te necesitamos - dijo sonreí incrédulo y voltee a verlos. Karther me miró y espero la respuesta.
- No me interesa si me necesitan o no. Mi hermano ya no está y lo demás no me interesa - Se acercó Karther e intento tocar mi hombro y me hice hacia atrás evitando el contacto.
- Arthur - cerró su mano formando un puño y me miró a los ojos - sabes por qué siempre debemos estar juntos. No te castigues así. Quédate con nosotros.
- ¡No! Ya no quiero confiar en nadie - sentía que la sangre corría por mi cuerpo - Voy a despedirme de mi hermano. Si se van a quedar les pido que no vuelvan a tocar el tema. Me voy a ir con mi tío y eso es todo.
- Eres muy injusto - me reclamo Nara.
- ¿Injusto? - me miró de nuevo Karther - eras una carga para el equipo. Por cuidarte a ti el se distrajo. ¡Mira como terminó todo! - le grite. Me acerque furioso a ella. - debes de saber en qué momento tienes que alejarte. - Fisiguro llegó conmigo y se puso frente a mi.
- Retirense - pidió, ella solo me miró con lágrimas en sus ojos. Karther solo se dió la media vuelta y se quedó quieto.
- Te dije que no confiaras en él. Cuando quieras ir a buscarlo llámame tenemos saldar cuentas - Fisiguro se quedó frente a mi sin dejarme ver nada. Puso la palma de su mano en mis ojos y respiro.
- Lo puedo hacer yo solo - respondí. Gumi solo me miró y su mirada se cruzó con la mía.
- No les hagas esto. No digas cosas de esa forma cuando estás enojado. Ellos no tienen la culpa - voltee mi mirada.
- ¿Y él si la tuvo? - pregunté - sabes bien lo que está pasando. ¿Por qué pretendes que piense que no está pasando nada?
- Arthur tú no eres así.
- Presisamente por eso. Ya estoy cansando de siempre aparentar que nada me duele. ¿A quien le pido que me regresé a Hayato? - volví a romper en llanto. - ¿A quien le digo que extraño a mi papá? ¿Quien me los va devolver? ¿Dime quién Fisiguro?
- Dejanos solos Gumi, tenemos que despedirnos de Hayato - entro mi tío.
En esta ocasión no traía puestos sus lentes ni su banda. Fisiguro asintió y salió.
- No seas tan duró contigo mismo. Se que ahora mismo no sabes cómo sentirte. Te entiendo, pero ellos siempre han estado contigo.
- No quiero ver a nadie. No quiero estar aquí, me quiero ir lejos - camine hacia plancha en dónde estaba recostado el cuerpo sin vida de Hayato.
- Le hice una promesa que no le pude cumplir - le descubri el rostro y lo mire. - Perdóname hermano - lloré recargue mi cabeza en su pecho. Entro Ireiri y estaba por llegar conmigo.
- Déjalo. ¿Recuerdas que alguna vez pasamos esto con Nanami? - ella asintio.
- Yue fue muy bueno al igual que Hayato. Así como Arthur y él tenían un futuro muy prometedor como hechiceros. Alguien sabe que este equipo junto iba a ser muy fuerte y es por eso que los están desuniendo. Y tú harás lo mismo.
- No. Los estoy protegiendo. No quiero que cuando Nanami regrese no lo encuentre, y también es por mi. No soportaría perderlo. No puedo negarte que me duele mucho Hayato. Crecieron los dos conmigo, y es algo me deja destrozado, no pienso arriesgar a Arthur.
- Arthur va tener un lugar en dónde llorar a su hermano. ¿Lo sabes verdad? - mi tío asintio y ella se acercó a mi y me tomo por los hombros.
- Déjame otro ratito con él. Por favor.
- Ya es momento Arthur. Cuando regreses y Vengas a verlo le tendré su lugar muy bonito junto a sus padres y su abuelito - me limpie las lágrimas y lo mire por última vez. Cubrí su rostro con la sábana y le di un beso en la frente.
- Tenías que aferrarte más tonto - le susurré - ahora se mis pasos. No hay más...
Shōko habia cumplído su promesa de darle un lugar digno para que yo pudiera visitarlo.
Mi tío me llevo de viaje por varios lugares del mundo, ninguno nos convencía. Estábamos cansado de estar de un lugar a otro.
Llegamos a Dinamarca y mi abuelo nos estaba esperando.
- Te dije tres días Artur - me miró.
- Discúlpame. No lo iba a dejar contigo, fueron órdenes de Nanami, era en dado caso que yo no estuviera - le guiñó un ojo y solo lo mire. - estamos a qui por qué quiere ver a su tía - me miró - Pero nos seas grosero Arthur saluda al señor Nanami. - lo mire por el rabillo del ojo mi expresión no era de agrado. Levante la mano y salude por cortesía, recorde como mi padre lo evadía.
- Te va a gustar la casa de tu tía - me sonrió.
- Pueden quedarse así si gustan.
- No te preocupes, rente una casa por unos días - lo miro con disgusto.
- Vamos tienes que tienes que dormir. Llevas tres días sin pegar un ojo y eso no es bueno para ti - asentí y como si fuera una especie de mascota camino a un lado de mi tío Satoru.
Los cambios en ocasiones eran buenos, pero para mi este cambio me estaba lastimando mucho. Quería hacer preguntas pero siempre evitaba las respuestas. Para evitar el dolor.
Llegamos a la casa y había mucho polvo no parecía que mi tío hubiera rentado.
- Bienvenido a ti casa - me sonrió.
- ¿Mi casa? - lo mire.
- Aquí venía tu papá cuando visitaba a tu abuelita. Nadie lo sabía, más que yo. Ahora sabes que tienes una casa a dónde llegas cuando quieras estar sólo - sentí como mi corazón latía. Sentí una sensación extraña.
- Tú vas a regresar aquí de eso estoy seguro - lo mire y asenti. Vamos a limpiar poco para que puedas descansar. Puedes relajarte un poco aquí nadie puede encontrarte.
- Eso me dijiste cuando estábamos en casa - respondí.
- Arthur - me miró y se sentó el brazo del sofá. - Desgraciadamente confiamos en la personas equivocadas y entiendo muy bien lo que te estas sintiendo. Yo también tuve un mejor amigo e hizo cosas que debía hacer. - su respiración cambio y mirada se fijó en el piso - tuve terminar con él por el bien de mucho. Sea cuál sea la decisión que tomes eremos que siempre sea la correcta.
- No sé que vaya a ocurrir cuando lo vuelva a ver, solo se que le irá muy mal - me dirigí a la cocina.
A la mañana siguiente salí a caminar un poco, quería conocer los lugares a los cuales mi papá iba, lo sabia por qué siempre que podía me contaba de su niñez cuando vivía con sus padres y sus abuelos.
Mientras caminaba por la acera me llamo una chica, era casi de mi edad, era rubia, alta y de ojos verdes.
- Hola - saludo. La mire sin decir nada l, lo observé detenidamente y a ser sincero no se veía mal.
- Hola - respondí.
- ¿Eres extranjero? - cuestiono.
- Si, soy de Japón - respondí y ella solo sonrió.
- Es un gusto, mi nombre es Yasu - me sonrió.
- ¿Vienes con el señor de cabello blanco? - pregunto. - * "¿Enserio no podía pasar sin llamar la atención?"* - pensé.
- Si es mi tío - mire mi reloj y ya era un poco tarde y aún no desayunábamos.
- Disculpa, tengo que ir a supermercado - ella sonrió
- No me has dicho tu nombre - volvió a sonreír - ¿Eres? - la mire por encima de mis lentes.
- Eres muy confiada - dije mientras daba unos cuantos pasos - Arthur.
- Es un gusto Arthur - inclino su cabeza y me volvió a sonreír.
- ¿Que haces? - pregunté.
- Saludándote.
- Olvídalo me tengo ir - levante mi mano y seguí mi camino.

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