Sin duda. 1/2

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*Arthur*

Cada mes solíamos ir a la playa era un lugar al cuál le gustaba acudir a Hayato, decía que le gustaba la tranquiladad de dicho lugar.
Papá y mi tío saturó hacían todo lo posible por complacernos en todo lo que podían, éramos una familia un poco extraña, pero siempre unida.
Hayato llegó a mi lado mientras yo caminaba por orilla del mar, mis pies se undian en la arena mojada y era una sensación relajante.
— Papá se quedó dormido — menciono mientras caminaba a mi lado. Sonreí mientras lo escuchaba.
— Cuando sea viejito lo vamos cuidar mucho. Lo merece y también ahorita hay que cuidarlo mucho — me dió un empujón.
— Oye — lo mire. — Nunca vayas a apartarte de mi lado, por muy difícil que sea, nunca vayas a irte — la luz de la luna iluminaba nuestro camino, se nos había vuelto costumbre desde que papá comenzó a llevarnos a Hayato le fascinaba el mar, el sonido que emitía era relajante para él.
— Oye — me miró — Gracias — sonrió mientras se sentaba en la orilla del mar.
— ¿De que hablas? — lo mire mientras  mis pies jugaban con el agua.
— Si tú no me hubieras encontrado ese día jamás nos hubiéramos hecho hermanos — miro al cielo.
— Mi abuelo sabía que eso pasaría y por eso me dejó salir ese día de casa. 
— Long se me perdió ese día. Estaba seguro que no estaba en ese lugar, pero mi papá insistió en buscarlo ahí. Quizás el destino fue él decidió que así fuera — sonreí, me senté a su lado siguió mirando el mar.
— ¿Por qué pediste que me quedara con ustedes? — pregunto.
— Siempre estaba sólo,  papá trabajaba y había veces que mi tío me llevaba con él para seducir chicas — Hayto rio.
— Siempre nos hace pasar vergüenzas  Gojo  — reímos.
— Necesitaba alguien con quién compartir todo lo que me daban, cuando era niño los demás se alejaban,  mis ojos cambiaban de color y todos pensaban que era un fenómeno. Tu fuiste el que llegó sin avisar Hayato y siempre voy a estar agradecido por qué la vida nos hizo hermanos sin tener la misma sangre.
— Siempre será así. Nunca dudes de eso — sonrió.
Mi papá nos miraba desde la pequeña caseta que había rentado, estuvimos esa noche platicando de todo y nada. Por ratos Hayto se metía a nadar el mar estaba muy tranquilo.
— Ven es gratis — me miró.
Me puse de pie e invoque a Long acomulunado energía en todo mi cuerpo, era muy difil mantener el ritmo pero el agua me ayudaba mucho. Intento tras intento  me desgastaba mucho y aún no conseguía mantenerlo por mucho tiempo el tiempo máximo que lo podía controlar era de un minuto y terminaba muy agotado como si hubieran sido horas.
El último intento lo realice con Hayato, pues su energía era de expansión más constante que la mía, pero note que su dragona verde podía conectarse con mis pensamientos y teníamos más resistencia y durabilidad, ya Long era más grande esto me permitía abrir un escudo por 3 minutos logrando que las maldiciones tuvieran menos movilidad.
Todos los intentos los realizabamos de noche. Mis problemas de sueño eran aun mayores, no podía siquiera cerrar los ojos por qué comenzaba a soñar cosas que involucraban a muchas personas cercanas a mi y en su mayoría tenían finales descabellados.
Las últimas dos noches de nuestro último viaje el profesor Yaga llamo a mi papá y tuvo que irse sin decirnos a dónde, su misión se iba a prolongar por lo menos un año, y nos dijo que ya estábamos listos para poder hacer cosas por nosotros mismos y que siempre teníamos que cuidarnos entre nosotros. Todos los días llamaba, aunque lo extrañamos mucho siempre sus llamadas eran lo que esperábamos durante el día.
— Arthur — me llamo el profesor Yaga en cuanto baje de la moto. Me retiré el casco y lo coloque en el asiento — ¿Dónde está Hayto? — voltee atrás de mi y no estaba. Estaba seguro que veníamos a la par.
— No debe tardar — respondí.
— En cuánto llegue los quiero en la orina junto a Lee — asentí y me recargue en la moto esperando a mi hermano.
Saque mi celular y llame a Lee, sonó dos veces si celular y mando a buzón, hice otro intento hasta que me respondió..
— ¿Dónde estás? — cuestione.
— Voy caminando al instituto — respondió.
— No tardes el director nos quiere en su oficina — indique.
— No recuerdo haber hecho algo mal — dijo angustiado.
— Seguramente es por qué bajaron nuestras notas — dije sin preocupación.
— ¡Me dejaste a medio camino! — escuché la voz de Hayato, voltee a verlo y venía lleno de lodo.
— No tardes — respondí en la bocina y Hayato estaba molesto.
— ¿Qué le pasó a tu moto? ¿Está bien? — me acerque a revisarla.
— Eres un tonto — me dió un golpe.
— ¿Estás bien? — pregunté.
— Ya estoy bien — le sonreí.
— Vamos a qué te cambies en lo que llega Lee, el director Yaga quiere vernos — asintió y los dirigimos a la sala de descanso.
Nara estaba sentada en las escaleras, Hayato corrió a verla y le dió una manzana como era costumbre.
— ¿Qué te paso? — pregunto para después darle una mordida a suanzana.
— Me cai — se llevó la mano a la cabeza y sonrió. Le quite la manzana a Nara y le di una moridida y ella solo me miró. Le regrese la manzana y voltee a ver a Aki.
— Date prisa Yaga quiere vernos — dijo molesto.
— ¿Por qué eres irrespetuoso? — lo miro Nara.
— No te importa — subió las escaleras y lo miramos. Karter ya había tardado mucho en llegar, Hayato fue a cambiarse la ropa. Lo seguí para corroborar lo que le pasaba, pero estaba su expresión era muy extraña, se notaba nervioso, sus ojos me evadían.
— ¿Por qué estás molesto? — le pregunté. Se sentó afuera del salón de educación física y me miró.
— Estoy arto de esto. Ya no quiero vivir así — miro al cielo y respiro profundo — Encontré un trabajo y al parecer la paga va a ser buena.
— ¿Y de que trata? — me miró y sonrió
— Pronto lo sabrás hoy es mi último día aquí, me daré de baja ya hablé con mi abuelo y también me iré de casa — se puso de pie — Te llevarás una sorpresa .
— ¿Por qué estás tomando esa decisión? — pregunté sacando una pequeña caja de mi mochila.
— Arthur tenemos que madurar en algún momento y no quiero ser siempre una carga más. Este no es mi mundo — se puso de pie — Tu naciste para estar aquí, eres el sobrino del más fuerte, tu papá es impresionante y no te digo más, solo ten siempre abiertos los ojos. Y cuando te des cuenta de la realidad recuerda que siempre voy a ser tu amigo — camino hacia la dirección y miro a Hayato como si le tuviera repulsión alguna. Mi hermano llegó conmigo y se sentó aún lado.
— ¿Le diste su regalo? — me preguntó y solo negué sin quitarle la mirada.
— Se va ir del colegio — respondí. Estaba confundido sin saber que decir, lo cierto era que siempre pasaba mucho tiempo con él. Y ahora no sabía la razón de su decisión.
— Oye papá no responde — dijo mirando su celular.
— Quizás tiene mucho trabajo — respondí, le enviaré un mensaje para después nos llame, él asintió y se nos unieron karter y Nara.
— Llegaste — lo mire.
— El idiota por fin se va de la casa — me miró.
— Ya me dijo — respondí. Regrese la pequeña cajita a mi mochila y mi hermano me miró.
— Vamos nos están esperando — caminamos por el enorme pasillo y el ya venía de regreso. Ya no portaba el uniforme y nosnmiro sin decir nada. Se despidió con una sonrisa y siguió su camino.
Dio unos cuantos pasos y lo detuve.
— Quédate un poco más, te aseguro que cambiarás de idea — le pedí.
— No sabes lo que dices — saque la pequeña caja de mi mochila y se la entregué la tomo y me miró. .
— Feliz cumpleaños Aki. — le sonreí y el solos torció la boca — Piensa que somos un equipo — Karter llegó conmigo y lo miro.
— Cambia tu actitud arrogante — le dijo — Siempre has tenido todo con nosotros. ¿Por qué te comportas así?
— Te esperamos con el director Yaga si cambias de opinión — le dije mientras daba vuelta y seguimos con nuestro camino. Nara lo miro esperando una respuesta la tome de la mano nos dirigimos al aula.
— Chicos — nos miro — desde hoy se suspenden las salidas a misiones para ustedes — baje la cabeza y lo mire.
— ¿Por qué ? — cuestione.
— Tus notas no son buenas que digamos. ¿Recuerdas el trato de que tenemos? — entrecerre los ojos.
— ¿Y nosotros que culpa tenemos? — cuestiono Nara.
— Son equipo ¿No? — sonrió por nnforma de burla — Si el mes que entras nos mejoras, seguirán castigados — respire profundo y asentí.
— Profesor — levato la mano Hayato para pedir la palabra.
— ¿Que sucede?
— ¿Sabe de mi papá? — voltee a verlo y el nos miro.
— Está misión posiblemente no pueda responderles. Saben que encantó este libre habla con ustedes — tomo su folder y se retiró todas la miradas se dirigieron a mi.
— ¿Repobraste alguna materia? — me cuestiono Lee.
— No, pero baje calificaciones y eso está prohibido — le sonreí. — Mi papá tiene un acuerdo para nosotros, quiere que tengamos una carrera.
— No me extraña mi abuelito quiere lo mismo — Nara nos miro.
— Mi madre está pagando el mismo colegio al que ustedes asisten.
— No tenemos opción. Ponte a estudiar, no pienso estar mucho tiempo encerrado por culpa tuya — me miró Karter. 
Una semana paso muy rápido mi tío había regresado a casa. Estaba muy emocionado por verlo después de tanto tiempo estaba jugando con los chicos del colegio y Hayato ya estaba en casa preparando la cena nos solíamos turnar para realizar los deberes de la casa. 
Aki siempre estaba conmigo había tomado la decisión de quedarse un tiempo más en el colegio, aunque su relacion con Hayato no era muy buena. Pensaba en cuántas ocasiones si en algún momento podrían llevarse bien, pero eso era producto de mi imaginación.
— ¡Mi tío ya está en casa! — le grite emocionado a Karter.
— Ve a verlo. — respondió lanzando el balón a la canasta.
— Vamos a comer Hayato invita hoy — ellos asintieron y Nara nos miro.
— Ustedes no tienen remedio. ¿De dónde sacan el dinero para todo? — me miró.
— Mensualmente nos dan una mesada, aparte tenemos una trabajo de medio tiempo, el ayuda en la panadería y yo reparto pan — los mire. — Tenemos planeado que cuando entremos a la universidad irnos a vivir solos, por eso estamos ahorrando mucho.
— Y por supuesto yo me iré con ustedes — sonrió divertido.
— Ojalá esos planes duren mucho y yo seré su vecina fastidiosa — nos entrego nuestras tollas. Y yo tomé mi mochila.
— Te llevo en la moto anda — la tome de la mano y la jale.
— A nosotros nos llevan en auto — respondió Aki — nos vemos allá asentí y le di el casco a Nara.
— Oye tonto — me miró.
— ¿Qué? — respondí mientras me colocaba el casco.
— Pienso que sería mejor que no confiaras tanto en Aki — dijo mientras acomodaba su mochila y tomaba la mía.
— ¿Por qué?
— Lo escuché hablado con alguien — estaba por decirme algo más cuando mi celular sonó y era de nuevo mi hermano.
— ¿Bueno? — respondí.
— Arthur, .... papá sigue sin responder — dijo al teléfono mire a Nara y respire.
— Voy para allá, ahorita hablamos con mi tío — no hubo respuesta de su parte y colgó.
— Vamos. Hayato está algo preocupado — ella asintió y subimos a la moto.
Llegamos a casa, subí rápido las escaleras y dejé el portón abierto, Nara se quedó mirando antes de que pudiera abrir escuché un auto y mire bajar a los chicos entre y mire la sala y después me dirigí a la cocina.
— ¡Hayatoo!! — grité — ¿Dónde está mi tío? — Pregunté el solo río. Se asomo y me regaño por dejar la puerta abierta. Le ayude a colocar la mesa para poder comer. Los chicos entraronby nos ayudaron a lo que faltaba.
Me dirigí a la habitación de mi tío y había dejado la puerta entre abierta, me azome para verlo y el intuyo que estaba ahí.
— ¿Que haces ahí? — entra.  Entre y lo mire, la verdad es que ya lo extrañaba tanto, pero no más que a mi papá.
Estuvimos un rato hablando y después salí para dirigirme al comedor. Los chicos ya estaban en la mesa y Hayato estaba sirviendo.
— ¿Te ayudo? — pregunto Nara.
— No todo está bien — sonrió. Mi celular sonó, mi corazón por un momento se emociono pesando que era mi papá, pero no fue así.
Respondí nervioso, pero no hubo respuesta alguna. Llegó mi tío y me miró.
— ¿Era papá? — pregunto Hayato.
— No, van tres veces que llaman de este número y no hay respuesta — mi tío sonrió y miro a Aki con desprecio,  tomo asiento dirigió su mirada a Hayato.
— Vamos a comer — indico.
Todos asentimos, antes de terminar de comer Karter recibió una llamada.
— Tenemos que irnos. Mi abuelito se siente mal — Aki lo miro lo miro con una tranquilad que no tenía ninguna expresión en su rostro. Lo mire por unos segundos, recordaba todo las veces que habían dicho que tuviera cuidado con él, pero lejos de todo eso era mi único amigo.
Era con la única persona que me sentía agusto, podía hablar con el de todo lo que sentía, de mis disgustos, así como de mis problemas.
Siempre estaba tranquilo, ocultaba sus emociones con algún objetivo o quizás simplemente era su mejor arma.

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