Encuentro.

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— ¿Que sucede? — respondió Gojo.
— Sumiko está aquí — respondió Arthur. Shōko iba entrenado a la habitación y lo miró.
— Explícame algo ¿por qué se fue? — pidió el chico.
— Arthur ... — se quedo callado.
— No quiero que me mientas tío.
— Arthur tú tío está ocupado — intervino Ireiri — yo te daré las explicaciones que necesites.
— Quiero oírlo de él — la miro desesperado.
— Arthur, tu tío está ocupado — insistió.
— ¿Regresaste a las misiones? — lo cuestiono. Gojo no sabía que hacer o que decir. No quería que su sobrino desconfiara de él.
— Arthur tenemos que hablar — fue lo único que dijo.
— Te escucho — insistió.
— No, en dos días regreso. No es algo que deba aclarar así, por favor mantente cerca de Karther.
— No quiero que esté aquí. No necesito que se quede — Respondió.
— Es la única condición  — Arthur solo volteo a ver a Karther y puso los ojos en blanco.
— Luego hablamos — colgó el celular y se dirigió a la bañanera.
— Ya no tiene fotografías en su habitación — dijo Shōko analizando su habitación.
— Por favor salgan, no le gusta que invandan su espacio — mencionó Kim.
— Lo conoces muy bien. Y tienes un parecido muy grande al señor Nanami — sonrió y se limito a decir algo.
— Tío — salió Artur de la bañera y Kim lo miro. — ¿Que necesitas?
— Un traje, tengo un evento el fin de semana.
— ¿Quieres que te acompañe a comprarlo? — pregunto y Arthur asumió que lo había entendido.
— Si. ¿Acaso no me di a entender?
— Lo siento — Arthur solo nego y Karther lo miro.
— ¿Por qué le dijo tío?
— ¿Eres hermano de Nanami? — Shōko pregunto.
— Si, soy su hermano menor.
— Me da gusto que estés al cuidado de nuestro niño — él sonrió. — Es muy especial para mi, me alegro mucho de que lo dejarán a tu cuidado.
— Fue muy difícil de convencer. — pero con el tiempo me aceptó.
— Es igual que Satoru — el solo sonrió.
Arthur termino de arreglarse, antes de salir de la casa Kim lo llamó .
— No tienes permitido llegar tarde. Y mucho menos tomar alcohol.
El día transcurrió salió de su casa rumbo a su trabajo cuando miro a Miko y ella solo le sonrió.
— Buenos días — saludo amable.
— ¿Cómo estás? — él tenía muchas dudas. Y no se iba a quedar con ella, se sentó frente a ella y la miro. — ¿Que sucede? — lo cuestiono.
— Dime algo — La analizo — ¿Desde cuándo conoces a mi tía Shōko? — ella lo miro.
— Sospecho que ya sabes lo ocurrió — el sonrió y miro por el ventanal.
— Mi tío te quería mucho. Lo pude notar el día que te vio — ella bajo la mirada — Me sorprende que nunca hablo de ti. Mi tío siempre oculta sus sentimientos, pero cuando alguien le importa no lo puede disimular — la miro — ¿Por qué lo dejaste?
— ¿Me estás haciendo parte de tu vida Arthur?
— No te equivoques. Hay un secreto de mi que muy  pocos saben — la miro — ví una parte de tu pasado hace mucho tiempo, pero no logro comprender porque. Tienes mucho que ver con ella y con mi tía Shōko.
— ¿Quien ella? — se levantó del mostrador y camino hacía la pequeña estancia dentro del local. ella lo siguió sin antes dejar a cargo a Haruka.
— Sumiko Gojo — ella lo miro impresionada.
— Arthur — pegó su mirada a la mesa.
— Te voy a decir algo que es muy cierto. — la interrumpió — Dejaste ir a la persona que más te quería en la vida. Y ella dejo a su familia pero no se el motivo.
— ¿Por qué dices eso?
— Sabes de que estoy hablando.
— Yo tenía que aceptar las condiciones que impusieron mis padres.
— ¿Y que recibiste a cambio? — la miro.
— Perdí todo.
— Por qué tú así lo deceaste. Todos nuestros actos tienen un precio y no estuviste dispuesta a arriesgarte. La vida es muy injusta muchas veces, pero cada quien puede elegir lo que quiere.
— ¿Cómo lo sabes? — pregunto.
— Mikoru — la miro — Mis ojos no son como los de mi tío. Mi mente va más allá de todo, cuándo los ojos de alguien más se conectan con los míos me revelan muchas cosas pasado, presente y futuro — ella lo miro asustada — Tus ojos no los he visto, por qué eres parte de un recuerdo, pero por la noche ví los de alguien más. Y me reveló parte de su pasado. Y tú estabas en el.
— Arthur.
— Fuiste muy egoísta y muy tonta. Quizás si hubieras dicho que si te ibas con él no estuvieras así.
— No sabes lo que implicaba.
— No digas que no se nada. Tengo 18 años y perdí dos veces. La primera a mi papá y la segunda a mi hermano, no sabes lo difícil que es dormir sin sentirme culpable de todo lo que pasó. Del saber que no era lo suficientemente fuerte para proteger a mi hermano y del no saber si mi papá está bien o no. Del que mi madre tiene una hija.  No eran dos perdidas eran tres. Quizás cuatro por qué el que yo creía mi mejor amigo asesino a mi hermano. — ella lo miro — ¿Que debo hacer y cómo debo sentirme al respecto?
— ¿Sumiko te busco? — el sonrió sin felicidad.
— Estaba buscando a mi papá y pues ni yo se dónde está.
—Arthur. Nuestras vidas estaban hechas para coincidir. De eso siempre eh estado segura, pero hay veces que las cosas no resultan como las esperamos.
— Algo me dice que conocías a Hayato — miro sus manos — El tenía una gema y un colibrí como el que tienes en tu anillo. Yo protejo la Gema y el colibrí lo llevo cerca de mi corazón.
— ¿Lo querías mucho? — él pego la mirada a la ventana para no verla de frente.
— Antes éramos él y yo contra el mundo. Ahora ya no está , soy solo yo, y con este mundo ya no puedo más. — Miko tomo la mano derecha de Arthur.
— Te dejo el recuerdo más bonito que tenía. Y eso tú lo estás atesorando mucho.
— Yo prometí cuidar de ella mientras esté vivo. La cuestión es que todos me han mentido y no quiero que tú lo hagas también — ella permaneció de frente a él sin dejarlo de mirar, una pequeña brisna de aire corrió por el local ella sonrió al saber que él estaba ahí acompañadola. — ¿Puedo preguntar algo? — Miko se dió cuenta que alguien entro al local.
— Ya hicistes una pregunta.
— Esa no era la pregunta. — sonrió regulo su respiración y se retiró los lentes que cubrían sus ojos cedió a mirarla, ella quedo perdida ante el encanto de los ojos de Arthur. Eran en esta ocasión de un gris brillante, y él sonrió.
— Nadie ah tenido oportunidad de mirarme al ojos, pero se que vas a ser honesta conmigo que no me harás usar mi ritual — ella lo miro.
— ¿Sabés en dónde está Sumiko? — pregunto y ella solo respiro profuanmente.
— ¿Sabes que ella es tu madre? — le pregunto.
— Ella se presentó ayer por la noche. Creí que fue producto de mi borrachera, pero no. No fue así ella tiene una hija y Ko va conmigo a la escuela — Miko lo miro.
— ¿Tienes muchas preguntas?
— No juegues con mi cabeza por qué sabes que vas a perder.
— Eres igual que tú tío. Eres Arrogante y siempre buscas la forma de salirte con la tuya. Arthur — le tomo la mano.
— No. Sería justificar mis faltas diciendo que aprendí del mejor, pero no es así. Solo me enseñó a defenderme y cuidar de mi corazón.
— ¿Si te digo lo que quieres escuchar me llevarías a dónde está Hayato? — Arthur la miró.
— ¿Quieres ir a Japón? — la miro, él era inteligente y sus sueños nunca fallaban, él sabía que no quería regresar.
— Si tú vas conmigo sería más fácil.
— ¿Hayato era tu hijo? — ella bajo la mirada. Arthur sabía que estaba siendo muy duró con ella, pero él quería protegerla sin saber de quién. No quería que su hermano pensará que  no estaba cumpliendo su promesa.
— ¿Tú ya sabías que él era mi hijo verdad? — él sonrió.
— Yo te protegí sin saber que eras tú su mamá — le sonrió —  cuando llegue aquí y te vi por primera vez no sabía que eras, pero yo tenía la necesidad de estar siempre para ti. Mi hermano me dejó tu recuerdo para que yo lo protegiera. Y eso es lo que he hecho estos dos años sin confírmalo, pero mis sueños jamás se equivocan y hoy lo confirmé. Eres idéntica a ese sueño que tuve cuando él murió.
— Arthur — se puso de pie el rubio.
— Mi hermano sabía que yo soy el único que puede ver lo que los demás no. No te voy a presionar. Solo quiero que sepas que siempre que me necesites aquí voy a estar para ti.  Y eso es lo que siempre he hecho. — Al darse vuelta Sumiko iba entrando por la puerta. Se quedó mirándola.
— Hola — lo miro con una sonrisa dibujada.
— Arthur — Miko lo tomó de la mano el rubi solo la miro.
— Tranquila anoche nos conocimos.
— Si, por la noche tuve el placer de conocerlo — le sonrió.
— ¿Quieres hablar? — le preguntó.
— No tiene nada que hablar contigo.
Nanami miro a su hijo. Gojo estaba por entrar antes de hacerlo lo detuvo Shōko, Arthur sólo miro a su padre sin decir nada. Sus rostro cambio de semblante y respiro profundamente. Miro a todo a su al rededor. No sabía que era lo que ocurría solo sabía que por una parte se sentía aliviado por ver a su padre, pero era muy extraña la sensación que sentía dentro de su pecho. Dió dos pasos, Sumiko le sonrió y él salió del lugar. Nanami quiso salir tras él , pero Sumiko lo detuvo.
— Déjalo — pidió. — Los tres tenemos que hablar. Shōko miro a Gojo y le asintio.
— Yo voy con él — se dió la vuelta y fue tras Arthur.
Nanami solo la miraba, sin decir nada, ella solo sonreía tranquila. Una explicación había de tras de 18 años de ausencia.

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