Mi mejor Amigo

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Tengo buenas noticias — entro Nara con una sonrisa de oreja a oreja. — es el momento qué todos esperábamos.
Suguro la miró intrigado, me puse pie y me propuse a salir de la casa.
— ¿Qué sucede? — pregunto Mimiko
— Arthur está apunto de morir — mi corazón se detuvo por un momento, mire q Geto.
— ¿Cómo? — cuestionó.
— Al parecer la maldición era efectiva, "los ojos del más fuerte lo podrían matar". Y así paso, cruzaron miradas y ahora solo esperan a que deje de respirar. Será cuestión de minutos — dijo orgullosa.
— ¿Tuviste algo que ver en esto? — la mire.
— Solo mandé a alguien a jugar un rato en su casa — me mostró los lentes de Arthur.
— ¿Tienes miedo gatito? — me miró orgullosa. — Con él fuera de nuestros planes todo será más fácil.
Respiré profundamente cerré los ojos y trague saliva.
Tenía que salir de esto sin importar que sucediera, tenía que encontrar una solución a lo que mis oídos estaban escuchando.
— Dada la situación creo que Itadori tendrá que esperar — miró por la ventana. — Espero que Gojo no enloquezca con esto. Su protegido va a morir por su propia mano.

*Flash Back*

— Toma — tendió su mano que ocupaba un café caliente — Hace mucho frío. Puedes resfriarte — sonrió.
— ¿Por qué me tienes tantas consideraciones? — tome el café ingnorandolo.
— Algún día te darás cuenta que estár sólo no es tan malo. — saco su celular de su bolsillo y me lo entrego.
— Pon tu número ahí — tome el teléfono y lo mire. Se recargo en un árbol que estaba cerca, se retiró sus lentes y me miró a los ojos, sonrió de nuevo. Le entregué el teléfono, realizó algunos movimientos y me marco. — Registrarlo, pase lo que pase nunca dudes que siempre voy a estar de tu lado AKI...
— ¿Sabes que no tengo opción verdad?
— Eres mi mejor amigo. Quizás no compartimos las mismas ideas, pero si tenemos el mismo propósito. También se que tú no mataste a tus abuelos, deja que Kather lo siga creyendo, mientras yo esté de tu lado no te preocupes — lanzo una pequeña cajita, apenas pude tomarla y me sonrió. — Por cierto feliz cumpleaños. — solo sonreí al escucharlo, camino del lado contrario y lo detuve.
— Espera — lo llame — Arthur — se detuvo y se giro.
— Solo tienes una oportunidad. Trailo de regreso, y alejalo de Nara.
— ¿Algo más? — pregunto.
— Si — le sonreí — no lo vuelvas a descuidar. Es lo que único que tienes que volver a proteger. Hayato siempre confío en mi.
— Alguien un día te dijo que todos tenemos un secreto que no debe ser confesado, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable — lo mire sorprendido. — tu madre es tu talismán más valioso AKI. Atesora ese recuerdo toda tu vida, nunca olvides lo que ella era para ti. Eso puede salvarte la vida. Los padres son mejor bendición que podemos tener.
— Ella siempre estuvo a mi lado — lo mire.
— Ella esta siempre de tu lado. No la decepciones — volvió a tomar su camino. Y solo lo segui con la mirada.
Mire la cajita que estaba en mi manos y la abrí. Eran unos audífonos y un reloj.
"El tiempo siempre está de nuestro lado y la música calma el alma"
***...
Salí del templo y busque el número telefónico que él hace tiempo me había dado. Antes de que la llamada, un número desconocido hizo sonar mi teléfono.
— Necesito verte. Mi hijo está al borde de la muerte — dijo del otro lado Sumiko Gojo.
— Estaba a punto de llamarlo — dije, mientras mi cerebro procesaba la información.
— ¿En dónde la veo? — pregunté.
— Mi chófer irá por ti. Debes de ser muy cuidadoso por favor.
— Cuente con ello. Un favor — respiré profundamente.
— Dime.
— Necesito hablar con Karther por favor.
— Haré lo pueda. Debes de ser muy directo con él.
— Si, ahora que Arthur está en problemas es el único que puede solucionar el resto.
— Tienes razón. Te veo por la tarde.
Me propuse a pasar el resto del día dentro del templo, parecía que estaba feliz por saber la noticia de la muerte de Arthur y así se iban a disponer en atacar. Estaba recostado sobre aquel sofá y solo miraba el techo. Cerca de la hora marcada salí del templo y me dirigi a encontrarme con la señora Sumiko.
Al llegar ella solo me miró y sonrió.
— Estás enorme — tomo mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos. — ¿Estás cansado? — no pude evitar derramar un par de lágrimas.
— Dígame que Arthur está bien — pedí. Ella solo sonrió y me miró.
— Mi hijo es muy fuerte. Va super lo — no soltaba mi rostro solo me miraba tiernamente — Es momento que me demuestres que eres capaz de cuidarlo.
— ¿Cómo lo haré?
— Todo está listo. Vamos por él. Nos encontraremos con Nanami, lo demás ya depende de ti — solo asentí. — Sube al auto indico, ve recostado, y baja el nivel de tu energía para que no seas detectado. Si Geto descubre que estás de mi lado tendremos problemas.
Todo el camino era un silencio incómodo, estuve en auto circulando cerca de 5 horas, al llegar al lugar me pidió que bajará, seguí órdenes baje del auto y había una pequeña casa, no era muy lujosa. Antes de entrar a la casa la señora Sumiko me pidió que esperará.
— Aquí no es el lugar a dónde vamos, esta es mi casa y Karther va hablar contigo — me miró — se amable y duro a la vez tiene que creer que Arthur a muerto.
— ¿Por qué me pides algo así? — mire el piso.
— Es necesario Geto debe pensar que así es. Mi hijo tiene reponerse sólo no por obligación — asentí. Trague saliva y entre por aquella pequeña puerta.
Él estaba sentado en el comedor me miró sin comprender se puso de pie y le sonreí.
— ¿Que haces aquí? — pregunto
— Siento ser portador de malas noticias — respiré de nuevo y tuve más opción más que volver a tragar saliva.
— Arthur a muerto — se acercó a mi y me tomó por el cuello y me miró.
— ¿Por qué me estás diciendo esto? — dijo desesperado. Tome sus manos y lo mire.
— Por que tienes algo que hacer. ¿Lo sabes verdad? — pregunté y el solos bajo la mirada y comenzó a sollozar.
— ¿Por qué? — pregunto.
— Esto debió de pasar así. Yo lo iba a acompañar por Hayato, ahora es tu responsabilidad — recargo su cabeza en mi pecho y con su puño me golpeaba.
— ¿Por qué estás tú aquí? — pregunto.
— Tenía que hacerte saber lo que sucedio — lo separe de mi. Lo obligue a que me mirará.
— Karther tienen que porteger la perla y Hayato es es único que sabe dónde está. El templo estáen ruinas y no podemos hacer nada más. Geto está buscando la forma de hacer que tú también mueras. Tienes que regresar a Hayato — volvió a llorar.
— No sé cómo hacerlo. Arthur me iba a ayudar — saque aquella nota que hace tiempo debía entregárselo a Hayato.
— Estuve esperando este momento hace mucho. Me condenaste a vivir lejos de ti. Siendo tu maldita sombra y mirá ahora quién viene a salvarte — lo mire.
— Es la única oportunidad que tienes. Después del funeral tienes que hacerlo.
— ¿Y si fallo? — pregunto.
— Ya no habrá manera de ganar. La perla no tendrá lugar y las energías quedarán inestables. Recuerda que Arthur es un pilar para que todo funcione. Si el no está y Hayato tampoco. Tu no podrás cargar con todo. Tu energía no es tan fuerte como la de Arthur para cargar con dos dragones y un fénix estarías firmando tu muerte si lo intentas.
— ¿Por qué estás con ellos? — pregunto.
— Alguien tiene que saber sus movimientos y si muero a manos de ellos se que tú habrás resuelto todo. No me pesa morir protegiendo a los que más quiero. Al final siempre fueron mi familia, solo ten cuidado si logras que regrese no dejes que Nara esté cerca de ustedes — él solo asintió. Mire mi reloj y le sonreí — debo irme. Recuerda llevar a Julia y a Mikoru contigo. Todas las indicaciones están en esa hoja, Arthur lo resolvió desde hace mucho y espero que tu también lo resuelvas pronto. Hayato debe decidir en donde quiere estar, no lo presiones, si decide no regresar estaremos en serios problemas.
— ¿A que te refieres?
— El fenix reanace, y Hayato debe de regresar al presente con su conciencia del pasado. No puede renacer de la cenizas. Quizás tú si, pero él no. ¿Entiendes? — asintió. — Recuerda tienes una oportunidad. De lo demás yo me encargo. Tienes tres días, no tardes mucho.
— Oye — me sostuvo del antebrazo. — ¿Después de esto que sigue? — reí sin felicidad.
— No veo el futuro. Arthur ya no está y es difícil saberlo ahora, vamos a ciegas. Confía más en ti — le di una palmada en el hombre y me retire.

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