Capitulo 4

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Capitulo 4: Premio o castigo (Parte1)

¿Nervios? ¿Miedo? ¿Incomodidad? ¿Qué era exactamente lo que sentía aquel joven ojiazul al dirigirse a la oficina de su jefe? ¿Realmente, quería girar esa perilla y adentrarse al mayor de los infiernos? O ¿Solo debía dejar que este lo consumiese por completo hasta ya no sentir la diferencia entre dolor y cariño? No lo sabía...

Después de unos minutos de deliberación, finalmente optó por no hacerlo esperar y se aventuró a entrar. Al entrar, se encontró con una amplia oficina de tonos oscuros, elegante y cómoda, pero que a su vista parecía tenebrosa, llevándolo a arrepentirse de haber tomado esa decisión.

Sin embargo...

-¡Oh, Ciel! -exclamó atentamente al percatarse de su presencia en el lugar- Por favor, toma asiento.

Ya no había posibilidad de retroceder, se encontraba allí, enfrentando la situación de frente.

Tratando de no verse tan intimidado por el hombre, se acercó a su escritorio y se sentó en una de las sillas disponibles.

- ¿Te gustaría tomar algo? ¿Agua quizás? ¿O prefieres té? -Preguntó con una pequeña sonrisa burlona- ¿O tal vez un buen vaso de whisky?

El hombre mostraba una sorprendente amabilidad hacia el chico, pero esto solo incrementaba su precaución. Sabía que debía mantenerse alerta en todo momento, ya que un solo error podría tener consecuencias graves.

Ciel: No, gracias. Estoy bien así. -Respondió de manera educada- ¿Para qué quería verme, señor?

-Veo que eres directo, eso siempre me ha agradado de ti, Ciel. -dijo complacido- Te he pedido que vinieras aquí por un asunto sumamente importante del cual no puedes negarte.

La forma enigmática y sarcástica con la que hablaba aquel hombre, le causaba cierta intranquilidad al no comprender su significado. No obstante, más pronto que pronto que tarde, se enteraría de los hechos.

Ciel: ¡¿Qué?! -se mostró extremadamente enfadado al enterarse de todo, levantándose bruscamente de su asiento. Y gritando- ¿Cómo es posible? ¡Usted no tiene derecho a hacerme esto! ¡Esto no era parte de nuestro acuerdo!

-Trata de calmarte un poco, ¿Quieres? Aún no he terminado de hablar. -Dijo.

El joven estaba tan furioso que su rostro estaba completamente enrojecido. No había forma de calmarlo, y su enojo era justificado.

-Escucha, este hombre está dispuesto a pagar una gran suma de dinero por tu compañía. Solo tendrás que pasar un mes con él y luego podrás regresar. Es algo que parece sencillo. -Explicó con mucha simpleza y casi haciéndolo ver como algo fácil.

Ciel: ¡No puede comerciar conmigo! Nuestro acuerdo era que le pagaría con mi trabajo aquí en el local, así que me rehúso a ser vendido.

A medida que el hombre continuaba hablando, la irritación del joven crecía cada vez más. Pero la verdadera incógnita radicaba en saber cuánto aguantaría el diablo antes de revelar su verdadera naturaleza.

Pues...

-Cállate. -Habló visiblemente enfadado por los gritos del joven. Con un agarre firme en su mentón, lo acercó aún más a sí mismo y le habló con voz amenazante- No te pregunté si querías. Vas a hacerlo, punto. Yo pagué una de tus deudas y gracias a mí estás vivo, gracias a mí tienes comida y un techo sobre tu cabeza. Así que no tienes ni voz ni voto para decidir, ¿comprendes?

Black LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora