Black Love

Capitulo 31

Capitulo 31: Venganza.

- Paso.

- Paso.

- Pago por ver. -Dijo, utilizando su último recurso con malicia. Después de que todos mostraran sus cartas a regañadientes, se dio cuenta de que había ganado- ¡Full! -Exclamó alegremente, mostrando su mazo y atrayendo la gran cantidad de dinero y posesiones valiosas sobre la mesa hacia él.

- Maldita sea. -Murmuró ligeramente molesto por la reciente pérdida, antes de fijar su mirada en alguien, o más bien, en algo un poco apartado del grupo de hombres- ¿Saben si está bien? ¿Ha comido algo?

- No, ese chico sigue llorando y balbuceando. Está llamando a un tal Sebastian, creo que es su padre. Pero lo que no sabe es que no volverá a verlo.

- Alguien debería ir a calmarlo. -Ordenó.

- Yo me encargaré. -Se ofreció uno de sus hombres, y se dirigió hacia la mesa de billar apartada donde reposaba un pequeño cuerpo cubierto apenas por una fina manta que sus secuestradores le habían dado- Oye, chico, es suficiente. Deja de actuar como un niño. No sigas esperando a que tu papá venga por ti. -Dijo con sarcasmo y burla evidentes. Sin embargo, el joven solo respondió con el nombre de la única persona que tenía en mente.

Ciel: Sebastian... Sebastian...

Ser ignorado no le sentó bien al rufián, quien agarró bruscamente los cabellos del joven, provocándole un pequeño gemido de dolor.

- ¡Oye, maldito mocoso! ¿Escuchaste lo que acabo de decir o es que ya te quedaste sordo?

- ¡Ja! Parece que tiene semen en los oídos.

- JAJAJA. Es altamente probable. Aún así... -Sonrió maliciosamente, soltando al muchacho y acercándose desde otro ángulo, para luego bajar la cremallera y sacar su miembro, frotándolo hasta que se pusiera duro- Todavía podemos usarlo como nuestro juguete sexual. Puede que aguante una semana más. Jajaja.

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POV. Sebastian

Finalmente, el tiempo pasó. Dos semanas han pasado desde que me llevé a Ciel y salimos del hospital. Al principio dudé de si fue una buena decisión, y en realidad no estaba equivocado.

Ciel ha estado experimentando pesadillas con mucha frecuencia. A menudo se despierta en medio de la noche, agitado y empapado en sudor. En ocasiones me cuenta lo que soñó, pero otras veces está tan asustado que no puede articular palabra alguna, y al intentarlo, solo logra balbucear. Estas terribles experiencias también me han afectado, causándome pesadillas, aunque estoy seguro de que las mías no son ni la mitad de aterradoras que las suyas.

Dado que estamos limitados por estar en una habitación de hotel, nuestras actividades juntos se han reducido considerablemente, casi en un 80%. De hecho, ya apenas hacemos cosas juntos, como ver una película, por ejemplo. Esta situación me entristece, no solo por las limitaciones de espacio y actividades, sino también porque Ciel a menudo prefiere quedarse en la cama en lugar de exponerse a cualquier otro "peligro".

Sebastian: El desayuno está servido. ¿Estás seguro de que no quieres comer en el comedor? -Le pregunté una vez más, como lo he hecho ayer y antes de ayer. Su respuesta siempre es la misma.

Ciel: come conmigo, aquí. No quiero que esos hombres nos encuentren y nos hagan daño.

Estaba sufriendo de verdad. Él no confiaba en que estando conmigo estaría a salvo. Tenía miedo y lo entendía. También pasé por algo similar, aunque diferente.