Capitulo 30

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Capitulo 30: La cacería.

Habían pasado aproximadamente 30 minutos desde que Sebastian se había ido. Para la mayoría de las personas, este era un tiempo considerable, pero para Ciel era demasiado. Los pensamientos negativos comenzaban a invadir su mente, haciendo que dudara de la promesa de Sebastian de regresar.

Ciel: Él regresará, lo prometió. No me dejará. -Se repetía a sí mismo, tratando de convencerse. Pero, en realidad, no podía creerlo del todo. Sus uñas se clavaban en su piel, haciéndola sangrar, revelando su temor.

Mientras Ciel trataba de sobrellevar su pequeña crisis nerviosa, sin nadie a su lado. Sebastian, por otro se encontraba llegando finalmente a su destino. El lugar se trataba de nada más y nada menos que de una cafetería. La misma donde se encontró con Claude el día que le informó sobre la llegada de Ciel.

Dudó en bajar del auto, cuestionándose si era correcto pedir ayuda a esa persona, a quien no le gustaba deberle favores. Pero, al ver el sobre con la información de los que lastimaron a Ciel, su rabia lo impulsó a actuar. Tomó el sobre y se dispuso a bajar del vehículo para encontrar al sujeto que lo ayudaría en su venganza.

Sebastian se sentía impulsado por la necesidad de proteger a Ciel y castigar a los que lo lastimaron. Su determinación lo llevaba a tomar medidas drásticas, incluso si significaba pedir ayuda a alguien a quien no le gustaba. La rabia y la protección hacia Ciel eran más fuertes que su orgullo.

Se dirigió a la entrada del lugar y para su sorpresa, desde allí pudo divisar al individuo con el que se encontraría, y al parecer este también lo reconoció a él, ya que al cruzar miradas, mostró una sonrisa juguetona y lo llamó suavemente con la mano para que se acercara, y así fue.

- Oh, parece que después de tanto tiempo, todavía no has olvidado mi rostro. -Exclamó con sarcasmo y evidente burla, algo que caracterizaba a este hombre, pero que Sebastián decidió ignorar por completo.

Sebastián: ¿Cómo podría olvidar el rostro de un maldito traidor como tú, Lau? -Expresó con ira y desprecio.

El hombre mostró una gran sonrisa al mencionar su nombre. Realmente, le parecía algo muy inesperado.

Lau (30 años): Jajaja, ya veo, parece que aún no me has perdonado por eso. Entiendo. -Comentó, fingiendo falsa tristeza ante su oponente, quien parecía no estar para bromas. Afortunadamente, alguien más se unió al lugar y el tema cambió.

- Aquí está, hermanito. -Dijo de repente la hermosa mujer de cabello negro con largas trenzas y dos bollos en su cabeza que complementaban su estilo imperial chino.

Sebastian no se sorprendió por su presencia, ya que siempre habían estado juntos desde que tiene memoria. Es normal, son hermanos, aunque le resulta un poco incómodo ver la apariencia tentadora de la mujer vestida con un hermoso vestido cheongsam negro decorado con pétalos de color rosa oscuro. Solo llevaba una chaqueta corta y mallas negras sobre sus esbeltas piernas.

Toda la vestimenta dejaba mucho al pensamiento, pero tenían asuntos más importantes que tratar.

Lau: ¿Y bien? ¿Qué era ese trabajo importante por el que me llamaste? -Preguntó, después de dar un sorbo a su taza de té.

Las palabras de él fueron breves y directas, por lo que Sebastian también debía serlo. Ambos pusieron las cartas sobre la mesa, literalmente, ya que Sebastian abrió el sobre con fotos y las mostró como si fueran una simple baraja cartas.

Lau: Fiu. ¡Vaya, que impresionante cantidad de hombres tienes aquí! -Exclamó emocionado, sabiendo que el tema que abordarían sería muy interesante.

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