Capitulo 19

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Capitulo 19: Un sentimiento de verdad.

Y finalmente, amaneció. Sebastian abrió los ojos lentamente, la suave luz del sol llenando la habitación. Se estiró con pereza, disfrutando de la calma que lo rodeaba. Sin embargo, al extender la mano hacia el lado, se dio cuenta de que el chico con quien se había acostado la noche anterior ya no estaba allí.

Observó a su alrededor, comprendiendo lo que había pasado enseguida.

Sebastian: Hmmph. Supongo que no debería sorprenderme. -Comentó. Luego, se levantó de la cama y se dirigió al baño de la habitación.

Tomó una ducha larga y perezosa, disfrutando del calor del agua que lo relajaba por completo y postergaba la salida de aquel lugar.

Después de 45 minutos, finalmente decidió salir. Se sentía mucho más despierto y relajado que antes. Aún en toalla, se acercó a su cajonera y rebuscó su siguiente prenda de vestir: encontró un par de calzoncillos negros (Boxers) y un cómodo pantalón del mismo color. Se los puso y casi estaba vestido, solo le faltaba su camiseta, pero justo cuando estaba por rebuscar en su otro cajón, persibió algo en el ambiente. Un extraño olor.

Sebastian: Qué raro. Huele a... -Inhaló profundamente- ¿Quemado?

Decidió investigar y bajó las escaleras rápidamente hasta llegar a la cocina. Se llevó una gran sorpresa al ver la enorme cantidad de humo que salía del lugar. Cubrió su nariz y boca y se adentró en el espacio lleno de humo. Sin saber por dónde ir, abrió la ventana más cercana. El humo comenzó a disiparse y pudo ver una extraña figura tratando de disiparlo también.

Una vez que todo había pasado, Sebastian finalmente pudo ver el rostro de aquel individuo que se encontraba ahí.

Sebastian: ¿Baldroy? -Lo miró con cuestionamiento- ¿Qué haces aquí?

Baldroy: Hola, Sebastian. Lamento el humo. -Tosió gravemente- Aunque, no te dejes engañar... todo está delicioso.

Sebastian: Idiota. -Le reprendió, apoyándolo en su hombro, ya que se veía en pésimo estado- Te dije que no te acercaras a la cocina, eres un peligro. Incluso si la cocina es eléctrica.

El azabache había llevado a su amigo hasta la sala y lo recostó sobre el sofá para que tratara de recuperarse.

Baldroy: Lo siento. Solo queríamos preparar el desayuno. -Se excusó estúpidamente con una pequeña sonrisa.

Sebastian: ¿"Queriamos" Quienes?

Ciel: Bard, tengo el extin... -Dijo, apreciendo en el lugar, pero calló de repente, al ver a aquel azabache presente- tor.

Sebastian: Ciel... -Lo miró con suma sorpresa y asombro, al igual de sentirse conmovido por tenerlo aún con él.

No lo podía creer. Sebastian, simplemente, no lograba asimilar lo que estaba pasando. Aún así, hizo algo que sorprendió tanto a los presentes como a él mismo.

Ciel: ¿Uh?

Rápidamente, y con pasos firmes el hombre se había acercado al ojiazul y lo había abrazado de una manera tan conmovedora que incluso él mismo lloró.

Sebastian: Estás aquí... te quedaste. Lo hiciste. -Le decía entre lágrimas, casi como si aquello fuera un reencuentro que había tardado años en suceder.

Ciel: Lo hice... -Respondió complacido, acariciando su espalda, provocando aún más llanto con su acción.

Una hermosa y tierna escena se había formado en cuestión de segundos. Nadie imaginaría que eso podría suceder, pero así fue. Incluso el pelirubio, quien también se encontraba presente, decidió que lo mejor era irse en silencio, para no molestar a la pareja.

Black LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora