Capítulo 25 Despertar

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El joven leopardo despertó de su cómoda siesta, el acompañante encima suyo se aferro con más intensidad en cuanto sintió que este comenzaba a moverse amenazando con arrebatarle el calor de sus brazos.
—Tengo que irme—Acarició  la delgada cintura del menor, el joven estaba usando una blusa algo corta que dejaba al descubierto parte de su abdomen.
—¿Por qué?—Hundió su cara en el pecho del mayor, estaba reacio a dejarlo ir tan fácilmente y por si este volvía a desaparecer como si nada.
—Visitare a mi hermano, está en el hospital pero luego vendré por ti—Busco su labios para besarlos, al principio fue cálido pero se fue intensificando volviéndose más apasionante, explorando aquella bella cavidad, haciendo el uso y abuso de su lengua, hasta que en desliz su colmillo afilado rasgo labio inferior del menor. Rápidamente se apartó de él y se disculpó.
Jimin solo respondió riendo, él prácticamente lo había provocado cuando quiso apartarse para poder respirar, no se  trataba de algo grave, solo una pequeña herida que se curaría en el paso de un dia o dos, pero por alguna razón el mayor se mostró sumamente asustado, y es que, aunque este había intentado apartarse lo suficiente mente rápido para que la sangre del menor no ingresara a su cavidad oral, este inconscientemente se había relamido sus labios. En ese instante se sintió terriblemente desgraciado por haber sido el catador de tan dulce elixir, aquel pobre ciervo que había cazado en el bosque ni siquiera se le podía comparar. Un gusto de lo más culposo que le perseguiría probablemente por el resto de sus días.
—Yo volveré…En un par de horas.— Caminó lentamente hacia la puerta.
—¡¿Lo prometes?!—Quería asegurarse de que no huiría de nuevo.
—Yo…Lo prometo—Se retiró del departamento.

Aparcada en la entrada sentía que Namira lo esperase, hacía un par de días que no le hacía una manutención adecuada, se subió encima de ella y le costó un poco arrancarla.
—Se que no te he estado prestando atención estos últimos días pero no es para que te pongas celosa—Acarició el tanque de gasolina.
El camino a la clínica no era largo, pero debía hacer un pequeño desvío por la hora, eran muchas las personas que volvían a sus hogares o hacían el cambio de turno, así que tenía que hacer uso de otra ruta para no quedarse atascado en el tráfico.
El corto viaje le dio tiempo  para replantearse la decisión que había tomado con respecto  a su hermano, incluso si no era la mejor, era con la que se sentía más seguro. Freno la motocicleta y bajo el pie de esta, había llegado a su destino. El gran predio contaba con algunos árboles, que dada la época, poco a poco se iban despojando de sus hojas.
Luego de una breve charla con el hombre de la recepción subió por el ascensor hasta el piso donde quedaba la habitación de su hermano. En la entrada de esta, una nueva enfermera estaba haciendo de custodio.
—¿Si?—La enfermera lo miró con el ceño fruncido, parecía que era el común denominador de todas ellas el estar con esa expresión sobre su rostros, aún le quedaba por averiguar si era un requisito para trabajar de ese oficio o eran las altas cargas horarias que este suponían.
—Soy  Min Yoongi su hermano.
La mujer miró una lista para corroborar el parentesco.
—Muy bien, el  paciente aún no parece haber despertado solo podrá estar unos minutos ya casi acaba la hora de visita.
—Está bien, muchas gracias. — Hizo un vago intento de sonreírle, en parte como gesto de agradecimiento, pero la mujer no hizo más que aumentar su expresión de enfado por lo que se apuró al ingresar a la habitación.
Prácticamente nada había cambiado ahí dentro, se acercó al costado de la camilla para estar más cerca y emprolijar su cabello algo desordenado producto de la constancia fricción de la almohada.
—No quiero decir, te lo dije en estos momentos, pero…Ahh ¿Por qué te cuesta tanto escuchar?!. Mírate, han pasado dos días y aún no has siquiera abierto los ojos.—Se arrodilló  y apoyó sus codos en la camilla,  ocultando su rostro con las manos.—Se que debì haber hecho algo más, pero es que tu ni siquiera me diste tiempo suficiente para pensarlo, y tú solo te lanzaste a  la aventura sin siquiera dudarlo —Suspiro resignado—No vale la pena molestarse ahora, papà y mamà estarán muy enojados conmigo. Les enviaré un mensaje para que cuando despiertes vengan a por tí— Acarició los delgados dedos de su hermano, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Una leve presión contra su mano le indicó que este había reaccionado a su tacto,  elevo  su mirada y se topó con la de su hermano menor, sus  ojos apenas estaban entreabiertos, era tanta su felicidad y el alivio que sentía en ese momento, que simplemente no pudo ocultarlo, y le abrazo como no lo hacìa desde hacía mucho tiempo. Apenas pudo contenerse para evitar dejarlo sin aire, aunque de igual forma, la conciencia de este le duró muy poco, y tan pronto como esta llegó, se fue.
—Disculpe,  el horario de visita terminó.—La enfermera entró a la habitación
—Él acaba de despertar.—Señaló a su hermano
La enfermera volvió a ver a Beomgyu, que no parecía tener ningún cambio aparente.
—Le dijo algo o solo abrió los ojos.
—Estoy seguro que me mirò.
—A veces el cuerpo reacciona de esa forma estando inconsciente,  no obstante le haremos más estudios para ver si hubo un avance.—La enfermera le abrió la puerta indicando, sutilmente que se retirara.
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Solo habían pasado unos minutos de cuando tuvo sus segundos de conciencia, pero al despertar nuevamente su hermano ya no estaba allí acompañándolo, algo malo debía de estarle pasando a su cuerpo, porque sentía un extraño calor que lo envolvía, comenzó a jadear mientras se deshacía del constante roce de las sábanas que le molestaban y de la vía intravenosa que le había entumecido el brazo.
Desconocía ese lugar por completo, hizo un esfuerzo en recordar lo que su hermano le había dicho. ¿Era algo, de enviarlo con sus padres?, sacudió la cabeza, su hermano no era capaz de enviarlo al medio de la nada, tenía sus motivos para estar enojado, pero, según él, la situación no ameritaba tomar medidas extremas, al menos debía haber tenido eso en cuenta. Se acercó a la puerta para tomar el pomo y girarlo. Su mirada palideció al notar que esta no se abría, nuevamente lo intentó y esta vez con mucha más fuerza, pero no se movió ni un centímetro. Miró hacia su alrededor, buscando una posible ruta de escape, si su hermano pretendía privarlo de su libertad, no se lo pondría fácil.
La ventana estaba abierta, miró hacia abajo, era un tanto arriesgado, y más en su estado, pero no concebía pensar claramente. ¿Había logrado salvar a su amigo? ¿Aquellos hombres habían cumplido con su parte del trato? Miro aquel abismo, casi seducido por la altura, pero al final aquella desesperación de verse nuevamente encerrado, le hizo saltar al vacío.
El aterrizaje por suerte no tuvo mayores complicaciones, ventajas propias de su herencia genética. Corrió al primer auto que encontró, y se disculpó internamente con el propietario del vehículo, antes de partir el vidrio de un solo codazo para poder abrir la puerta. Se deslizó dentro de este, pero al no contar con las llaves tuvo que puentear los cables para poder arrancarlo. Probablemente habría testigos del hecho y se apresuró a salir de la escena lo más rápido que  pudo.
Solo podía estar seguro de algo y era que por el momento no podía regresar a su hogar.

Wild city (TXT Y BTS, Solo Bl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora