Capítulo 30 Consuelo

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Miró a su padre dentro de la celda por la pequeña rendija de ancho de un puño. Era una cárcel de máxima seguridad. No había más barrotes que los de la pequeña ventanilla tallada en la pared,donde solo en un buen día y con suerte, podía colarse algo de luz natural. El resto era de concreto puro reforzado y la pesada puerta metálica separaba al prisionero del corredor, el mismo podía ser tan frío como un frigorífico.
—Hola hijo qué bueno verte.—Había solo cinismo en su forma de hablar.
—Mi amigo se está recuperando, madre ya hizo los papeles del divorsio, y ahora tenemos un nuevo lugar al que podemos llamar hogar.
—Que bien.
—Lea y yo planeamos cambiar nuestro apellido.
—¿Por qué no me dices para lo que realmente viniste?—El hombre no se inmuto.
—¿Por qué mataste a esos jóvenes?¿Era simplemente porque eran alfas?.
—Te puse en el mejor instituto de todo el continente y sacas una conclusión tan banal, no debí invertir tanto en tus estudios.—Kai bajo la cabeza, su padre no hacía otra cosa que seguir humillandolo.—Mira a tu alrededor, cada año la natalidad baja y son más las especies que están en peligro de extinción.
—No entiendo.
—¿Que no entiendes?, los alfas son la víctima perfecta, la mayoría no tiene ni familia ni trabajos estables ¿Creías que sólo habían sido los que salieron en las noticias? Esos fueron apenas algunos trabajos que salieron mal. Muchos los usábamos para la fertilización in vitro, pero otros eran encargos del tráfico de órganos, y algunos simplemente como carne especial para locos con mucho dinero.
El joven tuvo que taparse la boca para no vomitar, como podía venir de la misma línea sanguínea de un ser que era capaz de contribuir plenamente con ese horrible negocio incluso se enorgullecía de ello. ¿Cuántas de sus cosas, habían sido compradas con la sangre de esas inocentes víctimas? y ¿Cuánto había de él en sí mismo?¿Habría acaso heredado algo de esa oscuridad? Permaneciendo oculta como un parásito, esperando tener la oportunidad para salir.

Su mente se inundó de las imágenes de la noche donde quería ver que desangrarse y las mil formas que pensó en cómo acabaría con la vida de su progenitor, una siendo peor que otra. El miedo le invadió y salió de ese lugar tan rápido como su piernas se lo permitieron.
Por ser aún un menor de edad, lo habían mantenido al margen de toda la investigación, sin darle más detalles que los que salían en las noticias, aunque claro que la ley no podía negarle la visita a su padre a la cárcel, podría parecerle el ser más desagradable y repugnante en toda la de faz de la tierra, pero era el único que sería capaz de despejar sus dudas.

Abrumado ahora con la verdad se dirigió al único lugar que había sido su refugio en esos últimos días, pero sólo se encontró con una vivienda vacía y con un letrero con las palabras "En venta", tenía la esperanza de que Beomgyu estuviera allí. Sin saber qué hacer se quedó ahí sentado en el cordón, no estaba ansioso de regresar,  su nueva casa no estaba mal, pero prácticamente no había nada allí y las pocas cosas que tenían estaban metidas en cajas.
El ruido de un auto cercano lo hizo voltear, de repente su corazón se aceleró. Pero respiró con tranquilidad cuando al observar bien pudo reconocer al vehículo y al propietario.
—Kai ¿Por qué estás aquí?—Era el segundo día de descanso para el menor de los conejos, su aspecto había mejorado bastante, los alfas sanaban mucho más rápido que cualquier ser humano, independientemente de su especie.
—Señor Choi—Lo reverencio en forma de saludo, se había sentido tan culpable de que aquel hombre haya sido herido por intentar rescatarle, que ni siquiera se sintió con el derecho para visitarlo en el hospital, razón por la cual le pidió a su madre que fuera en su lugar.
—No seas tan formal…—Se rasco la cabeza, se había puesto nervioso.—Solo llamame Soobin.—Le sonrío.
—Quiero pedirle disculpas por todas las molestias, si no nos hubiésemos conocido usted no…
—Kai…—Le tomó de los hombros pero este aparto su mirada.— Jamás lamenté el haberte conocido ni por un segundo.— Cuando volteo para verlo, tenía sus ojos empapados en lágrimas. El menor lo abrazó tan fuerte que se sintió como un verdadero impacto.—Con cuidado—Apreciaba el afecto del menor,pero apenas sus costillas estaban en proceso de sanación.
—Lo siento.—Dejó caer sus brazos a un lado y solo mantuvo apoyada la cabeza en el hombro del mayor, este le correspondió imitando su acción y rodeandole la cintura con sus brazos.
Ambos querían que ese cálido abrazo durara para siempre pero el más joven decidió alejarse.
—¿Buscabas a Beomgyu?—Este asintió, sus mejillas se habían vuelto rosadas.—Mi hermano habló con Yoongui, al parecer ya no vivirá más aquí y él pronto también se mudará.—El menor bajó su cabeza no esperaba tener que oír esa noticia.
Para Kai, Beomgyu se había convertido en su mayor confidente, este le escuchaba sin juzgarle y le trataba como a cualquier amigo, de forma completamente desinteresada sin buscar nada a cambió.
—¿Que piensas hacer ahora?¿Necesitas que te lleve a alguna parte?—No quería dejarle solo.
—Aún es pronto para regresar le dije a mi madre que hoy empezaba mi ciclo lectivo.
—¿Le mentiste?
—Quería saber la verdad acerca de mi padre…
—Debe de ser muy duro—Peino su cabello,—pero tiene que dejarlo en pasado. No necesitas seguir preocupándote por eso.
—¿Puedo ir a su casa…hasta que pase mi hora?—Quiza está abusando de la confianza del mayor, pero realmente no tenía otro lugar a donde ir.
El conejo se sorprendió ante la petición del menor, en vez de responder le abrió la puerta del vehiculo. Le agradaba que comenzará a confiar en él. 
Cuando llegaron al departamento Soobin, este se dirigió a la cocina,mientras que Kai se quedó solo en la entrada. Una pequeña bolsa llamó poderosamente su atención. La tomó entre sus manos, y la revisó cuidadosamente. Era la ropa de Beomgyu, su mirada se entristeció, ¿Por que alguien guardaría prendas que no fueran suyas, y se encargaría de lavarlas y doblarlas cuidadosamente?.
Nunca había tenido la necesidad de preguntarle qué clase de relación tenían, porque había asumido que eran solamente amigos, pero dadas las circunstancias podrían ser mucho más que eso, y su relación se hubiese desarrollado antes de conocerlos y no habían tenido la confianza suficiente en decírselo.
Soobin trajo de la cocina una bandeja con jugos y unos cuantos snack, completamente ajeno a las deducciones del menor. Portando una tonta sonrisa en su rostro, debido a la felicidad que le producía tenerlo bajo su mismo techo, pero esta se le borró, al ver que el aura de este había cambiado.

—Yo… me voy
—¿Que? ¿por qué? Acabas de llegar—No quería retenerle, pero si había hecho algo para causar su malestar necesitaba saberlo para no volver a repetirlo.
—Tu y Beomgyu…
El mayor dejó la bandeja en la pequeña mesa ratona junto al sofá, se encaminó hacia la puerta donde el menor se recargaba.
—¿Beomgyu y yo?—No comprendía lo que le quería decir  hasta que su mirada lo llevó a la bolsa que todavía sostenía entre sus dedos. Este se la cedió y prácticamente lo empujó con ella poniendo distancias entre ambos.—Claro jajajaja sí ya entiendo.
El menor estaba confundido, ¿Por qué se reía? ¿era porque se estaba burlando de él o porque lo había cogido en la mentira?
Soobin bajó la bolsa al piso, el menor lo seguía con su mirada inquisidora. Exhalo profundamente, no esperaba que su primera pelea fuera por un mal entendido.
—Esa bolsa me la dio el policía que estaba con nosotros al Kermés ¿Lo recuerdas?
—¿Taehyun?
—Si…
El chico se quedó callado por un momento y proseguir contestarle—¿Y porque a ti?¿Por que no se la dio a su hermano?.—Todo le seguía sonando muy sospechoso.
—No voy a insistir en que me creas, pero antes de irte te vallas déjame que te devuelva algo.
Soobin caminó hasta su habitación y trajo entre sus brazos al enorme conejo de peluche. La lavandería hizo un estupendo trabajo en quitar cada una de las manchas y perfumandolo con un ligero toque a lavanda.
El menor estaba emocionado, al tal punto de que las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, había lamentado mas su perdida que el encierro en la habitación.
El mayor se acercó para entregar el gran peluche al cual al sostenerlo, lo abrazó con total vehemencia.
—¿Como?
—Estaba al lado de un contenedor de basura, supuse que no habías sido tú el que lo había desechado, aunque me preguntaba si no sería mejor comprar uno nuevo. Pero no con…—El menor había besado sus labios antes de que terminara su relato, trago algo de saliva y le esquivo la mirada.
—No debiste hacer eso.
—Pero quería agradecértelo
—Esto no puede ser…—Sus sentimientos hacia el menor iban en aumento y no podía dejar de pensar que estos podrían estar influenciado a los suyos, un simple reflejo.
Kai sonrió amargamente, creyendo que su primer amor no era correspondido, quizá el hombre sólo estaba intentando ser amable con él y él solo lo había arruinado, pues ¿Pero por qué el destino tendría que ser misericordioso con quien era el hijo de un asesino si no lo había hecho con esas pobres víctimas?. Tendría que dar las gracias de que aún podía disfrutar de una vida cómoda, y que a pesar de todo lo que su padre le había hecho a ese hombre,  seguía gozando de su cercanía.
Se sentó en el sofá abrazando al peluche, hundiendo de lleno su cara en él. Al mayor le estaba costando no correr hacia él, pero si no ponía un poco de distancia se le haría más difícil el mantener a raya sus propias emociones.
Mientras la cara  de Kai permanecía hundida y su vista tapada, algo le jalo de su botamanga del pantalón, al mirar hacia abajo observo al mayor convertido en conejo. Lo alzó entre sus brazos y lo acurruco en su hombro. En ese momento el joven necesitaba una compañía y consuelo, pero Soobin sabía que como hombre no podría dársela.
Sus sentimientos ciertamente eran correspondidos, pero aún era demasiado pronto para iniciar una relación. Soobin sabía que kai estaba extremadamente vulnerable por todo el dolor que había pasado, que sentía que realmente se aferraba a él únicamente por estar cerca. Si quería estar seguro de que el cariño que sentía el menor por él provenía de su corazón y que estos no era solo un pedido de auxilio debía dejar que sus heridas sanen por sí mismas, hasta entonces sólo podría ser aquel vendaje que las cubriera.

Wild city (TXT Y BTS, Solo Bl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora