Capítulo 33 Prejuicios

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Miro el reloj y con algo de dinero y la mejor ropa que había logrado tomar, se fue al lugar de la entrevista, no sin antes pasar por la cabina donde un oficial pidió su documentación, la cual entregó sin hacer escándalo, lo que menos quería era tener problemas ahí también.
Las casa por fuera del barrio privado no eran tan diferentes, todas contaban con un hermoso jardín con abundante césped y aunque la mayoría eran solo de una planta, también eran muy amplias hacia los lados.
En cada garage que veía había autos deportivos y de lujo.
Llegó a una especie de plaza principal, con una gran laguna artificial rodeada de árboles y con algunos patos nadando en ella.
Luego de un rato encontró lo que buscaba, un trailer modificado que cumplía la función de tienda de helados. Se acercó con cautela, los colores pasteles decoraban el lugar y la clientela se sentaba en unas sillas jardineras hechas de hierro y pintadas de un blanco brillante.
El señor a cargo era un hombre bastante mayor que de alguna manera había intuido de que Beomgyu no era de allí, sobre todo por la forma de admirar el paisaje. Luego de la pequeña entrevista, lo puso a prueba, ya que por esos lares casi nadie trabajaría en un pequeño negocio. La mayoría eran hijos de políticos o grandes empresarios que preferían una oficina con aire acondicionado.
La tienda no solo vendía helados, también café. Ya que con el cambio de estación, las ventas de los primeros tendían a bajar bastante haciéndolo muy poco rentable.
El señor solo le enseño lo básico del trabajo, y en pocos minutos después, actuaba como  un verdadero profesional, llamando la atención entre los clientes por ser inusualmente tan carismático.
—Por hoy es suficiente.—Dijo el señor.
—¿Pasé la prueba?.
—Si, y si continuas así puede que me quites hasta el trabajo, al menos tendré la pensión de mi retiro asegurada.
Ambos se echaron unas carcajadas y luego Beomgyu se despidió del buen hombre. 
Eran cerca de las seis de la tarde, miro en su bolsillo la dirección de la casa de su amigo, probablemente no tenía ni idea de que él se encontraba allí, pero aún así decidió probar suerte, y se encaminó al sitio.
Que tan imprudente sería llegar a su casa sin avisar, pensó luego de tocar el timbre.
Una mujer de cabellos dorados lo recibió. Creyó por un momento que se había equivocado de dirección, hasta que ella le habló.
—¿Eres Beomgyu?.
Su tono de voz era muy dulce, pensó mientra asentía levemente con la cabeza.
—Lo siento Kai aun no llega, pero si no te molesta puedes pasar a esperarlo.
—No quiero incomodar.
—Nada de eso, pasa.—Le jalo del brazo, al parecer los hombres del clan no eran los únicos que contaban con fuerza, pensó.
Antes de que se diera cuenta,ya estaba sentado en el sofá mientras la dama le ofrecía unas galletas y un café. Y hasta Lea, la hermana de kai se había unido a la charla que parecía más bien era un interrogatorio de su vida personal.
—¿Te comprometiste siendo tan joven?—Dijo al ver una marca en su cuello.
—No, bueno sí pero yo no lo llamaría así.
—¿Por qué tienes dos?.—Pregunto la menor de forma inocente
—Lea ve a tu cuarto. —Su tono dulce había desaparecido.
—Pero mamá…—Dijo casi llorando.
—¡Ve!.
El silencio era incómodo para el más joven, el ambiente se había vuelto muy tenso y la mujer no dejaba de observarlo de arriba a abajo, sobre analizando la situación.
—¿Fuiste forzado?
— No, digo, no esperaba que lo hicieran, pero…
—Solos los cánidos solo tienen esa costumbre y la única razón es para enlazarse con su pareja de por vida, si no estabas seguro ¿Por qué los dejastes hacerlo?
—¡Por que los amó!..
—Eso jamás podría ser amor, solo un prostituto se dejaría marcar por dos hombres a la vez.
—¿Que?.—El joven rubio estaba sorprendido de ver a su amigo en la sala de su casa, pero más lo estaba de lo que lo su propia madre lo había acusado.
—Kai. Creo que moleste un poco a tu madre, lo siento.—miró hacia su dirección.— En verdad ella fue muy amable conmigo.— Algo le decía, que no sería nuevamente bienvenido en ese hogar.
—¡Beom!—Le gritó antes de que se marchara pero su madre le intentó detener y este no dudó en empujarla para poder seguir a su amigo.
—¡Kai!— Él jamás se había comportado de esa manera, siempre había sido buen hijo y muy obediente.
— No tienes ningún derecho a insultarle.—Si bien había lamentado y hasta llorado la ausencia de su madre, también lo había ayudado a madurar y a tener cierto criterio propio de lo bueno y lo malo.
El mayor ya había salido a la calle, el barrio se iluminaba con las altas farolas dada la hora. Intentaba limpiar sus lágrimas con la manga de su chaqueta. Los pasos del menor acercándose corriendo hacia él hicieron que apresurara la marcha. No quería ser el motivo por el cual la familia que apenas se había vuelto a reunir se separará nuevamente.
—¡Vuelve a tu casa kai!.
—No lo haré—Apenas lo alcanzó, le abrazó por detrás, para detenerle.—Ella no tiene derecho de hablarte de esa forma y menos luego todo lo que pasaste por mi culpa.
—¿Quién te lo dijo?
—Soobin. Pero no te enojes con él, yo creí que tú y él eran mucho más que amigos. Y se sintió que lo acorrale cuando ví tu ropa en su departamento.
—¿Mi ropa?¿Cómo llegó hasta allí?
—Taehyun se la dio cuando estabas inconsciente. 
—Espera un segundo ¿Eso significa que tú y él están saliendo?—Iba a golpearlo si intentaba aprovecharse de él.
—Le confesé mis sentimientos pero creo que él no me ve de la misma forma.—Dijo en un tono más triste.
—No es eso, se lo que siente por ti, pero debe de estar inseguro de lo que tu sientes por él. La admiración se suele confunde con el deseo.— Habían pasado pocos días pero el joven frente suyo había cambiado casi por completo su fisonomía.
—No lo entiendo y no creo que sea justo, ¿Por qué no puede creer que mis sentimientos hacia él sean sinceros?
—Ten paciencia.—De seguro él era la persona menos indicada para decirle que la tuviera, pero él también tenía sus dudas.
Un auto se aproximaba hacia ellos, en principio Beomgyu no reconoció él mismo, su nerviosismo alertó a Kai de inmediato quien no dudó en ponerse delante de él. No quería que su único amigo le viera en aquella forma que ni él mismo podría reconocerse frente a un espejo, pero si era necesario lo haría sin dudarlo con tal de protegerle
—¿Beomgyu porque estás en la calle hasta estas horas? Sube al maldito auto antes que te secuestren o te maten.—El zorro había logrado terminar los reportes del día, solo  para encontrar una casa vacía, al volver. Estaba a punto de llamar a su compañero, para avisarle que el joven escurridizo había vuelto a hacer de las suyas, pero claro que su compañero se lo tomaría tan bien como un vaso de cianuro al oírlo. Y abandonaría su puesto para buscarlo en casa rincón de la tierra de ser necesario.
—Y que si no quiere. Usted no tiene ningún derecho sobre él.—Creía poder reconocerle, había sido unos de los agentes que habían entrado a su casa, pero de igual forma, no le gustaba la manera en que se dirigía a Beomgyu.—Viejo raro.
—¿Cómo me llamaste?—Salió del auto de forma amenazante,  no iba a permitir que un mocoso le faltara el respeto.
—Se tranquilizan.—Dijo sacando una navaja de los bolsillos y apuntandolos a ambos.
—¿Porque tienes un puto cuchillo?
—Fui a una entrevista y necesitaba asegurame de que tendría como defenderme, la última vez que salí sin un arma me secuestraron.
—¿Te fuiste a una entrevista laboral sin nuestro permiso?.—Hablaba también por Taehyun.
—Por si no te has dado cuenta soy un adulto.
—Irresponsable.—Aclaró el mayor.
El menor lejos de seguir la conversación decidió terminarla sacando su lengua en forma de burla.
—¿El es el otro?—El menor susurro en su oido. Aquella manera de comportarse le era algo confusa.
—Si.—Susurro de igual manera.
—¿Y tu si estas seguro de que es amor?—Jamás hubiera pensado en amenazar a Soobin con un arma o burlarse de él.
—Oye aléjate de él.—El miedo de ser apuñalado se vio amedrentado por los celos que le producía que estuviera tan cerca de Beomgyu.
El menor no retrocedió y observó con detenimiento a Beomgyu en búsqueda de una señal de auxilio.
—Estaré bien, no te preocupes.
Se despidió de su amigo y se subió al auto del mayor. Estaba cruzado de brazos. El zorro a  su lado de igual manera estaba molesto, era como si el menor disfrutaba ponerle de aquella forma.
Cuando llegaron el mayor encendió las luces de la casa el menor aun no le dirigía la palabra y ni siquiera le miraba. Frotó sus ojos de frustración. Odiaba tener que ser el que cediera, ante la situación.
—¿Qué quieres cenar?
—¡Nada!.—Gritó mientras subía las escaleras.
Apenas y pudo controlar las ganas que tenía de lanzar un florero con las flores que había traído para él.
—Mierda.

Con pasos grandes subió a la habitación, el menor estaba llorando nuevamente.
—Dime que tienes, esto no es por gritarte ¿Osí?
Beomgyu no lo miró pero negó con su cabeza.
—Entonces dime la verdad para que pueda entenderte.—Se sentó junto a él, quería que el menor se abriera aunque sea solo un poco o sino no habría forma de poder ayudarle.
—¿Soy un prostituto?—Había sido muy bueno fingiendo delante de su amigo que no le había dolido lo que su madre le había dicho.
— ¿Quien te dijo eso?¿Fue Tu hermano, fue Taehyun, fue ese chico…?—El menor no paraba de sacudir la cabeza.—¿Entonces quién?
—No importa.—Limpió sus lágrimas y se dio la vuelta. Flexionando sus rodillas a la altura de su pecho.
—Se que nuestra relación no es algo que podríamos llamar convencional. Pero eso a ti no te hace ningun… eso—ni siquiera podía pronunciarlo con aquellas palabras.—Eres tan lindo que fuiste capaz de repartir tu corazón para que ninguno de los dos estuviera solo.—hundió su nariz en la cabellera del menor para respirar su aroma y luego la beso su mejilla.
A pesar de que no lo logró convencerlo, al menos consiguió alegrarle un poco.
A la mañana siguiente el mayor se despertó con su cuerpo amoldado al menor, era sorprendente lo fácil como una persona podía acostumbrarse a dormir en esa forma. Bajo a hacerle el desayuno y este poco después el joven se le unió en silencio, seguía un poco deprimido y sus ojos  estaban inflamados.
El florero sobre la mesa con sus flores frescas, llamó la atención del menor. Acariciando delicadamente sus pétalos y olió el tenue perfume.
—Las traje ayer para tí.— Puso un plato con hotcakes de su lado.— Taehyun me dijo que te gustaban. Yo no cocino también como él pero estos salieron buenos.
—Gracias…Y perdón por lo de anoche.
—Es igual.—Le sonrío y acaricio su pelo, mucho antes de que se durmiera ya lo había perdonado.
Encendieron la televisión y la noticia de que la siguiente noche sería la luna roja, puso nerviosos a ambos.
—¿Estás preocupado por lo que le pueda llegar a pasar a tu hermano?
—Y a Taehyun.

Wild city (TXT Y BTS, Solo Bl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora