35 Hoy no (capítulo final)

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Despertó confuso y mareado, sus músculos dolían, pero tan pronto sintió el sabor metálico en sus labios, la mente se le despejó. Debajo de él un bulto yacía inmóvil, cubierto de del líquido vital.Quería gritar, quería llorar, pero su mente apenas lograba procesar la escena  dantesca, era como una proyección de sí mismo en tercera persona o como si su alma hubiese escapado enteramente de su cuerpo.
Estaba en un estado de shock y pensó, que quizá fue un mala pasada de su cerebro cuando sintió el cuerpo debajo suyo moverse o era que simplemente se rehusaba a creer la monstruosidad que acababa de hacerle.
—¿Estás bien?Estás sangrando mucho.
¿Sangrado?Pensó. Miro que sus manos estaban mutiladas, la sangre no le pertenecía al ciervo, era suya. En un desesperado intento de no hacerle daño a la persona que más amaba, luchando contra su propio instinto ancestral,  ganó la batalla mordiéndose la mano con tanta fuerza, al punto de que casi se arrancaba su muñeca, su mente y cuerpo sintieron alivio al saber que no había más dolor que lamentar que el físico. Contra todo pronóstico había podido burlar su destino.
Suga lo abrazó tan fuerte que casi asfixiaba a su amante, la destransformacion lo había dejado sin ropas pero estaba demasiado emocionado como para contenerse, era como si el mundo le hubieran dado el mejor regalo y para él ciertamente lo era.
—¿Estás llorando?¿Duele mucho?—El menor no entendía porque si al final no le había herido este le abrazaba con tanto ímpetu ¿no tendría que ser él quien debiera darle consuelo?.
—Son lágrimas de felicidad, permíteme quedarme así por más tiempo, por favor— Hundió su cara en su pecho llenando del calor que calor emanaba, con tan solo respirar y oír sus latidos, sus tormentos se disipaban
—Está bien.—Lo abrazó de igual manera.
—¡¿Cómo pudiste decirme que viviera feliz?!—Lo sacudió, recordando aquellas “últimas palabras”.
—¡Creí que iba a morir ¿Que esperabas?!
Hubo una explosion y la puerta se abrio. Un escuadrón de hombres con cascos se adentraron al recinto. Los rodearon por completo y sus armas apuntaban únicamente al leopardo.
— No se mueva o dispararemos.—Las linternas alumbraban, había sangre pero no sabían de quién pertenecía.
Yoongui estaba confundido ¿Eran policias?
—¡Jimin! ¡Hiijo de puta!
—¡No espera! estoy bien no es mi sangre, es la de él.—Le gritó a su amigo antes de que este golpeara al leopardo.
Luego de comprobar que efectivamente su amigo estaba ileso le arrastró lejos y desamarro sus cuerdas.
—¿Jungkook?.
—Parece que te encontraste a unos viejos conocidos ¿Eh?—Le dio su chaqueta para que este pudiera cubrirse.
—Señor detuvimos al resto, parece que no queda nadie más en el edificio.
—Está bien, fue un placer trabajar con ustedes—El zorro saludo a los hombres con los que había colaborado, jamás creyó que comandaría a la élite de la guardia real, pero como la única persona con experiencia el campo que había participado en una redada, era en sí el mejor candidato disponible. Una vez que vio al leopardo pararse por sus propios medios dio  por concluido su trabajo.
¿Qué hacía ese hombre allí?Pensó el Yoongui.—¿Cómo me encontraron?¿Quiénes son todos estos hombres?
Jungkook señaló al hombre que se alejaba. —Dale las gracias a él. Parece que tu hermano aún se preocupa por ti.—Le sonrío.
—¡¿Cómo está él?!
Yeonjun sonrió de lado, ni siquiera esperaba que el leopardo le dirigiera la mirada —Bien, se está comportando como un consentido muy molesto.
El ruido de la lluvia y el sonido de las ambulancias llenaron el silencio. Por suerte no había más muertos que lamentar que un par de encapuchados. Aunque Jimin necesito asistencia médica por su férula rota y Yoongui suturar su heridas. Ambos habían logrado liberarse de su destino trágico sin cortar el bello lazo que les unía.
                                                       Fin.
Epílogo

Dos meses después
—”¿Una cirugía?”—Jungkook ya casi dominaba por completo el lenguaje de señas.
—Si, es para volver a escuchar—Acarició la nuca del pelinegro.
—”¿Por qué ahora?”—Sí siempre había contado con los recursos ¿porque esperar tanto tiempo? Además que las personas se habían metido con él por esa misma razón.
—No me importaba la opinión de otros, y cuando renuncié a la realeza me prometí a mi mismo que no abusaría de esos privilegios.—Tampoco el hecho de que le trepanaran el cráneo le hacía mucha ilusión.
—"¿Que te hizo cambiar de opinión?"—Ciertamente no consideraba eso como un abuso ¿Que tenía de malo aprovechar las ventajas que la vida le había dado?
El mayor se acercó al oído para susurrarle—Querer escucharte gemir.—Las mejillas del otro joven se encendieron a un tono carmesí.
—¿Eso es todo?
—Soy un hombre con gustos simples.—Beso a su amante.
Luego de Yoongui vendiera su casa, compró un departamento más cerca de la ciudad y al poco tiempo Jimin se fue a vivir con él. Jungkook aprovechó esto para pasar mucho más tiempo con Taehyung, hasta prácticamente instalarse en su casa.
Mientras tanto el leopardo estaba eternamente agradecido por el regalo que la vida le había dado.Incluso en la universidad estaba obteniendo sobresalientes, aunque lamentablemente no era lo mismo para el ciervo. Sus constantes inasistencias a la clase de danza, aunque justificadas por su lesión, habían provocado su deceso en esa materia.
—Iré a hablar con ellos, no es justo —A Jimin se dificultaba hablar con personas mas adultas, aunque no tenía problemas en acomodarle de vez en cuando la mandíbula a sus pares.
El leopardo creía que lo menos que podía hacer por él era tratar de convencerlos,a pesar de que la diplomacia no era precisamente una de sus virtudes.
—Te meteras en problemas también, la volveré intentar el próximo año.
—Dañaras el historial de tus calificaciones.
Se encaminó decidido, adentrándose al alejado edificio blanco. El menor estaba unos cuantos metros detrás tratando de seguir sus pasos rápidos.
Abrió la pesada puerta de un golpe, estaba tan enfocado en su objetivo que se le habían olvidado por completo los modales de tocar antes de entrar.

—¡Ahhh! sí más fuerte ~
—...Disculpen.—Cerró la puerta tan pronto como la abrió. El decano de la facultad estaba en una situación muy comprometedora con el profesor de historia del arte arriba del escritorio, deseaba borrar aquella imagen de su mente, pero algo le decía que esta no iba deshacerse por mucho tiempo.
—¿Que paso?—Estaba a punto de imitar la acción del mayor pero este le detuvo.
—Emm están en una reunión importante.—No era una mentira, precisamente.—Vendremos…más tarde.—Lo tomó por los hombros y lo giró en dirección de la salida.
Tuvieron que esperar en la cafetería mientras desayunaban.
—Ayer un coleccionista hizo una oferta por tu retrato.—La facultad había organizado una exposición. La mayoría de sus obras no podían ser expuestas al público general así que había seleccionado aquellas que el menor solo mostraba su rostro
—¿Encerio?¿De cuanto?
—No lo se, la rechace antes de escuchar la cifra.—Bebió un sorbo de su cafe.
—¡¿Qué?!
—Seré sincero contigo, jamás pensé en vender esos cuadros, no me agrada la idea que alguien mas te tenga encima de su sofá.
—Que idiota. Pasaste dias pintandolos ¿y ahora no los quieres vender?, que desperdicio de tiempo y materiales.—Estaba molesto porque quizá el mayor había perdido una gran oportunidad para consagrarse como todo un artista.
—Tengo todos los materiales que necesito y no considero ninguna pérdida de tiempo el pintarte. Pero si crees que esa fue la única oferta que recibí ese día, estás equivocado.
—¿Vendiste un cuadro?.—El mayor le sonrió de lado, su mirada egocéntrica lo decía todo.—¡Ahh, que bien!—Se levantó de su asiento para poder abrazarlo. Estaba a punto de besarle cuando el sonido de que alguien carraspera la garganta detrás suyo hizo que se separara del mayor.—Decano.—A su lado estaba el profesor Kim Namjoon.
—Tu ven conmigo.—Se refirió a Jimin luego le dedicó una mirada asesina al leopardo y se retiraron, dejando a los otros dos hombres solos en el lugar.
—Supongo que pudieron arreglar sus diferencias.—El profesor había tomado el lugar donde Jimin estaba sentado hace solo unos segundos.
—Si, yo…
—No lo menciones. Este también es mi primer año aquí y no quiero tener que irme apenas llegar.
—No lo haré entonces.—No tenía intenciones de extorsionarlos, pero siempre estaba bien tener algo a su favor con lo que negociar.
Pudieron hablar por un largo tiempo hasta que los otros dos regresaron.
—¡Aceptaron darme una semana para ensayar y preparar una coreografía!.—Quizá si se esforzaba lo suficiente aún podía conseguir un papel en la obra,  además de una buena calificación.

Wild city (TXT Y BTS, Solo Bl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora