Capítulo 32 Beneficios y secuelas

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La doctora suturabá las heridas que su hermano le había provocado, ciertamente no eran muy grandes pero, eran lo suficientemente profundas, por lo que lo requerían.
Dos hombres afuera de la sala esperaban impacientes, la médica a por su parte no había logrado apartarlos del paciente, y lo máximo a que pudo llegar a negociar con ellos es que esta no cerraría la puerta si se mantenían calmados.
Hace tan solo unos minutos atrás Taehyun había sido suturado y no era como si no estuviera familiarizado con el proceso, cuando estaba en la armada  parte del equipo que debían cargar era un preciado botiquín médico, que incluía además de vendajes y desinfectantes, un pequeño kit de sutura, que en caso de emergencia podía llegar hacer muy útil. Pero una cosa era ver a un compañero de armas siendo atravesado repetidas veces por el filo de una aguja y otra era ver a un ser amado.
Cuando este hizo una pequeña mueca de dolor, se paró de su asiento y su compañero tuvo la gentileza de tomarle del brazo para devolverlo a la realidad.
—Esa fue la última.—Le  sonrió amablemente la mujer de bata blanca.
—¿Cree que las cicatrices se me verán sexys?—Bromeó con coquetearle a la mujer, su intención no era poner incómoda a la dama, más bien quería era descomprimir toda la tensión que se había generado en el momento, pero que los espectadores se pusieran celosos terminó siendo daño colateral. Ambos molestos, se levantaron de su asiento y lo arrastraron hacia afuera de la sala. No sin antes dedicarle un fría mirada a la médica que tan solo hacía su trabajo.
—Eres un pervertido— El mayor le sostenía del cuello de la parte posterior de su camisa obligando a caminar.
—Ninguno de los dos conocen lo que es el humor—Habló con un tono de decepción.
—Ni tu vergüenza.— Dijeron al unísono.
Lo escoltaron al vehículo y lo trasladaron al que sería su nuevo hogar, como siempre el joven se quedó dormido durante el trayecto, el lugar quedaba a una ciudad de distancia,unas aproximadamente tres horas de viaje. Se trataba de un barrio privado, el cual estaba fuertemente vigilado las veinticuatro horas del día, por obvias razones.
Llegaron cuando la luz de alba comenzaba a iluminar la ciudad, había sido una noche llena de altibajos y los mayores apenas tendrían unas horas para descansar, pues el deber los llamaba. Mientras tanto, Beomgyu  ni siquiera se despertó cuando descendieron del auto.
Ya habría más tiempo para hacerle un tour en su nuevo hogar, pensaron los dos.
Cuando el menor por fin abrió sus ojos, el reloj pisaba las cinco de la tarde y los dos hombres ya se habían ido. Unas llaves doradas y un sobre con su nombre sobre la mesa de luz, captaron su atención.

"Beomgyu lamentamos no poder estar en este momento contigo, asegúrate de alimentarte bien y no solo comer lo que te guste, el almuerzo ya está preparado y solo tienes que calentarlo, tus llaves serán esas, así que cuidalas"
                                                                                     Con amor Yeonjun (y Taehyun)
                                                                                                                                                                                             PD :Taehyun le cuesta decir que te ama por que le apena escribirlo
PD2:Abrigate, hace frío.

—¿Por qué me tratan como a un niño? ya soy un adulto…Creo.—Recordó a su hermano diciéndole que su edad mental no  pasaba de los siete años.—Cállate, ni siquiera estás aquí y aún así sigues sermoneandome.
Descubrió que la casa era innecesariamente grande, claro que no sería la única persona allí, pero dado el hecho que la mayoría del tiempo estaría solo, sentía una increíble sensación de vacío. Desde los sillones hasta los muebles de la habitación todo parecía recién comprado o nunca haberse usado. Pensó por un momento en buscar a Kai, era probablemente un residente del barrio pero luego que comiera se hicieron pasadas las seis de la tarde y desistió de esa idea. Se sintió extraño, estar en esa casa era como entrar a una cristalería, tenía miedo de romper o manchar alguna sin quererlo. En la sala había un enorme televisor y su mochila con sus cosas desentonaba en el perchero de la entrada,era algo vieja y un poco sucia, contrastando con el ambiente lujoso. Pese a esto, revisó que no le faltara nada, algunas costumbres eran difícil de perderlas sin importar el lugar, dentro de uno de los bolsillos encontró una tarjeta negra que le pertenecía y con una pequeña nota.
~Úsala de manera responsable. —El nombre del  propietario estaba inscripto en ella, era de Taehyun, el tipo se la daba de hombre duro pero también tenía un lado tierno.
No tenía mucho que hacer dentro de ese lugar, no había una computadora ni juegos, y descubrió que al parecer los periódicos de papel aún se entregaban.
—¿Se solicita vendedor de helados?—Ahora que técnicamente había quedado desempleado, la propuesta le parecía ser una muy buena, pero no precisamente por las razones correctas, trabajar vendiendo helados significaba para él “helado gratis”.Tomo el anuncio y lo guardo,el día de la entrevista sería la mañana siguiente.
La ansiedad comenzó a ser estragos en él, su mirada se quedó prendida a la entrada, con la esperanza que alguno de los dos regresará. Si cerraba sus ojos su mente le traía a flote los recuerdos de aquel sótano, él había tenido suerte de salir de allí con vida, pero estaba claro que en aquel lugar otros tantos no corrieron con la misma. Ell miedo que le produjo aquel hombre podía provocar escalofríos en su espalda.
El ruido de la puerta sacudiéndose lo sacó de sus pensamientos, alguien trataba de entrar por la fuerza. Corrió hacia la cocina y tomó el primer cuchillo que estaba cerca. La perilla de la puerta girándose la mantuvo en estado alerta. Cuando había recogido el periódico se le había olvidado cerrarla con su llave, se maldijo innumerables veces por aquel descuido que podiere costarle la vida.
Se mantuvo tan firme que las piernas se le entumecieron por la rigidez de la pose, hasta que la figura detrás de la puerta se adentro en la sala, su mirada se encontró con la del intruso quién quedó atónito al ver que el joven cargaba un cuchillo en sus manos.
—¿Beomgyu?.
Era Taegyun, el joven soltó el arma y corrió a abrazarlo. Podía literalmente oler todo el miedo que emanaba. Acarició su cabello para tratar de reconfortarlo pero este se negaba a despegarse entre sollozos.
—Lo siento, no quería asustarte—Al meter la llave y no poder girarla se frustró tanto que pateó la puerta, creyendo que la cerradura se había quedado atascada hasta que comprobó que simplemente estaba abierta.—Creí que a estas horas ya estarías dormido.
Beomgyu negó con su cabeza apoyada sobre su hombro. — Quería esperarlos. Hice la cena, pero se enfrió.— dijo tristemente.
—Iré a calentarla,  ve arriba la llevaré cuando esté lista.—No quería desperdiciar el esfuerzo del menor. Y tampoco creía que este debía de estar de pie, aún necesitaba reposo para sanar sus heridas.
Llegó con una bandeja llena de comida a la habitación. Y la puso sobre la cama, antiguamente jamás siquiera hubiera pensado en hacer algo similar, por miedo a que las sábanas llegasen a ensuciarse, y sin embargo ahora, solo quería disfrutar de ese cálido momento.
—¿Quieres?— este le extendió un bocado con los palillos.
— Si—Antes que pudiera tomarlo con su boca se lo quitó y comenzó a reírse de él. —¿Así que quieres jugar?— Movió la bandeja hacia un lado y se subió encima de este, acorralando su cuerpo contra el espaldar de la cama. Quería hacerle tantas cosas, pero solo junto sus frentes y luego le beso, chasqueó su lengua recordando que  le había prometido a Yeonjun que no haría ningún movimiento en su ausencia, y se consideraba así mismo como un hombre de palabra y leal a sus ideales, así que tenía que retener esos impulsos, pero parecía que su cerebro tenía cierto olvido selectivo cuando tenía al joven en frente suyo.
Finalmente durmió abrazado al menor ya que éste le amenazó con adentrarse a su cuarto en cuando estuviera dormido de igual manera. Conociéndole probablemente lo haría y si eso le ayudaba a relajarse de cierta forma lo dejaría hacerlo tanto como le fuera suficiente.
El ruido de la alarma los despertó, Beomgyu miró aquel aparato como el peor invento de la humanidad, sus ganas de lanzarlo contra la ventana solo incrementaron cuando su sonido produjo que su compañero se saliese de la cama, despojándolo de sus cómodos brazos. Molesto cubrió su cara con la cobija, haciendo de sí mismo una bola debajo de ella.
Taehyun intentaba no reírse para no caer en la trampa de la manipulación del menor, pero le era casi imposible.
—Tienes dos opciones. O te quedas aquí haciendo de la cama un nido de odio, o bajas y te hago el desayuno antes de que me vaya al trabajo.—El  menor descubrió solo un poco la cara para mirarle.
—¿Puedo elegirlo?—Había algo con lo que soñaba con comer desde que era un niño, por verlo en tantas películas.
El ex militar rodó sus ojos y luego los cerró asintiendo a su petición.
—Quiero una torre de hot cakes.—Dijo sonriendo
—Está bien.—Probablemente era uno más de sus caprichos y no conseguiría ni siquiera terminarsela, pero qué más daba si eso le hacía feliz.
Peinó un poco su cabello y bajó a preparar el desayuno más grande de su vida, incluso exprimió un par de naranjas para que bebiese algo mientras llenaba su boca con la masa de los hotcakes.
—Toma—Le dio al menor un papel con una dirección de la casa Kai.—Ayer olvide de dartela, este lugar es seguro pero es mejor que no salgas de noche.
—Gracias.—La guardó en su bolsillo—¿Que paso con el auto?—Por el incidente ocurrido no tuvieron tiempo de regresar y repararlo.
—Yeonjun ya se encargó de eso. Por suerte la propietaria todavía no lo había reportado como un robo, así que no hubo mayores problemas.
—Lo siento, ahora estoy en deuda con ustedes.—Bajó su cabeza.
—Al contrario, nosotros estamos  en deuda contigo. Te utilizamos y saliste herido y por si fuera poco ahora tienes marcas en tu cuerpo que ni el tiempo podrá borrar.
—Ya no me duelen.— Llevó su mano hacia su cuello.—Es raro, no me siento diferente a como era antes.
—Esta bien, la mordida actúa de forma diferente en cada persona.—Acaricio su rostro y se dispuso a tomar su chaqueta para irce.—Ya me voy, cuidate.
“Devuelta a la soledad”, pensó al ver al mayor cruzar por el umbral de la puerta.

Wild city (TXT Y BTS, Solo Bl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora