Las giras I.

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Lucía.

-No puede ser que nunca quieras salir conmigo a caminar, Joaquín. Quiero que recorramos juntos las ciudades que visitamos.

-Sabés que llego cansado de los vuelos, Gachi.

-Si no hacés nada.

-¿Disculpa?

-Que si por lo menos te quedaras acá para organizar la habitación, sería genial, pero todo lo que hacés es mirar alguno de tus partiditos que bastante cansada me tienen.

-No empieces de nuevo, Lucía. Nisiquiera te dejo sola, vas con todo el equipo. Yo quiero sentarme en ese sillón que se ve bastante cómodo, tomar algo y ver la tv tranquilo. Luego vos ordenas el equipaje como siempre, no sé porque tanto lío.

Bufé y lo miré extremadamente mal. -Haré de cuenta como que no escuché eso. Nos vemos más tarde.

-Entendeme, hermosa -Me tomó por las manos. -Siempre Juntos está siendo una gira pesada y de mucho trabajo. Te amo, amor.

-Está bien. -Traté de calmarme. -Volveré a come, por favor pedí el room service para la cena. Tampoco quiero dejarte solito por tantas horas.

Pasé toda la tarde con los músicos, que más que eso, son amigos, son familia. Recorrimos la hermosa ciudad de San Diego.
E incluso con uno de los bailarines, Facundo, imitamos una famosa foto con un gran significado.

La subiré luego, me preocupa más lo que piensen mis seguidores que Joaquín. Dudo que le moleste esto, siendo que sabe sobre la orientación sexual de Facu.

Deje que ellos siguieran con su paseo. Yo me fui de vuelta al hotel porque había prometido llegar a comer. Vinieron por mi y enseguida estaba en aquel precioso hotel.

Subí a nuestra suite doble y hablé desde la entrada.

-Hola mi amor, compré unas cositas para nuestra heladera de Buenos Aires, para la colección de imanes.

No escuché respuesta, me fui adentrando más hacia el living de aquella suite.

Me apoyé en el marco de la puerta. -Te estoy hablando, Joaquín.

-Ah.. cariño, lo siento, estaba terminando el primer tiempo

Rodé los ojos. -Pensé que ya había terminado.

-Empezó otro partido, amor. Están jugando por la libertadores

Dejé de escuchar lo que el hombre me explicaba, y me centré en la habitación. Tal como imaginaba, no había ni sacado un bóxer de esa maleta, nisiquiera pidió el room service que le dije.

Lo interrumpí.

-Dejé a los chicos por vos, te dije que pidieras el servicio a la suite para comer juntos. ¿Y qué haces? Nada, como siempre.

-Aghh, Graciela por favor, no sigas, basta. Bastante estresado estoy con los partidos de hoy.

-No prestas atención a lo que te digo Joaquín. -Tiré la bolsa que tenía en la mano y empecé a acomodar la ropa. -Me hartas.

-Vos a mi, Lucía. Bastantes cosas te he aguantado en el último tiempo.

-Y yo no solo el último tiempo, sino que toda la vida.

Después de esa mini discusión hubo un silencio larguísimo.

Me puse a ordenar el closet, no habíamos traído demasiada ropa. Aunque estaba enojada, me puse a ordenar toda la ropa de este hombre, como siempre que llegamos a un hotel.

Habré tardado al rededor de una hora, cuando terminé de acomodar todo a la perfección. La voz varonil interrumpió mis pensamientos.

-Me iré a bañar para que terminemos de arreglar algunos contratos con algunos productores. Luego te llevaré a comer a un hermoso lugar. -Me dio un beso en la nariz y solo sonreí. No quería discutir.

Pimpinela One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora