Lucía.
Hace unos días acababamos de comenzar un nuevo tour. Es uno muy especial y sobre todo después de la noticia que acababan de darme hace un par de meses en Madrid.
Ya estaba en ese camarin de Guadalajara preparándome.
—Mi amor en 15 salimos —Dice una voz masculina sorprendiéndome derepente.
—Joaquín, ¿Qué hacés acá? ¿Ya estás listo? Después no quiero que andes atrasado por venir a verme.
—¿Te molesta que venga a ver a mi mujer?
—Me molesta que luego por andarte arreglando tanto demores en salir a escena. Pero me encanta que vengas a verme.
—Ya estoy listo preciosa, aprendí a arreglarme con tiempo para que no te enojes. —Respondió mirandome a través del espejo.
—Bueno yo me pongo el saco y ya estoy también. ¿Viniste para algo en especial? —Pregunté dándome vuelta, con un tono de voz sugerente.
Aunque noté la picardía en su mirada y esa clásica sonrisa de seductor que lo caracteriza, decidió llevar la conversación por otro lado.
Se agachó hasta quedar a mi altura y me tomó ambas manos.—Venía a preguntarte como te sentías. Sé que estos meses no fueron fáciles, pero quiero saber cómo estás.
No pude evitar sentirme un poco incómoda por su pregunta, sabía perfectamente a lo que se refería pero no me gustaba hablar de eso y menos que sintieran lastima por mí.
Por instinto, me solté de su agarre y volví a quedar con los ojos frente al espejo.
—Quiero que por cualquier cosa que necesites me hables, me lo hagas saber y me digas cómo puedo ayudarte, porque la verdad esto no está haciendo fácil para ninguno de los dos y hoy más que nunca quiero acompañarte.
—Joaquín, te agradezco por preocuparte por mí, pero me molesta que me trates como una enferma terminal. Aún me están haciendo estudios y no hay nada de que alarmarse, así que te pido que por favor no sientas lástima por mí.
—No es lástima Lucía, es preocupación genuina. Sos la persona que más amo en el mundo y es inevitable que no me sienta alarmado de alguna manera, no sé porque te lo tomas a mal.
—Dejemos el tema aquí. —Me paré, me puse frente a él y le acomodé el cuello de la camisa que siempre se lo deja mal. —No peleemos. Te prometo que cuando necesite llorar voy a recurrir a tus brazos, ahora disfrutemos el momento y vivamoslo como si fuera el último juntos.
—Te amo siempre. —Puso sus manos sobre mi cintura y me dejó un tierno beso sobre los labios.
Nos interrumpió un golpe en la puerta. Era el encargado de avisarnos cuanto faltaba para salir a escena.
Ahora sí, Joaquín me miró con lujuria pura e hizo una pregunta. —¿Un rapidin?
—Ah nono, tengo que descansar...
—Cuando te conviene. Vas a cobrar luego del show.
—Encantada, señor Galán.
Ya estabamos listos para salir a cantar y dar lo mejor de nosotros.
Fue un show completamente emocionante. Público de todas las edades, mujeres gritando y cantando de la mejor manera. No hay mejor curita al alma que esto.
Estuve cómoda durante todo el recital, hasta que tuve sensaciones por dentro cuando las chicas del público empezaron a pedir que Joaquín diera una vueltita.
En otro momento, me hubiera sentido celosa y hasta incluso enojada. Ahora, pienso que la vida es hoy y hay que vivirla plenamente.
En este instante no está en mis planes gastar energía en situaciones que no lo merecen. Es por eso que decidí tomármelo con humor. Sabía perfectamente que Joaquín era y es solo mío.
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Pimpinela One Shots
DiversosHistorias cortas de Pimpinela, inspiradas en sus entrevistas, shows y demás. Todas las historias serán de un capitulo, aunque tal vez haya alguna excepción.