Amores Pasiones

328 29 22
                                    

Lucía.

11 de octubre de 1998.

La confusión está invadiendo mi mente desde hace algunas semanas.

Somos hermanos y perdimos la cordura durante el viaje de nuestra última gira. 

La distancia, los kilómetros, los tours, el estar solos durante tanto tiempo, ha hecho que nos viéramos de otra manera, que ese vínculo fraternal se nos olvidara por un momento, y que el límite que teníamos de contacto físico se rompiera.

Flashback.

La gira por Estados Unidos para presentar nuestro último disco "Marido y Mujer" está a unos pocos días de empezar.

La ciudad donde daremos inicio es Nueva York, y hemos llegado tres días antes de la primera fecha.

En los hoteles ya no nos ofrecen la suite presidencial, pero nos dan las suites dobles. Es decir, una habitación grande, con dos habitaciones dentro, cada una con su respectivo baño y jacuzzi, pero con un living conjunto.

—Gachi, mañana durante la noche tendremos una conferencia de prensa en el hall del hotel. —Habló Joaquín cuando dejamos nuestro equipaje.

—Bueno. Ahora iré a tomar un jugo y luego me voy a dormir. Estoy muerta.

—Sí, hermana. Te va hacer bien descansar, la gira por este país será larguísima.

—Dos meses y medio es bastante. Pero no me quejo, ya habíamos estado mucho tiempo en Buenos Aires cerca de todos, sin un momento de hermanos. —Reí. —Te extrañé.

—Ese viaje que hiciste a Europa fue muy largo, te extrañé también. —Se acercó a mí, y me acarició ambos brazos.

Sentí que una corriente de electricidad invadió mi cuerpo.

Quise alejarme muy rápido, y él lo notó, así que de inmediato me tomó por el brazo y lo miré desconcertada.

—¿Dije algo malo, Lucía?

—Nada.. Estoy cansada, Joaquín. Iré a mi habitación.

—¿Estás cansada o estás triste?

Me solté de su agarre y me puse frente a él, mirándolo fijamente. —¿Y por qué debería estar triste?

—Sos tan transparente —Agarró mis manos e hizo que nos sentaramos juntos en el sillón. —Te conozco como la palma de mi mano, tus ojos hablan por sí solos, y sé que algo te pasa.

—Puede ser que a veces te confundas. No me pasa nada.

—¿Y por qué tus ojos están cristalizados, cariño? —Corrió un mechón y lo puso detrás de mí oreja.

—Joaquín.. —Dije en un suspiro. —No.. no me pasa nada —Hablé con la voz quebrada.

—No te reprimas, llorá si eso es lo que necesitás, Lu. Desde tu regreso de Europa estás así, distante, rara, triste.

—Estuve pensando cosas.. Cosas que me perturban y que se me están saliendo de control.

—Qué casualidad. ¿No seremos siameses? Porque a mi me está pasando lo mismo.

—Pero estoy hablando de algo serio, no seas tonto de hacer chistes cuando cuento algo así.

—Yo te hablo serio tambien. No es mentira que me pasa igual. Hace mucho, hay cosas que me perturban y que no puedo comentar con nadie.

Bajé la cabeza. —Seguro eso que te perturba es más fácil de explicar que lo mío. Yo.. yo no tengo solución.

—¿El amor es amor sin importar nada?

Pimpinela One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora