Lucía.
Pensé que Alberto Hazán era el amor de mi vida, pensé que estaría casada para toda la vida, pensé que era el hombre ideal, el hombre perfecto, pero todo eso fue solo una ilusión y un pensamiento que se fue desmoronando desde el primer día.
La noche de bodas es la situación perfecta para empezar a contar mi trágica vida de casada
Flashback.
—Alberto, no te preocupes, no pasa nada —Le dije luego de su incapacidad para hacer el amor.
—Nunca antes me había pasado esto —Respondió avergonzado mirando su miembro.
—Lo sé, amor. Si ya estoy esperando un hijo tuyo, sé que sos capaz de todo. —Traté de sonar comprensiva.
—Ay no te me hagas, Graciela. Si no puedo corresponderte es nada más y nada menos que por tu culpa. Soy un hombre con todas las letras, no tengo porque probarte nada. —Se subió el bóxer enseguida.
Lo miré completamente desconcertada. No era el Alberto que conocía.
—No es mi culpa, pero si te hace feliz pensar eso, está bien. —Me tapé con las sábanas y me di vuelta.
—Háblame bien, porque me voy a olvidar que estás embarazada.
Fin del flashback.
Me acuerdo que en ese momento no le tomé importancia, pero era la primera bandera roja que me estaba mostrando. Y como tonta decidí hacer como si nada pasara.
El hombre nunca llegó a golpearme. ¿Pero por qué debería estar agradecida por eso? Se supone que es lo básico de un ser humano.
Él se mandaba una cagada, y la responsable era yo, me echaba la culpa de todo. Y cuando digo todo, es literalmente todo.
Flashback.
—Hoy mandaste a Rocío al jardín con pijama, Alberto.
—Y yo que sé cuál es el pijama y cuál no, mujer.
—Es tu hija, deberías saberlo.
—Bueno, si no me dejas la ropa seleccionada no puedo saber como debe ir vestida. Además, es tu responsabilidad como madre, pero si no estuvieras tanto tiempo con Joaquín y con tu dúo, seguramente tendrías tiempo de tus verdaderas responsabilidades.
Fin del flashback.
Los primeros dos años de casados, siempre había tirado indirectas en cuanto al dúo, pero esa era la primer vez que lo decía tal cual. La primera de infinitas.
El resto de ese año fue todo críticas y reproches acerca de mi trabajo.
Mi límite y cuando dije basta fue cuando me puso ese ultimatum tan absurdo y delirante; Preguntarme si elegía cantar con mi hermano o mi vida al lado suyo.
¿Él de verdad pensó que yo iba a dejarlo todo por esa farsa de matrimonio que estábamos viviendo?
Al principio dije que sí, que lo dejaba a Joaquín, pero fue porque me presionó, porque me sentía entre la espada y la pared. Pero por suerte, entre Joaquín y mi mamá me hicieron entrar en razón y tomar la mejor decisión: divorciarme de Alberto.
Por suerte el hombre aceptó el divorcio y los papeles salieron bastante rápido.
Lloré durante algún tiempo, pero después encontré el verdadero amor. Este sí era mi verdadero amor.
Flashback
2000—Gracias por permitir que te ame, y gracias por amarme, Gachi.

ESTÁS LEYENDO
Pimpinela One Shots
De TodoHistorias cortas de Pimpinela, inspiradas en sus entrevistas, shows y demás. Todas las historias serán de un capitulo, aunque tal vez haya alguna excepción.